LA nostalgia más venenosa es de aquellos hechos que nunca han sucedido, y los recuerdos más letales, los falsos. Una revista, Psychological Science, ha dado a conocer un estudio de resultados sorprendentes: el 40 % de personas tiene recuerdos falsos de su infancia (de la cuna donde estaban, de sus primeros pasos, de tal o cual fogonazo en su memoria, a modo de impronta fugaz pero indeleble). La comunidad científica y la otra han recibido estos datos con la misma excitación que la noticia de que hay agua líquida en Marte. Y sin embargo era cosa sabida desde antiguo: el ser humano, principalmente el adulto, miente con frenesí. ¿Qué seríamos sin decorar nuestro pasado con luces y sombras?
El 40 % de los “me acuerdo perfectamente” (una de nuestras muletillas preferidas) tienen la misma base real que el cuento de Pulgarcito. Pero al contrario que nuestros recuerdos infantiles, irrelevantes para el mundo, la gente, en proporción superior al 40%, miente con una gran desenvoltura, o propicia la mentira. Tomemos el sintagma que ha hecho fortuna en estos últimos años: “memoria histórica”. Se ha insistido una y mil veces en que los pueblos no recuerdan ni tienen sentimientos, que únicamente recuerdan y sienten las personas. Es inútil: hay quienes aseguran lo contrario, empeñados en hacer creer que los pueblos son como los individuos, y proyectan sobre el pasado sentimientos del presente y recuerdos falsos. A propuesta de los líderes del Partido Comunista Cubano, la palabra “comunismo” desaparecerá de la Constitución cubana que los mismos comunistas promulgaron hace más de cincuenta años. ¿Con qué objeto? Para que el pueblo olvide lo que seguramente recordarán durante un siglo millones de cubanos y sus familias, individuo por individuo. Las élites que contaron a su pueblo las ventajas del paraíso comunista hace cincuenta años, tratan ahora de que sus nietos olviden el infierno en que lo convirtieron (y de paso la persecución y vejámenes contra los homosexuales), obligándoles a vivir en él. Y la Psycholigical Science ha venido a advertirnos que el 40% de cubanos recordará que en Cuba nunca hubo comunismo o al contrario, que en Cuba sí hubo paraíso, probando que la memoria histórica es falsa, desde luego, pero muy rentable y pegadiza, como su famoso y salsero himno: “Que nos quiten lo mentido”.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 26 de agosto de 2018]
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Verdades manipuladas
JOSÉ FUENTES MIRANDA
Badajoz
Sábado, 17 febrero 2007, 03:55
Lo recordaba el otro día el escritor Jiménez Lozano. Gorki, el escritor ruso, con la revolución de 1917 totalmente implantada, era un esclavo en manos de Stalin, que manejaba todos los hilos de la dictadura del proletariado. Stalin aísla totalmente al escritor, le hace llegar un periódico especial y exclusivo para él, para que a éste únicamente le llegue la 'verdad' que desea, convirtiéndole en un pelele aislado de todo lo que le rodeaba. Jiménez Lozano evoca también las consignas de Port-Royal: «El poco amor que los hombres tienen por la verdad que hace que no se tomen el trabajo de distinguir lo verdadero de lo falso». Efectivamente, el maquillaje de la verdad, la anulación de ella, o la verdad interesada es lo que está dañando nuestra sociedad. Así vemos, por ejemplo, la verdad que llega a nuestra juventud: la verdad manipulada, que provoca los comportamientos violentos de parte de los jóvenes, que únicamente aprenden la cultura de la calle y la droga, precisamente por la falta de valores auténticos y por la imposición de esa cultura del vacío. Y el materialismo, que anega a todas las capas y generaciones de la sociedad española, es una consecuencia directa de los falsos valores, que se quieren implantar a toda costa, incluso desde las clases diferentes del Estado.
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Es justo por este generalizado trapicheo entre la memoria y la mentira por lo que la confesión resulta tan crucial e imprescindible en el solitario social que, en el mejor de los casos, conseguimos llegar a ser (conciencia entre conciencias). No mentir nunca; pero, mucho más importante aún, no mentirse jamás. Aguantarle siempre el tipo a la verdad que nos habla de nosotros.
RépondreSupprimerPor si le parece oportuno corregir: es PSYCHOLOGICAL.
RépondreSupprimerAparece dos veces y ambas con errores de escritura. Ya sé que no es importante, lo comento como simple cultura.
La memoria de por si esta para la autodefensa de la entidad humana, luego, la infantil, se recondtruye de imagenes y relatos escuchados entre susurros a las personas mayores con las que crecemos; de ello vamos adaptando y seleccionando aquello que nos acerca al ideal de persona que pretendemos habersido y/o ser...
RépondreSupprimerEstá fuera de duda que mentimos con aplicación y con fruición, y no sólo los políticos, sino todo dios. Mentiras piadosas e impías, provechosas y gratuitas, presuntuosas y calumniosas. Hay incluso géneros de mentira perfectamente asumidos y aceptados, como la mentira-obituario, en que el difunto era siempre un dechado, la mentira propia de la pillada o "in fraganti" ("querido, puedo explicarlo todo"), la mentira del traspaso de cartera ministerial, la mentira palmaria ("pues claro que hemos cumplido las promesas electorales").... Todos llevamos dentro un mini-Stalin muy activo.
RépondreSupprimerPero el caso de los recuerdos adornados quizás cae mejor en el campo de la literatura que en en el la mendacidad. La mente recrea y reconstruye sin parar, y a cada nueva evocación de un hecho seguramente el hecho sale trasmutado por los deseos y los acontecimientos más recientes, mientras se mantiene la ilusión de recuerdo fiel. O sea, que aparte de un mini-Stalin también incorporamos, de serie, un mini-Proust.
Y no es solo la memoria. El libro The Illusion of Free Will, de Daniel Wegner, se centra en el espejismo del libre albedrío y la "libre" toma de decisiones por parte de las personas. Ja. No se lo pierdan.
La sociedad española se tambalea con todo tipo de incertidumbres que empañan la perspectiva del futuro cercano. Estamos inmersos en descabellados proyectos conducentes a hacer del ciudadano español un ser humano anodino, ahormado en consignas políticas y sociales, integrado en el rebaño indiferente que interesa a los que parecen tener la última palabra en el diseño unificado de los pensares y sentires. Interesa enormemente dar carpetazo a los valores en los que se asienta la civilización cristiana y en que el hedonismo y la “bruticie” se constituyan en los auténticos dioses de una sociedad descreída de sí misma. Una sociedad que destruye sus esencias más humanas y liberales, elaboradas a lo largo de muchos siglos, está abocada a la pérdida de su identidad y a diluirse en los fanatismos. Si seguimos así, pronto sólo encontraremos a España en los libros de historia.
RépondreSupprimerJosé Fuentes Miranda,
Yo no sé si existen actualmente campeonatos y concursos de tópicos. En caso afirmativo, don José Fuentes tendría un premio asegurado si decidiera presentarse.
RépondreSupprimerTiene toda la razon, Fuentes es soporífero y hace que no apetezca participar en este blog
SupprimerDon Orvieto (Cerrado) y don Anonimo: gracias, de corazon.
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