DE todas la invenciones humanas en las que ha intervenido la ciencia, acaso la que esté más cerca de la naturaleza sea una campana. Pocas cosas tan perfectas en su sencillez, y ninguna como ella ha logrado mantener a lo largo de los siglos su pureza, como un fondo animal.
Como la mayor parte de las ciudades grandes, la nuestra, Madrid, tiene dos o tres horas a la semana en las que parece una pequeña ciudad de provincias, incluso un viejo poblachón manchego, esas horas que van en cualquier domingo de ocho a once de la mañana. Calles vacías, algún mendigo que se despereza en su banco, unos jóvenes trasnochadores y sin fuerzas siquiera para hablar, alguna anciana que camina despacio apoyada en su bastón hacia una iglesia... Sí, seguramente es esto último, porque de pronto ha empezado a sonar una campana. ¿De qué iglesia o convento? No sabemos. Al momento he visto un bando de palomas, asustadas quizás por ese sonido. Son campanadas lentas, un tanto melancólicas. Parecen en verdad muy nietzscheanas: hablan a todos y a ninguno. Me digo: ese mismo sonido, sin variación, ha estado en los oídos de las gentes desde hace doscientos o trescientos años; tal vez oyeran esas mismas palabras de bronce este o aquel personaje admirado y querido...
Antes de que empezaran a sonar, con los periódicos del día debajo del brazo, venía uno ensimismado hacia casa, pensando en el artículo que iba a escribir, muy diferente a este. Las campanas lo echaron a volar, como levantaron también el vuelo de las palomas: ¿Quién o qué es este señor Monedero? ¡Cuántos pensamientos absurdos tenemos a lo largo del día! Me sonreí al advertir la coincidencia de ese apellido con sus ocupaciones. Ni Galdós habría andado tan fino poniéndole el nombre. Venía su foto en la primera página de muchos periódicos. Observa uno su cara. ¿De qué va disfrazado? Ah, sí, me digo, de comisario del Soviet, como un niño se viste de Supermán. Supongo, seguía yo en mi soliloquio, que ese Monedero falso se dispone a jugar a la Revolución... Y en este preciso momento sonó la campana. ¿Dónde? Adiós, Monedero; adiós, artículo; adiós a todo esto. Me puse sólo a atender a la campana. Me pareció más importante. Me dije, ese sonido era ya así en la monarquía, en la República, en la dictadura, en la democracia. ¿Qué dice? Nada que tenga que ver con Monedero, feliz domingo.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 15 de marzo de 2015]
La magistrada Manuela Carmena (actualmente jubilada), que se postula como candidata de Podemos a la alcaldía de Madrid, ha criticado abiertamente el apoyo de Podemos al régimen venezolano, así como el encarcelamiento sistemático de políticos de la oposición.
RépondreSupprimerIncluso ha criticado que Podemos se haya opuesto en el Parlamento Europeo a la condena de esos actos dictatoriales.
Conociendo la limpia trayectoria de Manuela Carmena no podía esperarse menos de ella.
Consuela pensar que, en medio de la empanada mental en que los Iglesias / Errejón / Monedero se debaten, al menos hay una persona que conserva la cordura y la racionalidad.
(Sandra Suárez)
Pues para ser Manola tan esclarecida como dice Vd. en menudas compañías anda.
SupprimerEl otro día vi en Aquí la Tierra un reportaje sobre un maestro campanero, crea las campanas con el método de fundición de la cera perdida, con poner Portilla campanero conocereís algo de este arte en peligro de extinción.
RépondreSupprimerHablando de monederos, de monedas, de bronce, de campanadas, parece que en el Banco de Madrid había guardado mucho metal venezolano, no precisamente de bronce. Ahora el toque inesperado de la campana mientras canta el pájaro chogüí va a dejar sin monedas hasta al apuntador (excluyo respetuosamente a Monedero y a la jueza de "limpia trayectoria" que en los ochenta jugaba a los dados con las tablas de la ley)
RépondreSupprimerMe haría, y pienso que no sólo a mí, un favor JC si explicara qué quiere decir exactamente eso de que, copio, "en los ochenta jugaba a los dados con las tablas de la ley". Le juro que no tengo ni la más remota idea.
