1 juillet 2013

El famoso compromiso de los intelectuales

CUANDO se habla del famoso compromiso, suelen referirse, claro, al de los intelectuales, los únicos a los que parece exigírseles que se comprometan con todo lo habido y por haber, artes, ciencias, guerras, medio ambiente... Antiguamente eso era cosa de las casas comerciales, bancas, industrias y establecimientos públicos, comprometidos todos ellos con sus clientes. Para dar fe solían poner una placa o grabar al ácido en los vidrios de la entrada: “Casa fundada en 1887”, por ejemplo. Esto quería decir “Casa comprometida desde 1887 con sus clientes en darles un buen servicio, productos de calidad, etcétera, como acreditarán la Casa Real o la Red de Ferrocarriles de España a quienes proveemos y suministramos”.

En un espacio tan corto como este no es posible dilucidar quién o qué es un intelectual, pero en general creo que podríamos ponernos de acuerdo en que intelectual es todo aquel que puede hablar de cualquier cosa, a ser posible con cara de pocos amigos. Recuerda uno cierto artículo de Savater a propósito de quienes orquestaron en el festival de cine de San Sebastián cierta campaña contra la guerra de Irak. Al año siguiente, viendo el entusiasmo que algunos actores e intelectuales habían puesto en defender una causa justa y tratándose de San Sebastián, o sea, el País Vasco, algunos particulares, entre ellos el propio Savater, les propusieron orquestar otra contra Eta. No hubo modo, los intelectuales y los actores, sensibles y fieros con la violencia que sucedía a miles de kilómetros, se arrugaron ante la que tenían a su lado llevándose por delante las vidas de sus indefensos vecinos.

Así que podría darse el siguiente paso en la definición de intelectual: todo aquel que se compromete con causas colosales y lo bastante lejanas como para brindar con ellas al sol. ¿Qué intelectual no querrá decorarse hablando de un banquero, de una trama corrupta, de unos políticos ineptos, de una guerra injusta? ¿Pero quién querrá nombrar y aun apellidar la mísera poquitería cercana? “Cuando voy a salir de casa para ir a la reunión del Jurado”, escribía en Facebook el poeta y crítico García Martín, “me entero de la noticia que aparece en El Imparcial: «Antonio Muñoz Molina, premio Príncipe de Asturias de las Letras». Y aún no hemos votado entre los dos finalistas. Llego al Reconquista y pido a Luis María Ansón que rectifique inmediatamente el titular de su periódico o yo me retiro del jurado. Lo que sigue es una situación bastante desagradable. Le llamo mal periodista por publicar una falsedad, le digo que coloca al premio a la altura del Planeta. «¡Tú no me das a mí lecciones de periodismo!», me grita. Pero se las doy. Y de ética profesional”. El incidente es minúsculo, cierto, comparado con las grandes causas, pero tampoco vimos que nadie pidiera una sanción para nuestro empachoso Rasputín, como la pedimos a diario para el juez que prevarica o el banquero que roba. ¿Qué intelectual de los que tiene a sueldo en su periódico se atrevería con la fechoría de su jefe? Los entuertos que desfizo don Quijote fueron siempre de poca monta, cierto, pero significativos y ejemplares, y por ello vemos en su noble brazo tanto o más valor que en el del mismísimo Aquiles.
     [Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 30 de junio de 2013]

9 commentaires:

