PUEDE verse estos días en Madrid (Museo Abc, en la calle Amaniel) una exposición del caricaturista Francisco Sancha. Pasarán muchos años hasta que puedan verse de nuevo tantas obras suyas reunidas. Acompaña a la exposición un catálogo espléndido por todo, fondo y forma. El primero, un estudio biográfico exhaustivo de Sancha, se debe a Felipe Hernández Cava, quien más y mejor conoce el mundo de la ilustración española (su exposición y estudio de La Codorniz se recordarán durante años), y la segunda, a Alfonso Meléndez, que vuelve a darnos otro de sus dechados plagado de sutilezas tipográficas.
Retrató Sancha como nadie los arrabales de Madrid y sus tipos populares sin cargar nunca las tintas, que es la tentación en la que suelen caer los caricaturistas y satíricos. Bien al contrario, hay en él un humor sutil, que parece redimir la realidad sólo con la sonrisa. Y claro, nos enseña a descubrir esos rostros que pueden parecernos excesivos, pero que siguen junto a nosotros. O sea, que como todo creador, nos enseña a mirar y compartir sin llegar a juzgar.
Mañana más.
Sancha, Trianerías, 1925 |
Parecerá que lo que voy a comentar tiene poco que ver con esta entrada de Trapiello, pero ver esa España negra que F. Sancha plasma en su aguada creo que me da pie a ello.
RépondreSupprimerY es que acabo de ver en "La Cinco" a un tal Arcadi hacer las veces de abogado defensor de la bravía alcaldesa de Alicante, la honorable Susana Castedo, desgañitándose -con una vehemencia justiciera que ya quisieran otros poder exhibir- en una defensa numantina del sagrado "derecho a la presunción de inocencia". Es decir: si a uno se le descubre hincándole la faca en la barriga a un prójimo absténgase de condenas temerarias y precipitadas, que, a lo mejor, en un juicio imparcial dentro de diez o doce años, resulta que fue el que ahora fiambre el que se precipitó sobre la hoja de la navaja y el matarife pasaba por allí.
Hombres como este Arcadi hacen a la sociedad indecisa un bien impagable: cuando tenga dudas sobre un asunto de difícil interpretación, o simplemente no vea claro a quienes ha de votar en unas eventuales elecciones, hombres como este facilitan la elección, basta con salir corriendo en dirección contraria a la que nos señala persona tan clarividente y tan desinteresada. Un ejemplo que NO hay que seguir. La España negra, claro. En Armani, pero negrísima. Yo le pondría bola negra en mi club.
Trianerías me recuerda otra procesión tenebrosa: la solanesca que aparece en la portada de la primera edición de La España negra, 1920, reproducida en el interior de la cuidada y prologada por Andres Trapiello para La Veleta, 2000.
RépondreSupprimerYo también he recordado inmediatamente a Solana: la sombra de su talento mucho más alargada que la del ciprés. Por cierto, si la exposición es muy interesante, no deja de ser menos recomendable echarle un largo vistazo al edificio que la contiene. A veces los cipreses no nos dejan ver el bosque.
SupprimerY si Sancha fue un fiel testigo de su tiempo es muy grata noticia saber que Colita ha recibido por fin el merecido reconocimiento a su capacidad para retratar el nuestro.
¿Quién es Colita, Cancio?
SupprimerFotógrafa de la gauche
Supprimerhttp://cultura.elpais.com/cultura/2014/11/06/actualidad/1415296963_469122.html
Gracias.
SupprimerCon capirotes
RépondreSupprimerestilo Santo Oficio
o Ku Klux Klan.
Para el caricaturista no hay calle en la ciudad de Picasso. Pero una avenida, un barrio y el monte entero (Monte Sancha, altas vistas al mar) llevan su apellido gracias a coincidir con el del ingeniero y constructor José María de Sancha, fundador en 1885 de la sociedad “Sancha, Junguito y Compañía”, urbanizadora del este residencial de Málaga.
RépondreSupprimerque era su padre, el tal ingeniero...
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