4 avril 2016

La primavera, por ejemplo

CADA año me digo: no te olvides de escribir un artículo sobre la primavera, pero a veces se le va a uno el santo al cielo y cuando me acuerdo andamos metidos de lleno en el verano, y la primavera queda atrás, sepultada por la actualidad.

Está uno leyendo estos días el libro de Lorenzo Gomis La primavera no es noticia, recopilación de artículos, algunos espléndidos, aparecidos en La Vanguardia entre 1987 y 2005. Un título como ese, toda una declaración de principios, devuelve el periodismo a una tierra de nadie, es decir, de todos. “Para todos, para ninguno”, aseguraba Nietzsche escribir su filosofía. Lo que no se deje leer mañana, no vale la pena escribirlo hoy, y eso sirve tanto para la Ilíada como para una gacetilla de sucesos. Los artículos de Larra, Unamuno, Ortega, Azorín, Chaves Nogales, Gaziel, d’Ors, Pla, Cunqueiro se leyeron mucho en su tiempo y si no se leen ahora más es porque la gente anda distraída con otras cosas. ¿Se publican en los periódicos del día artículos parecidos a los de estos autores, ya clásicos? Por supuesto: ahí están los de Gomis, publicados como quien dice ayer mismo. Sólo hay que abrir el periódico por la página adecuada.

La primavera no es noticia. La de este año ha venido de golpe. Casi siempre lo hace, cuando queremos advertirlo la tenemos metida en casa. “La primavera ha venido, nadie sabe cómo ha sido”, dijo Machado (probando de paso que se puede hacer gran poesía, es decir, gran verdad, con un ripio). No hay primavera, por otro lado, que no sea “la gran deseada”. Esta, tras las últimas sediciones del invierno, inclementes y rigurosas, más aún que otros años. Todos los castaños de Indias se han llenado de brotes verdes, y todos los brotes de un trino jovial de carboneros, pardales, colorines. Los mendigos de la Plaza de las Salesas, la de mi barrio, se han despojado de sus abrigos y, sentados en un banco, toman el sol en la cara cerrando los párpados. A todos, con los años, se nos va poniendo cara de mendigos y vagabundos. Yo me siento a su lado, y compartimos el sol, sin disputarlo. Y advierto que el principio de la felicidad es exactamente este: ni tuyo ni mío. Claro que para ello hay que no tener ni ambicionar nada. Todo lo que se nos da entonces es un gran don inmerecido; la primavera, por ejemplo.

    [Publicado en el Magazine de La Vamguardia el 3 de abril de 2016]

13 commentaires:

  1. Las plaza está llena de perdedores. Perdedores de tiempo.

    RépondreSupprimer
  2. La primavera de este año puede ser tan distinta que preceda a un largo y oscuro invierno.

    RépondreSupprimer
  3. Manuel Lombelle4 avril 2016 à 16:02

    En la lista de grandes escritores periodistas que nomina AT falta falta Ramón J.Sender, el autor del reportaje Viaje a la aldea del crimen, el crimen de Casas Viejas,que ahora se reedita y es una ocasión para leer a este olvidado genio. El Belmonte de Chaves Nogales también es galáctico.
    El periodismo marca la historia, los periodistas están posicionados contra la corrupción, son los baluartes de los humildes y ahí están( viendo pasar las horas) los papeles de Panamá.
    DEP Manolo Tena, un anti héroe, gran cantante, artista y poeta.

    RépondreSupprimer
    Réponses
    1. ¿Olvidado? Es un genio a secas y con mayúsculas. Se siguen reeditando muchos de sus títulos y se venden bien. Ese que mienta, el de la aldea del crímen, lo acabo de leer y es una obra de arte hecha para periódico en principio y ahora en libro.
      Yo lo recomiendo siempre que tengo ocasión.
      Y tengo un Camba -libro de artículos- pendiente. Un saludo.
      Ricardo.

      Supprimer
  4. Hay otro poema de Machado, dedicado en verdad también a la primavera, en que habla de un olmo seco al que "con las aguas de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido". Me recuerda siempre el arranque de otro famoso poema, de T.S. Eliot: "Abril es el mes más cruel". Y lo es porque todo vuelve a la vida... excepto lo que ya no puede volver, lo que no volverá más. Se impone retornar al olmo seco: "Mi corazón espera, también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera".

    (En el poema de Machado, la coma va después de "también". En la versión musicada de J.M. Serrat, la coma va antes. Me gusta más esta segunda opción.)