  1. Óle ahí, Señor, y perdone por la salida.
    Pero me toca el tema, y no porque sea una intelectual, Dios me libre ( risas) sino porque estoy jartita de que se nos obligue a definirnos en dualidades estúpidas de bandos trasnochados, de ayer hoy y mañana, y de hipocresías baratas vengan de donde vengan.
    Lo de los premios -cualquiera en estos tiempos- incluído los "Nóbel" los principescos y toda la familia de Mecenazgos que nos ofrecen gloria a cambio de redención -la suya propia- está cantado de antemano al conocer el jurado que los otorga. Da lo mismo que algunos de los convocados a jurado no sean de la misma opinión vencedora, Para eso el voto democrático de la mayoría, por supuesto, tres sobre cinco y ya lo tenemos.
    Es alentador que hable de esos compromisos que hoy directamente se exigen.
    A los Científicos, por ejemplo, después de dejarnos sin nada de nada, de destruir irreversiblemente laboratorios enteros, se nos invita a "divulgar" o lo que es lo mismo a inventar hallazgos. Y se nos amenaza y provoca para que nos "retratemos" y les mostremos nuestra ideología en temas éticos y morales y justicieros... con la excusa de que debemos aportar nuestro conocimiento para la causa.
    Bien sabe la inquisición que el trabajo y la búsqueda jamás forman parte de la ideología sino del ansia de descubrir y sin ningún dogma, poco a poco, comprender qué somos y dónde nos encontramos.
    En el fondo me ronda la idea perversa de que quizás envidien nuestro disfrute, a la vez que sienten un profundo desprecio por nuestro ahínco, porque saben que somos capaces de poner de nuestro propio dinero, de vigilar congeladores toda la noche si la compañía electrica amenaza con apagón, porque nos ayudamos entre nosotros y porque nos hemos empeñado en hacerlo aquí, los que volvimos a la nada y de aquí no nos moveremos.
    Pero no es ese el compromiso que ellos buscan, ellos necesitan el que nos compro-metamos en su juego.

    RépondreSupprimer
  2. Los jurados de los premios de Asturias han sido siempre un cachondeo.Ahi si ha manejado Anson a diestro y siniestro a través del antiguo director Graciano Garcia. Es lo que le gusta a Anson. Por eso no paró hasta conseguirlo en los premios nacionales con el gobierno de Zapatero. Gonzalez y Aznar no tragaron.
    Me cuentan que este año fue muy divertido porque se llevó un gran soponcio al enterarse que Muñoz Molina podía ser el premiado. Corrió a buscar un candidato y encontró al pobre de Luis Goytisolo, al que hizo hacer el ridículo. Total que llegada la votación lograron meter en la final creo que a John Banville que obtuvo cuatro votos. Anson, Dragó, Luis Alberto de Cuenca y otro que no me acuerdo.
    Felicito desde aquí la actitud de Garcia Martin. Y por supuesto participo integramente del comentario de Trapiello.

    RépondreSupprimer
  3. Ansón es un personaje abyecto. Políticamente un reaccionario. Y culturalmente un impostor.
    Me remito, sin ir mas lejos, a la entrevista que, para mi asombro, le hacen en Jot Down esta semana. Qué desperdicio de espacio y de tiempo. Lo que no tiene desperdicio son los comentarios que suscita.

    RépondreSupprimer
  4. Qué anécdota tan "deliciosa".

    David Fdez.

    RépondreSupprimer
  5. Compromiso con algo, con alguién o contra algo. Siempre que salta el tema pienso en Albert Camus, para mi un intelectual en el sentido lato, comprometido con su tiempo, su gran polémica con Sartre a causa de la publicación de su ensayo "El hombre rebelde" y su posición contra los totalitarismos, el encanallamiento de la clase política de izquierda francesa, en especial el PCF, y la sensación de desprecio que sintió, pero como Koestler y Orwell, al cabo de los años su compromiso prevaleció sobre la vileza intelectual de "los otros".

    RépondreSupprimer
    Réponses
    1. (...) NO SE puede vivir con la verdad -"sabiendo"-, el que lo hace se separa de los otros hombres, ya no puede participar de la ilusión de ellos. Es un monstruo - y es lo que soy.

      A.CAMUS, "El primer hombre"

      "Vivir sabiendo"... es haber llegado a un punto sin posible retorno. Pero el compromiso del ser humano, consigo mismo y con los demás, sólo puede nacer de esta aspiración, imposible, a la verdad entera. Esa es la terrible paradoja.

      Supprimer
    2. Creo que todas también de “El primer hombre”, citas ("camusiennes") en una vieja fotocopia. Elijo dos más.

