Se viene anunciando que
el gobierno catalán guarda en gaveta segura la ley que desconectará en breve a
Cataluña del resto de España. Es la confirmación de que se puede amasar un golpe
de Estado sin riesgo para los conspiradores. En España ya está todo preparado para que se enamoren los sacerdotes
es una revista surrealista que dirigió Herrera Petere en 1931. En Cataluña ya está todo preparado para que
se independice el 3% , podría parafrasearse, y si la democracia española,
incipiente entonces, encarcelaba a los golpistas de la Operación Galaxia y del
23F, esta nuestra, ya madura, ¿no podrá acaso dejar libres, delinquiendo, a los
que atentan contra el Estado en el Parlament?
Es opinión extendidísima
que el PP ha fabricado en estos últimos cinco años cientos de miles de
independentistas en Cataluña. El caso es que Aznar gobernó ocho años y el
número de independentistas era parecido al que había con Felipe González, y en
estos últimos cinco años en el País Vasco no ha aumentado y en Cataluña está
incluso bajando. Esto debiera llevarnos a considerar, siquiera como hipótesis,
que los independistas han crecido en Cataluña por otras razones.
Algunas de ellas se
enumeraban en un escrito anterior (“La martingala”, El País, 3 de marzo de 2017), que se abrocha con este de hoy. 1: los
independentistas han crecido porque los diferentes gobiernos autonómicos
catalanes llevan treinta años trabajando de una manera tenaz en ello, a menudo
despreciando o conculcando los derechos constitucionales en lengua, educación y
propaganda y olvidando de una manera insolidaria y codiciosa el origen
histórico de su prosperidad económica; 2: si no se ha corregido o erradicado
ese desprecio ha sido por la política interesada de los gobiernos centrales,
socialistas y populares, que se lo han pagado con el mantenimiento de cupos,
privilegios fiscales y tratos preferenciales, fuentes de una desigualdad secular
entre españoles, y 3: la sociedad en su conjunto (políticos, empresarios,
intelectuales, jueces, gente común), ha creído de manera pusilánime que todo
acabaría arreglándose de una manera ordenada y gradual. A estas, se ha añadido
alguna otra, como la de que los delitos de corrupción y prevaricación de los
que están siendo acusados judicialmente, ha lanzando a algunos de sus eximios
dirigentes hacia la independencia que les libre de la cárcel, del ridículo y del
ostracismo.
Una de las aportaciones
de Guerra y paz a la historiografía (al
preguntarse Tolstoi por qué Napoléon había sido derrotado en Rusia) fue afirmar
que nunca hay una sola causa, sino un conjunto de ellas. Las del auge del
secesionismo en Cataluña son, pues, esas y otras menudas, con frecuencia poéticas:
el presidente Puigdemont ha vaticinado que la “remontada histórica” del Barça
frente a no sé qué equipo será la que se repita en Cataluña, presentando de ese
modo como rival a una España de la que forman parte él y otros seis millones de
catalanes, dos tercios de los cuales no son independentistas.
Pero de hecho ya ni
siquiera vale la pena referirnos a las causas, y sí, por el contrario, a lo que
sucederá. El propio President ha echado mano de otra metáfora: vamos a ver al
hámster liberándose de la rueda. El oscurantismo favorece la magia, los
vaticinios, la poesía, y ahora le ha tocado la china a un hámster que tiene
mucho de marmota. La gente, cansada, se pregunta: “De acuerdo, ¿pero qué va a
suceder?”.
La mayoría, incluido el
hámster, responde: “Nada”. ¿Con qué fundamento se dice? Con fundamentos magos,
poéticos. Algunos, conocedores de la realidad, empiezan a pensar, no obstante, que
la poesía es frágil, y hablan, unos con timidez, otros con escepticismo, casi
todos haciéndose cruces, del artículo 155 de la Constitución Española.
Mencionar el artículo 155
es, hoy por hoy, mentar la bicha, por lo mismo que lo último de lo que quieren oír
hablar los poetas es de las leyes, por eso Platón los expulsa de la República.
