EL domingo pasado salieron estas dos cosas, en el Magazine de La Vanguardia y en El País.
Y a ellas se añade este fragmento del prólogo del libro y una foto tomada el domingo 30 de septiembre.
Y a ellas se añade este fragmento del prólogo del libro y una foto tomada el domingo 30 de septiembre.
"(...) En el Rastro algunos saben que yo soy escritor, pero la mayoría no. Allí somos todos un poco legionarios, si es verdad lo que dice el himno ese que cantan, cuando desfilan detrás de la famosa cabra: «Nadie en el Tercio sabía / quién era aquel legionario / tan audaz y temerario / que en la Legión se alistó. / Nadie sabía su historia, / mas la Legión suponía / que un gran dolor le mordía / como un lobo el corazón». En el Rastro nadie pregunta mucho, ni de dónde vienen las cosas que se venden, ni para qué las quiere el que las compra, ni cuánto ha pagado por ellas, si acaso ha pagado algo y no las ha robado o escamoteado. En el Rastro las cosas se guardan para sí su historia, y raramente la cuentan.
Durante unos años se veían muchos legionarios viejos en el Rastro, vendiendo grifa, que subían del moro. Se les conocía por los tatuajes que llevaban, con las insignias del Tercio, y la gente les trataba con respeto, como a los soldados pobres de Flandes e Italia en la época de Cervantes. Hay una leyenda según la cual Cervantes venía a visitar, en el refugio de San Esteban, al lado de lo de las barras de hielo, a cinco soldados que quedaron lisiados como él en Lepanto. Estaba ese refugio en la calle de San Lorenzo, que pasó a llamarse la calle de los Cojos, detrás del matadero de abajo. Sí, en el Rastro, aunque no se hable mucho de ello, se ve que hay pobreza, dolor e historias por todas partes".
Etc.
Legionario en el Rastro (30 de septiembre 2018) |
Hermoso prólogo. El libro también se adivina hermoso y se incorporara con gusto a muchas estanterías donde se echaba en falta.
RépondreSupprimerEnhorabuena.
Preciosa entrada.
RépondreSupprimerPrometedora lectura.
Gracias.
Sol
Precioso libro, una historia, breve, del Madrid de la pobretería y la locura. Los siglos del rastro. Lo estoy disfrutando mucho, la maqueta es preciosa, aunque me hubiera gustado un formato más grande para la lectura de las imágenes. El Rastro es como un libro de viajes.
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