19 janvier 2020

Una entrevista en Joyce

¿Se ha dado cuenta de que el ser humano es el único animal capaz de ser artista?

No sé. Acaban de subastarse las últimas obras de Congo, el simpático chimpancé británico muerto en los años sesenta de quien ya compraron cuadros en su día Picasso y Miró.

 Además de su trabajo, ¿qué da sentido a su vida?

Cualquier cosa importante o insignificante que no destruya la intimidad.

¿Cuál es para usted el verdadero marcador del éxito?

No echarlo en falta.

 ¿A qué ha tenido que renunciar para lograr la excelencia?

La excelencia no quita nunca, da.

¿La creación es también un combate?

Al contrario, en la creación suele haber siempre algo fácil y feliz. Y en todo caso, no ponerse medallas.

¿Qué temas le preocupan de nuestra sociedad actual?

Que Europa deje de ser lo que le ha costado tanta sangre, un lugar ilustrado y en paz.

Reconozcamos que somos una especie frágil que necesita toda clase de artefactos y objetos para sobrevivir. ¿Cuáles son sus imprescindibles, sus favoritos?

Me apenaría no poder leer un libro ni oír música. 

En esta época tan dura y desorientada, ¿cuáles son para usted los placeres elementales y esenciales que le permiten conservar y acrecentar su vitalidad, su optimismo, sus ganas de vivir?

Leer, oír música, pasear solo por el campo o entre la gente en la ciudad, hablar con un amigo, estar con las personas que quieres…

Selfies, fotos… ¿por qué enseñar imágenes es más frecuente hoy que comer con los amigos? ¿Por qué no hablamos, no nos acercamos?

De acuerdo, pero gracias a las imágenes, el cine, las series, la tele, la soledad es menos triste hoy para millones de seres desdichados.

¿Cómo andan sus cinco sentidos? Hagamos un pequeño repaso. ¿Cuáles tiene más desarrollados y por qué? 

De viejos se atrofian o estropean todos, de modo que le prestamos más atención al sexto, al que llamamos experiencia, una especie de potenciador de los otros cinco. Pero para qué engañarnos, lo mejor de la juventud es precisamente tener los cinco como nuevos.

¿Es usted nómada o sedentario?

Cuando estoy sentado, trabajando, suelo estar lejos; y cuando ando lejos, sólo piensa uno en volver y estar sentado, trabajando.

 ¿Tiene usted una isla como Robinsón, una cueva como Platón, un jardín secreto, un refugio solo suyo?

Sí. Y como es solo mío, ¿para qué va uno a dar más detalles?

Si le enfrentásemos a un mapamundi, ¿dónde se posaría su dedo?

Exactamente donde estoy ahora.

¿Cuándo se hizo usted adulto?

El día que vi mi primer muerto. Era un niño de tres o cuatro años. Yo tenía cinco o seis. Él estaba en una caja blanca y lo habían vestido con un trajecito negro de viejo, con su corbata y todo.

¿Quiénes son sus enemigos íntimos?

En la intimidad no hay enemigos, todos van en la misma dirección.

Vamos a comprometernos: ¿cuáles son sus tres ‘síes’ y sus tres ‘noes’?

Síes: libertad, igualdad y fraternidad. Noes: cerrilismo (en cualquiera de sus dos manifestaciones: nacionalismo, populismo), pesimismo y resentimiento. 

Vivimos en una época de usar y tirar. ¿Es usted conservador, acumulador, ‘desperdiciador’?

De viejo se descubre el placer de la austeridad y se es conservador por naturaleza, sobre todo porque quiere uno conservar la vida

¿Era todo mejor antes?

Sólo cuando pensamos en las personas queridas que se han ido. En lo demás, mejor ahora. El presente es imbatible: permite además recordar el pasado y planear el futuro.

¿Cuáles son sus 7 maravillas del mundo y en el mundo?

Cualquiera que haga que nos sintamos inmortales, aun por un segundo. Y de esas hay, no 7, 7.000 cada día.

¿Cuál es su locura personal favorita?

Levantarme a las siete los domingos para ir a Rastro desde hace más de cuarenta años.

¿Se lleva bien con su sombra?

Bastante bien, sí, hablamos mucho. Pero no escucha.

¿Hasta dónde llegaría usted para tener éxito?

Ni a la esquina. Uno es más de rincón.

¿Cree usted que conseguiremos un futuro sereno para la humanidad?

Tenemos un presente bastante mejor que el presente de todos nuestros antepasados. El Ricardo III de Shakespeare hoy diría: «Mi reino por una aspirina».

¿Sabe usted perder?

Eso es como montar en bicicleta, no se olvida.

¿Y ganar?

Ganar lo hace cualquiera, por eso todo el mundo juega a la lotería. En ganar hay siempre algo plebeyo, qué se le va a hacer.

¿De qué no vale la pena hablar?

De lo que no se sabe, de lo que no hace falta y de lo que ya sabemos. 

¿Con quién o quiénes se toma usted sus distancias?

Con los que no se acercan.

¿Cree usted como Wolinski que la risa es el camino más corto entre dos seres?

Sí, y escama que Jesucristo llorara tres veces, y que no se riera nunca.

¿Tiene usted una asignatura pendiente?

Escribir algo que le guste a un niño.

¿Es usted militante o activista de algo?

No, pero si me llaman por una buena causa, voy, hablo, firmo. No sirve de nada, pero lo hago. Sirve de menos no hacerlo.

¿Corre usted riesgos alguna vez?

Al vivir a la intemperie no he tenido esa sensación. 

¿Lo bello está en crisis?

Nunca lo ha estado. Se salva siempre de manera providencial. Quizá porque es cosa de pocos.

¿Cómo se lleva con la inteligencia artificial?

Mucho mejor que con la imbecilidad natural.

¿Los fracasos enriquecen?

Los fracasos y los éxitos son como un perfume, el mismo nunca huele de la misma manera en dos personas. El fracaso a unos los ennoblece y a otros los envilece. Y lo mismo los éxitos.

¿Cuéntenos una pesadilla recurrente?

Que uno de los dos se muere antes que el otro.

A qué juego le gustaría jugar?

Al veo veo. Es lo que hacen los poetas, los vates: vaticinar, ver el futuro.

¿Qué le asombra actualmente?

Lo tontos y vanidosos que pueden llegar a ser algunos políticos (y políticas).

¿A usted la soledad cómo le gusta?

En invierno, con chimenea; y en verano, con luna llena.

Un encuentro determinante en su existencia… Con el pintor Ramón Gaya.

¿Qué sería usted si fuera…

Un perfume…  el de una pradera una mañanita de San Juan.

Un lugar… Las Viñas, en el campo extremeño.

Un detalle… La errática luciérnaga en una noche de verano de ese lugar.

Un sonido… El de los ociosos abejorros rondando.

Un objeto… El reloj de sol, con su inscripción: “Sólo marco las horas apacibles”.

    [Publicada en Joyce, enero de 2020]




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