Encuentran su aplicación una barbaridad, y advierten a continuación que el 155
tampoco resolvería nada, excepto para crear otros cientos de miles de
independentistas. De acuerdo, pero si el cumplimiento de la leyes reafirma y
multiplica el número de quienes las infringen, ¿para qué promulgarlas? “Volvería
a hacer lo mismo”, se jactaba Mas, al que acaban de condenar los tribunales y
sin salir de su bucle, y el Parlament (“no concedemos legitimidad al Tribunal
Constitucional para prohibirlas”), ha incluido partidas presupuestarias para
organizar un nuevo referéndum ilegal y responder de paso a la Fiscalía (que, al
parecer, no se había enterado) la famosa pregunta planiana “¿y esto quién lo paga?”. Pese a ello, los contrarios al 155 insisten:
“será peor”. ¿Peor para quién? En 1934, como es de sobra conocido, la República
(¡ni siquiera la monarquía!), encarceló al President Companys y a su gobierno
en 1934, tras proclamar el “Estado Catalán”, y los condenaría a treinta años de
cárcel e inhabilitación que el Frente Popular dejó sólo en unos pocos meses. La
interpretación de este hecho, y las causas por las que se produjo podrán ser
más o menos controvertidas, pero no que fue una sublevación contra un régimen
democrático, contra España y… contra Cataluña. Basta preguntar a algunos
independentistas sobre este hecho singular para saber la opinión que tienen la
mayoría de ellos de las leyes y de la democracia.
Recuerda uno algunos
artículos de Fernando Savater en este periódico sobre la ilegalización de la
Mesa Nacional de Hb. Los argumentos de quienes se oponían entonces a sus tesis,
llamándolo “crispador”, eran parecidos a los que oímos ahora: Eta sumirá al
País Vasco en un baño de sangre, el número de abertxales se duplicará, alejará
la solución del “conflicto vasco”, etc. En efecto, encarcelada la mayor parte
de la banda e ilegalizada Hb, fue el fin de Eta.
Como los poetas pueden
pensar a la vez una cosa y su contraria, los mismos que aseguran que no va a
suceder nada, temen que los acontecimientos, envueltos unos en otros, terminen
por enloquecer a la gente, convirtiendo a ciudadanos tranquilos en energúmenos.
¿No acaba de advertirnos el seráfico y católico Oriol Junqueras que lo que se
avecina podría no ser tan pacífico como ellos mismos habían garantizado? Por no
hablar de aquellos que en sus plegarias no se olvidan de pedir algún muerto
providencial en una barricada o, en su defecto, una foto de un guardia civil (¡ah,
si fuera además con un tricornio!) retirando una urna.
El secesionismo catalán y sus seguidores
entusiastas (“los tuvo Franco, El Oscuro, ¿no los van a tener Junqueras, Artur
Mas y Forcadell”, diría uno de esos personajes galdosianos), anuncian, sí, que ya está todo preparado… Esto le ha
recordado a uno aquello que decía Galdós (El
Grande Oriente): “Causa horror el ver que estas atrocidades se cometan;
pero causa más horror aún que se anuncien”. En la mayor impunidad y a la vista
de todos.
Publicado en El País el 8 de abril de 2017
A mí me causa también horror, y preocupación, encontrarme una primaveral mañana de sábado con que un señor tan serio, prudente y respetado como don Andrés Trapiello se enrede en semejante baile de cifras supuestas e inseguras. Que si seis millones, que si los 2/3, que si el 3%. Por favor, dejen de intentar justificar con cifras inventadas, lo que no pueden fundar en cifras reales, ya que ustedes mismos, usted mismo señor Trapiello, impiden que se conozcan mediante una sencilla consulta. Échenle valor, pregunten a los ciudadanos, y si se plantea un referéndum y ustedes están por el NO, sean inteligentes y convincentes, y gánenlo. Y si piensan que es ilegal, háganlo primero legal, que recursos no les faltan, o pregunten a toda España, como preconizan. Pero por favor, no mareen con invenciones ni planeen represalias contra dos millones, o tres, o cinco, de catalanes. Porque no se sabe cuántos. Gracias a ustedes, no se sabe.