      “A fin de cuentas el único misterio es el de la pobreza, que hace que las gentes no tengan nombre ni pasado”.

      “Empezar la última parte con esta imagen: El asno ciego que pacientemente, durante años da vueltas a la noria, soportando los golpes, la naturaleza feroz, el sol, las moscas, siempre soportando, y de esa marcha lenta en círculo, aparentemente estéril, monótona, dolorosa, el agua brota infatigablemente”.

      Supprimer
  6. ¿Dónde dejar mi alegría después de leer Vidario? No encuentro sitio más apropiado que éste pues al menos será monitorizado por un "community manager" que posiblemente sea usted mismo o uno de sus familiares.

    En casa hemos leído todos sus diarios desde que nos sorprendió en Tenerife - Santa Cruz - "La cosa en sí" hace solo dos años, sorprendidos en el meollo de unos carnavales que no esperábamos.

    Fuimos porque habíamos ahorrado y ni yo ni mi pareja también llamada M. habíamos estado en las islas. Aquellas noches de insomnio forzado nos sirvieron para leer ese su primer libro para nosotros.

    Aquel libro fue la mecha que hizo explotar gran parte de su obra cuyos restos cayeron en las estanterías de nuestra casa.

    Tres de sus libros, ausentes del mercado, los encontré en otras tantas y lejanas bibliotecas públicas de Cataluña. Curiosamente eran los correspondientes a los años consecutivos de 1990, 1991 y 1992. Los encontré en Barcelona, Tarrasa y Sabadell.

    Los leímos y discutimos en casa la posibilidad de denunciar un falso robo de la bolsa en que los llevaría, vivimos en un barrio un poco canalla de Barcelona el Raval, pero se impuso la sensatez y la generosidad de que otros pudieran leerlos y también un claro miedo de no saber hacerlo limpiamente y sin riesgos de entrar en contradicciones en la declaración. Ese miedo, no lo oculto, fue definitivo para no hacer aquella tontería. Quizás ahora pienso en volverlos a pedir y que un profesional me haga un facsímil de ellos.

    En fin, hemos leído todos sus diarios y usted sabe por que nos gustan. Si no lo sabe las razones están en Vidario que me imagino es un regalo que le hicieron sus amigos, los de Pre-Textos.

    Ahora toca entrar en el tema del asunto.

    Acabo de comprar una serie de libros para leerlos este verano en la plácida aldeíta de Miñana de tres habitantes en Soria pero no he podido resistir la tentación de leer una trilogía de Gerard Durell, maravillosa, y - éste es el tema - Vidario.

    ¡Que alegría al ver que personas muy cultas y amigos de usted habían abierto 'El SdlPP' con la misma afición y llaves semejantes a las que hemos utilizado en casa para entrar en el alma de lo que usted ha escrito!.

    El serio pero descacharrante último capítulo donde Miriam se enfrenta a su personaje es una delicia de filosofía vital que nos ha enamorado.

    Buscando en iNet referencia de Durell nos topamos con la exposición que está abierta en la sala de Alejandro Sales. Fue como estar en familia. Las dos fotos de R. en la Black Room, rodeado de excelentes creadores.

    Seguiremos disfrutando de sus creaciones.

    Un abrazo.

    RépondreSupprimer
  7. Qué razón. Es fácil asociarse con causas que poco o nada le comprometen a uno, o que se han asumido como verdades de validez universal (como que la gente no va al teatro o al cine por la subida del IVA). Lo difícil es salir a defender injusticias y miserias que, una vez hechas públicas, nos pueden producir algún perjuicio. O meterse en discusiones ante las que vamos a tener que argumentar de verdad. Lo que también me pregunto es en base a qué hemos elevado a los actores a la categoría de intelectuales. El otro día escuchaba por la radio a un actor que está interpretando a Bruto en ‘Julio César’. Su comentario era algo así como: ‘oye, que preparando el personaje me he dado cuenta de que en realidad él buscaba la democracia matando a un dictador, así que Bruto era un antisistema’. Y olé.

    RépondreSupprimer