    RépondreSupprimer
  5. Hola Andrés, me dicen unos amigos que te siguen por Internet que has escrito algo del recibimiento que hicimos a Otegi y que dices que se le recibió en pestilente olor de multitud. Es mentira, Andrés, no había ningún olor y ninguna pestilencia. Yo lo sé porque estuve allí. No tienes derecho a mentir ni a ofender solo porque no pensamos como tu y porque queremos una sociedad mejor. Los vascos no echamos pestilencia. No insultes a los vascos. Tiene cojones que hables de pestilencia tú que escribes desde el país más corrupto y pestilente de Europa y tú que haces buenos dineros de parasitar el talento de Cervantes.
    Yo no sé si en tu atrasado pueblo cuando la gente se reune desprende pestilencia. Aquí en Euskal Herria no. O sea que mejor que controles el tufo que creías que era de Anoeta, no sea que venga de tu puto sobaco o del infecto potorro de tu mujer, que ya tiene que ser guarra y marrana para meterse a la cama cada noche con un baboso insulta-pueblos.
    Ves qué fácil es insultar, desgraciao? No tiene ningún mérito y está al alcance de cualquier plagiador de mierda.
    Pena que no te lo puedo decir en persona. Lo haré si vienes por aquí a dar alguna conferencia, o sea, a seguir insultando. Verás que poco me voy a cortar, cabrón faltón.

    RépondreSupprimer
    Réponses
    1. Eneko en vascuence: "con pasamontañas".

      Supprimer
    2. Muchos pensaron que la época, tan cercana, del tiro en la nuca, la bomba lapa, el atentado masivo e indiscriminado, la extorsión (conocida con necio eufemismo como "impuesto revolucionario") había quedado definitivamente atrás. ¡Qué ingenuos! La chulería más agresiva, el matonismo en estado apenas latente, siguen ahí, buscando sus objetivos.
      Enrique

      Supprimer
  6. La prima de Vera, arranca con fuerza, SCS (siempre con sonrisa).
    Saludos,
    Café.

    RépondreSupprimer
  7. HOY, con la primavera ,
    soñé que un fino cuerpo me seguía
    cual dócil sombra. Era
    mi cuerpo juvenil, el que subía
    de tres en tres peldaños la escalera.
    Si sumas todos los grandes poemas escritos por escritores vivos no te sale un Antonio Machado, porque el genio de Antonio es infinito y la suma de muchos buenos es muy bueno, sin más .
    Los mejores escritores españoles actuales nacen antes de 1960, lo que viene ahora son escritores alienados, muy previsibles y con un
    vocabulario nimio, pero tampoco hay un Picasso o un John Ford.
    Hay que sentarse con los vagabundos, y si das una limosna, no la tires al cesto, dáselo en la mano y mira a los ojos de quien te pide, quien escribe tiene que tener poder para consolar al lector. Todos somos inquilinos del mundo, por cierto el poema que puse al principio del comentario es de Antonio Machado.
    Cada articulo es opinable, pero cuanto más sabes y mejor escribes menos valoras a los demás, pero los clásicos son incontestables por su destreza con el idioma y porqué son portadores de la verdad, no de su verdad, sino de la verdad mística y existencial.

    RépondreSupprimer
  8. Esta es la época en que tendríamos que estar presenciando cómo brota el árbol que Juan Ramón Jiménez plantó el pasado Octubre empleando como semilla su propia substancia, material e inmaterial:

    "Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
    pleno de su sentir alto y profundo,
    al ancho surco del terruño tierno;
    a ver si con partirlo y con sembrarlo
    la primavera le mostraba al mundo
    el árbol puro del amor eterno."

    Pero no veremos ningún "árbol puro del amor". Juan Ramón fue un ser humano singularísimo, excepcional (a pesar de aquellos celos corrosivos) y con una sensibilidad tan alta y doloroso que con frecuencia caía en lo morboso. Muy pocos son, somos, como él. No veremos crecer más árbol que el de la discordia y la codicia. El mundo no se rige por papeles poéticos sino por los papeles de Panamá. Por la ambición, la rapiña y la insolidaridad.

    Horacio Céspedes

    RépondreSupprimer
  9. Recuerdo ahora la triste claridad de las hortensias, de la que un día hablaste, y como solía decir JRJ, te envío un buen abrazo.

    RépondreSupprimer
  10. Mi comentario anterior está "descolocao". Tendría que figurar a continuación del de andrés trapiello, si no junto al suyo, donde encuentra su sentido.

    RépondreSupprimer