RépondreSupprimerTiene razón: yo también quiero un referéndum legal en el que se me pregunte a mí y a todos los españoles sobre Cataluña. Y de acuerdo en esto, ¿qué nos impide estarlo en todo lo demás? Votan los ciudadanos, no los territorios. ¿Es tan difícil de comprender?
SupprimerAquí tiene otra incómoda invención: en este informe de la UE (http://cort.as/30n1) puede ver como Cataluña aparece, en el puesto 130, como la región más corrupta de España. Y aquí (http://cort.as/qmsM) un artículo del diario alemán "Die Welt", donde se habla del "profundo pantano de corrupción" que el independentismo intenta tapar. (De que un referéndum secesionista haya sido considerado igualmente ilegal en Alemania, Italia o USA, ya ni hablamos, para qué).
SupprimerY no se preocupe, que hay otros medios de saber cuántos catalanes apoyan la independencia; vea aquí (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2017/03/30/catalunya/1490865993_990961.html), o aquí (http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/independencia-distancia-punto-medio-enncuesta-ceo-5716756).
Es lo que se llama divorcio por mutuo acuerdo.
SupprimerEl problema catalán hunde sus raíces muchos años atrás, sin que esa supuesta mayoría contraria al secesionismo se manifieste con claridad. Más bien ha jugado constantemente con la ambigüedad, dejándose arrastrar por las promesas de mejora económica y entidad nacional recuperada con que los vienen seduciendo cuatro mercachifles y cinco horteras. ¿No habrá llegado ya el momento definitivo de que hablen con claridad y dejen de votar mayoritariamente a los partidos independentistas? Parece que va a llegar el lobo y los va a comer irremediablemente, pese a que lleva mucho tiempo anunciando sus mordiscos.
RépondreSupprimerEs que este asunto de ni sí ni no sino todo lo contrario nos tiene hartos a buena parte de los españoles y ya empezamos a sentir la tentación de abandonar a su suerte a las pobres víctimas que, según parece, renuncian a defenderse.
Pues adelante, señor Trapiello, que voten los ciudadanos, ya habrá visto que digo "pregunten a toda España". Pero vayamos con coherencia, por favor, y sin trampas, porque creo haberle leído que usted no tiene el menor interés en dicha consulta. Lo que sea, con tal de desbloquear, y preferiblemente sin que el desbloqueo consista en bombardear Barcelona como en 1714. ¿O quizás, como acaban de descubrir algunos diarios ingleses en el litigio de Gibraltar, todo vale para satisfacer "la vanidad de los españoles"?
RépondreSupprimerEs una obviedad que votan los ciudadanos y no los territorios. Menos obvio es decidir QUÉ ciudadanos, sin caer en petición de principio. En los asuntos de Francia, parece ser, no votan los riojanos.
Es verdad. Antes deseo que me pregunten ( y a todos los españoles) si tengo algún interés en responder nada que me pregunte un ncaionalista. Y no, no hay una sola ley que me obligue a responder preguntas de nacionalistas, solo porque estos quieran. Contra el vicio de pedir, etc.
SupprimerEsto es lo que nos pierde, señor Trapiello, esto es lo que nos aboca a una salida violenta. Esa mala fe de que "no hay una sola ley que me obligue." Y si se apuntase algún tímido camino hacia dicha ley, ya haríamos lo posible para que fracasase. Respuesta esclarecedora.
SupprimerDéjese usted de amenazas, tío jaque. Y menos aún, anónimas. Miren quién habla de "mala fe"...
SupprimerDavid Fdez.
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RépondreSupprimerEl selvático hace honor a su apellido. Otros lo escribirían con jota intercalada.
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