Supprimer... comisaria política en el CGPJ
SupprimerPues es verdad. Quién diablos será ese dichoso Monedero? Por qué no hablar de alguien mucho más conocido, digamos.... ¡Martín Villa!
RépondreSupprimerMartín Villa, es mucho más famoso y con hazañas mucho más memorables.El asesino de obreros de Vitoria y la mano criminal del caso Scala, con una orden de detención de la Interpol precisamente por sus crímenes a la que el gang de Génova 13 no da curso por si acaso, para terminar de gerifalte del grupo PRISA entre otras empresas y contertulio de Carrillo en la SER, otro que tal bailaba. Eso es la Transición con mayúsculas, un enjuague de crímenes entre asesinos.
SupprimerEstá muy bien, amigo KA, lo del "enjuague de crímenes entre asesinos". Mejor todavía, a mi parecer, está lo de lo que podríamos llamar la izquierda abertzale vasca, en cuanto podamos ver representados sus planteamientos por Otegi. Cito unas declaraciones suyas sobre los encarcelados de ETA: "ahora es el momento en que mayor numero de presas y presos políticos ha habido en la historia, por encima de 750, esos presos, son en primer lugar personas, encarcelados y encarceladas, primero personas y luego militantes políticos”. Como se ve, ni la más mínima alusión a que alguno de esos encarcelados tenga nada que ver con las cerca de 1000 muertes causadas por ETA. Aquí no hace falta enjuagar nada ("aclarar y limpiar con agua lo que se ha jabonado o fregado"), ya que jamás ha habido el más mínimo rastro de algo que lavar: la limpieza es, y siempre ha sido, absoluta, y esas muertes (y tantas otras secuelas de mutilados de por vida, exilios, amenazas, destrozos, humillaciones cotidianas, etcétera) lo han sido sin duda por... exceso de higiene. ¡Si la pobre Yoyes, sin ir más lejos, lo hubiera sabido!
SupprimerCon Botín y Monedero tiene que ver todo cura y también el campanero.
RépondreSupprimer¿Porque no hay más Iglesia que el dinero?
SupprimerY Nietzsche cuando dice que "el bajo vientre es el motivo de que al hombre no le resulte fácil tenerse por un dios".
SupprimerSobre los asesinatos de obreros de Vitoria y su objetivo, yugular el movimiento obrero autónomo--lo que se ha llamado Autonomía Obrera--sin manipulación de partidos y sindicatos, existe un clarividente texto en su tiempo clandestino, Manuscrito encontrado en Vitoria, escrito por Jaime Semprún y Miguel Amorós, recientemente reeditado. En este texto espléndido, radical y clarividente se muestra el camino de lo que ocurrió después en aras de la modernización del capitalismo desarrollista, el espectáculo en todo su esplendor mezquino.
RépondreSupprimerGracias a una moneda hemos encontrado los huesos de Cervantes, no hace falta el ADN para corroborarlo, yo creo en el médium José María , que por cierto releyó el Quijote para transformar la energía esotérica del texto en energía animal,
RépondreSupprimerEl caso es que doña Ana puso en la mano de JM una moneda de la época cervantina, este empezó a ponerse impávido, ahí empezó la mujer un trabajo de mesmerismo para insuflar energía añadida al hombre, le frotó la cabeza y el brazo y el médium empezó a ver las ultimas horas de Cervantes , vio su muerte y donde fue enterrado. Esta verdad no se reconocerá, no parece serio , y se darán versiones menos fundamentadas.
Ojo con Albert Rivera y Ciudadanos, gente limpia y serena que está cogiendo musculo, no descarto se hagan con un par de presidencias autonómicas.
Previamente pido perdón por poner mis huevos en nido ajeno pero sólo a un gang mafioso como quienes gobiernan se le puede ocurrir jugar un torneo de paddle en el teatro romano de Mérida o remover los restos del gran Cervantes como atracción turística.
RépondreSupprimerEstoy totalmente con Martín Villa, lo defiendo absolutamente y sin resquicio; afirmo que es obviamente inocente; que ningún argentino mafioso pude venir aquí a encarcelar, nunca, a ningún Español.
