28 octobre 2018

Sforza, Taylor, estrellas

CAVALLI Sforza, que ha muerto casi centenario, demostró científicamente la falacia de agrupar a los individuos humanos por razones genéticas, desmontando por tanto el concepto de raza. A propósito de esa muerte escribió el filósofo Fernando Savater: “Las razas son agrupaciones superficialmente justificadas que a fin de cuentas dependen de la mirada –y a menudo las intenciones políticas– de quienes las acuñan, como las constelaciones astronómicas no son hallazgos científicos sino caprichosos inventos de los que pretenden ordenar las estrellas”. No se podría haber explicado mejor ni de un modo más poético: las razas, por diversas que parezcan, están sólo en nuestra cabeza, los individuos, como las estrellas, son únicos y al tiempo iguales, y la luz que emiten ilumina la vida de igual modo, independientemente de su composición y origen, quinqué, luna o farola de autopista, negro, blanco, amarillo. 

Por aquellos días también, en algún lugar de los Estados Unidos, un tal Taylor, de cuyo nombre no puedo acordarme (la noticia salió de la radio del coche), puso la justicia de su Estado patas arriba, tomando, sin saberlo, el atajo de Sforza: los jueces no aceptaron su declaración de que era negro, ya que a primera vista Taylor es blanco. ¿Y por qué quería el señor Taylor que se admita que es negro en un país en el que la mayor parte desearía disfrutar los privilegios y la consideración que se reserva únicamente a los blancos? Porque ese hombre, comerciante en una pequeña ciudad, quiere beneficiarse de las ayudas con que se favorece y estimula sólo a los comerciantes negros en aras de la igualdad racial. Las autoridades, que examinaron su solicitud, denegaron la ayuda en cuanto lo vieron, pero el hombre, que no tenía ascendentes negros conocidos en su familia, no se arredró y pagó de su bolsillo una prueba de adn que ha dado como resultado un 4% de genes específicos de la raza negra. En la radio no dijeron cómo habían obtenido ese porcentaje ni si era relevante, pero lo que Taylor ha venido a demostrar no es que él sea negro, sino que todos los negros son blancos en un 96%.

En España no hubiera hecho falta esa prueba de adn: las gotas de sangre semítica que corren por nuestras venas siguen dando su luz, como tantas estrellas muertas, cinco siglos después de la expulsión de moros y judíos.

  [Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 28 de octubre de 2018]

2 commentaires:

  1. Sin restar méritos a Luca Cavalli-Sforza, que tiene muchísimos, el concepto de las supuestas "razas humanas" había sido ya desmontado por otros genetistas, en especial por el ucranio-norteamericano Theodosius Dobzhanski. El libro de este último "Herencia, raza y sociedad" data nada menos que de 1946. Utiliza argumentos genéticos y estadísticos de gran peso probatorio. En USA se asoció al equipo del reputado Thomas H Morgan. En los años 60 y 70 las obras de Dobzhanski eran leidas con avidez en toda Europa, pues fue tan buen divulgador como científico. "Mankind evolving" es de 1962, y "Diversidad genética e igualdad humana" es de 1973. Pero en Ciencia, como en Literatura o en Pintura, hay genios que caen en un olvido relativo. No así en el ámbito de la Biología anglosajona donde Dobzhansky sigue vigente al más alto nivel.

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  2. Jose Fuentes Miranda30 octobre 2018 à 11:27

    La corrupción política y social, que gangrena una democracia tambaleante; las pretensiones suicidas de los separatismos de campanario, cada día más cerca de convertirse en realidad ante el pasmo y la ineficacia de un Estado indefenso, maniatado por los partidos políticos instalados en el buenismo, el talante, la cobardía y el progresismo de salón; la falta agónica de valores, pisoteando el humanismo cristiano que da dignidad y sentido a la vida del ser humano; las desigualdades e injusticias sociales, la pobreza subvencionada con más pobreza, la riqueza arraigada en la pereza, la zancadilla y en el amparo de los tribunales; la pérdida de la señas de identidad de “ser español” y el sentimiento de orgullo por serlo; la degradación de la naturaleza, con las hipócritas posturas de los ecologistas abortistas. Estamos llegando al hartazgo de tanta incompetencia y desidia, ha llegado la hora de poner freno a este deterioro galopante. De todas formas habría que sustituir, con urgencia, a esta –y transcribo las palabras de Pérez Reverte- “infame clase política que ha convertido España en un negocio y un disparate; convirtiendo a mucha mediocre gentuza, de tanto nombrarla, glosarla y sobarla, en arrogantes reyes del mambo”.
    José Fuentes Miranda.

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