LAS encuestas cuajaban una de esas bonitas contradicciones que no entiende nadie: Andrés Herzog aparecía en ellas como el político mejor valorado (como también antes Rosa Díez), pero a su partido, en cambio, no iba a votarlo nadie. Las encuestas se cumplieron, Upyd sacó menos votos que el partido animalista y Herzog ni siquiera revalidó su acta de diputado, pero siguió personalmente, por pundonor, con alguno de los trabajos iniciados antes, entre ellos la querella contra Rato y los que hicieron uso de las tarjetas black, una de esas corruptelas en las que participaron con idéntica desvergüenza Pp, Psoe e Izquierda Unida, sin olvidar, claro, las guindas del pastel, Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores. Y naturalmente dejaron sola a Upyd en su querella. Mirando TODOS (esta es una buena ocasión para usar las mayúsculas) a cualquier parte menos a las tarjetas black.
Acaba de conocerse la sentencia: Rato y algunos más irán a presidio, en condenas que suman 106 años de cárcel. Cuando Herzog presentó la querella, algunos se lo desaconsejaron (le llamaron ¡oportunista!), aunque en realidad le amenazaron: pagaría por ello un alto precio. Es verdad, lograron que Upyd desapareciera del mapa y el propio Herzog dejó la política.
Es una lástima, porque Herzog ha sido el político más cabal, íntegro y discreto que haya tenido España estos últimos años. Un señor, en toda la extensión de esta palabra: inteligente y honesto, desinteresado y valiente (pedía en Madrid lo mismo que en el País Vasco, Navarra o Cataluña, la desaparición de privilegios tributarios o forales y la igualdad de las dos lenguas, por ejemplo; competencias estatales de Educación y Sanidad y el cambio de la ley electoral, así como estrechar los controles contra la corrupción). Herzog acaba de publicar un artículo , “Los miserables y las tarjetas black”. Búsquenlo en internet. En él se pregunta por qué nadie, ni políticos ni medios de comunicación, ha recordado ahora quién y por qué puso aquella querella. “Hipocresía social” lo llama: “El mismo miserable establishment que decidió colonizar las Cajas y repartirse sus consejos de administración, sigue muy vivo”, leemos allí. El mismo establishment que busca ahora cambiar algunas cosas, para que todo siga igual, que decía el Gatopardo.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 11 de noviembre de 2018]
RépondreSupprimerMe siento español y extremeño, también de otras regiones, con las que tengo y mantengo vínculos afectivos y de estancias periódicas, como Avila o Madrid; pero, sobre todo, me siento español. Creo que todos tenemos que respetar y acatar nuestra Constitución, marco de las libertades y de la Democracia, por tantos años soñada y deseada en España. Adoro el idioma español y hablo, leo y escribo sus palabras, pero respeto otras lenguas. Creo en la solidaridad y entendimiento entre las regiones que conforman una nación con más de quinientos años de historia; y aborrezco las desigualdades y odios que se están creando entre ellas. Creo en la unión imprescindible de los partidos constitucionalistas para resolver los graves problemas que tiene España, sobre todo, el gravísimo del separatismo, y el también muy grave de las injusticias y desigualdades sociales. Creo que los ciudadanos de bien tenían que despertar de una cierta modorra para hacer oír sus deseos de sensatez, unión y solidaridad. Creo en España y me siento profundamente español y si, para cierta clase política, eso es ser fascista o reaccionario, yo soy ambas cosas.
José Fuentes Miranda.
Un lúcido alegato como el suyo solo puede merecer una efusiva enhorabuena.
SupprimerNo pasa usted vergüenza cuando se lee?
Se equivoca usted. Sus ideas (que además comparto bastante) no le convierten en "fascista" o reaccionario.
SupprimerOtra cosa es si usted está dispuesto a aceptar que no todo el mundo las comparta, que quepan legítimamente distintas visiones de la convivencia entre todos, y que, porque en efecto es así, lo deseable es tratar de entenderse con quienes piensan de otro modo.
No da la impresión, por lo que dice y sobre todo por cómo lo dice, de que ése sea el caso. Y esa intolerancia, no sus ideas, sería lo que podría acercarle a una visión 'fascista', o más bien simplemente autoritaria, de la realidad política.
¿Es este el lugar para proclamas y declaraciones de principio personales?
RépondreSupprimerTiene usted derecho a sus creencias, a sus convicciones, a sus sentimientos, a sus identidades, incluso a sus aborrecimientos.
Sólo me pregunto de dónde rayos saca usted que todo eso a lo que usted tiene derecho interesa al público lector en general. Quizás debería meditarlo.
Hay, en España y fuera de ella, noticias que nos alegran el día. Hay que hacer lo imposible para no hablar siempre de Cataluña o del Gobierno. Por ejemplo, que Carlos de Inglaterra ha cumplido 70 años y todavía no ha empezado a trabajar… de Rey; cuando le llamen para reinar, lo mismo dice como el epitafio apócrifo de la tumba de Groucho Marx: “Disculpe que no me levante”. Podríamos también recordar a los poetas. “Y pensar que no puedo en mi egoísmo, llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja. Que he de marchar yo sólo hacia el abismo, que la luna brillará lo mismo y ya no la veré desde mi caja”. De acuerdo, admirado Agustín de Foxá; afortunadamente, no te has podido llevar el sol y el cielo, pero, por favor, que también llueva. Parece que este otoño lluvioso, o relativamente lluvioso, nos hace olvidar aquello de la “pertinaz sequía”. Estoy satisfecho; creo que he conseguido no hablar de Cataluña, únicamente la he citado. Felizmente, en España, hemos llegado a una época en que vamos a atar los perros con longaniza. Todos los impuestos los van a pagar los bancos, va a subir el salario mínimo, los trabajadores se van a jubilar antes y cobrarán más…Todos los españoles vamos a ser muy felices cuando hagamos trizas definitivamente la conocida división de poderes de Montesquieu. Ya lo dijo don Alfonso Guerra, pero sólo ahora se está cumpliendo realmente: a España no la va a conocer ni la madre que la parió.
RépondreSupprimerJosé Fuentes Miranda.
Señor Fuentes Miranda, recuerda usted esta frase?: "La patria es el último refugio de los miserables", se pronuncia en una película. Y esta otra?: "Mi patria es la gente", corresponde al titulo del libro de memorias del general Julio Rodríguez. Me resulta curioso, que el general Julio Rodríguez hace menos referencia a la patria en todo su libro que usted en cinco líneas. Tanta España, tanta patria y tanta bandera, independientemente del color y las rayas que lleve, cansa señor Fuentes Miranda.
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