RépondreSupprimerBreve texto motivado por un error tipográfico en la fecha de nacimiento de un poeta, encontrado en un blog.
RépondreSupprimerCayendo sobre un esporádico trinar, enlacé con Mariscal Montes que mi incultura no sabía. Me di cuenta, que el hombre nacido en el 92 y evanescido en el 77, era un caso harto asombroso de escribiente muerto algo antes de nacer. Me ocurrió igual a mí un día en el metro de Vil Vaho. Iba ya muy tarde y con `prisa, a pasar un test, de la estación de San Ignacio a la de San Mamés.Tres estaciones más allá.Corrí después de pasar mi bono de 10 billetes por la máquina que marca la hora de entrada y después la de salida; por medio segundo apenas no me aplastaron las costillas las puertas que se cerraban con fuerza, del vagón; corrí de nuevo hacia la salida en San Mamés, cerca de dónde inútilmente mal luce el campo de fútbol nuevo, inflado y desmedido, como si fueramos un Madrid 10 veces mayor de lo que somos en una villa que, loca de obras inútiles se puede convertir en una golosina apetitosa para un próximo nuevo terrorismo, dentro de 40 o 50 años, que quiera conquistar para ellos solos, con la mentira de la independencia y la otra mentira de la honradez, el pastel vasco repleto y desbordante. Noté el pitido de la máquina, me paré en seco; leí lo que el computador había impreso; traté de comprender porqué me había cobrado dos viajes en vez de uno : había llegado, la hora de salida así lo atestiguaba, los relojes en un metro apenas bebé no estaban aún bien sincronizados; un minuto exactamente antes de haber salido, con la virtualidad vil vahína de un auténtico taquión. Donde estará Blas de Otero, que de aquí estuvo. Qué ojos más abiertos hay que tener...
"El suicidio, que en esta sociedad progresa como es sabido, había descendido en Francia a casi nada durante el mes de mayo de 1968, según admitieron, con cierto pesar, los especialistas . Aquella primavera consiguió también un cielo limpio y hermoso, sin haberse lanzado precisamente a su asalto, porque se habían quemado algunos automóviles y a los otros les faltaba combustible para contaminar. Cuando llueva, cuando haya falsas nubes sobre París, no olviden nunca que es culpa del gobierno. La producción industrial alienada trae la lluvia. La revolución trae el buen tiempo."
RépondreSupprimer(Guy Debord, El planeta enfermo.. Publicado originalmente en 1971 en el número trece de la revista de la Internacional Situacionista.)
Así de fácil es hacer la revolución, ser revolucionario, en efecto. Y así de fácil, por extensión, que los demás (algunos de los demás, los que uno quiera, de hecho) no lo sean y pasen a engrosar la fila de los malos. Se puede apreciar que, generalizando, el verano es revolucionario. No es complicado teorizar sobre el cambio que nunca llegará, que ni siquiera se intentará lograr una vez el poder haya caído en manos de la minoría "¿revolucionaria?". Basta con repetir dos o tres consignas suficientemente vagas como para parecer profundas y universales (por su vaguedad, esto es primordial entenderlo; para nada por su profundidad, menos aún por su universalidad), para devenir vanguardia y pueblo auténtico y su auténtico y único portavoz; por eliminación dialéctica del contrincante, de los demás. Con total seguridad tales supuestas y auto proclamadas revoluciones, nacen para ser traicionadas por la minoría que se apodera de ellas y devienen siempre dictaduras bajo cualquier sol. Guy Debord tiene razón.
Impredicibles son los caminos de la memoria. A mi las palabras de AT ademas de hacerme sonreír con su comentario sobre las ironías de la vida con Monodero, me hizo recordar uno de los mejores filmes que he visto sobre los fabricantes de campanas y los pintores de iconos. La vida de Andrei Roublev de Tarkovsky: http://www.theguardian.com/film/2010/oct/20/andrei-rublev-tarkovsky-arthouse
RépondreSupprimerSigo oyendo las campanas y siempre me transportan a la niñez.
saludos