Nos han dicho: El primer fin de semana la película recaudó ocho millones y medio. ¿Y?
La anécdota, de la que fue testigo Ramón Gaya, es tan divertida que no tendría nada de extraño que ya la hubiese contado alguna vez aquí. Vio el joven pintor una vez a Valle Inclán en la Cacharrería del Ateneo. Discutía este con alguien que le estaba sacando de sus casillas hasta que, no pudiendo sufrirlo más, Valle le gritó: “¡Eso que usted me va a decir es mentira!”.
No ha visto uno la dichosa película de Torrente, pero sé, como lo saben muchos otros que jamás irán a verla, que todo lo que se nos va a decir en ella es mentira. Y esto lo mantendría frente a esos ocho millones y medio de euros que parecen haberla refrendado pasando por la taquilla, sin que sepamos tampoco cuánto hay de verdad en esa cifra o si sólo es un truco: se dice que es la más vista para que vaya a verla la gente, que sólo va a verla porque es la más vista. Claro que en mi caso, el prejuicio no es propiamente tal, porque vi hace poco, en televisión, media hora del Torrente Uno, “el mejor Torrente”, al que este Torrente Enésimo Redondo, según aseguran sus panegiristas, ha vuelto a parecerse.
Ninguna aristocracia hay superior a la del pueblo, apuntaron nuestros finos y recordados institucionistas, pero también nada tan plebeyo como el público, y así lo advertimos a diario ante la sanción de todo aquello que resulta escandaloso no ver combatido en todas partes, como se combate el machismo, el fascismo y el racismo presentados en su forma más zafia. ¿De dónde procede, pues, la bula, la impunidad de ese personaje, dechado de todos los fascismos, racismos y fascismos? Sin duda de este bucle tan astuto como cínico, que para justificar un negocio que no es menos inmoral que el que tantos giles y giles han hecho en este país, quiere hacer pasar como crítica lo que no es sino connivencia o apología.“He hecho de Torrente lo más deleznable”, ha proclamado el inventor del engendro, creyendo que saberlo le pone a salvo, por aquello que decía el exiliado Esteban Marco, citado también por Gaya: “Se puede llevar una corbata fea, pero sabiéndolo”.
Eso, con las corbatas, funciona, pero nada más. No se puede ser fascista, racista y machista, y menos aún sabiéndolo. También se nos está diciendo que ocho millones y medio de euros, o los que lleven ya, no pueden estar equivocados, porque a menudo hemos visto que las multitudes se entregaban a la excelencia de Dickens o de John Ford. Así que estos pícaros de nuevo cuño sólo trabajan en el halago de las masas, excitando sus pasiones más bajas, mientras con una sonrisita ratonil parecen decirnos: “Llámame perro y échame pan”. Miles de espectadores han visto ya esa película, sí. En este mundo nuestro se pondera mucho el éxito y el dinero, cierto, pero quiere uno pensar ahora en aquel que, solo, sin importarle el mundo, le está diciendo a ese Torrente, en sus propias barbas, como Valle al otro en la Cacharrería, que no ha visto su película ni piensa verla porque sabe que todo lo que le vaya a decir... es mentira, o peor aún, quiero decir, que todo lo que va a encontrar en ella es... verdad.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el día 10 de abril de 2011]
Añadiría yo dos apuntes a esto que usted dice: me da la impresión de que esa cuquería que tiene el "padre de la criatura" al decir "yo no tengo nada que ver con él, es una personificación de todo lo que más odio" es un argumento que alguien más inteligente que él le ha debido de facilitar hace poco, creyendo que así se luce; por lo demás, basta ver al actor y al personaje para darse cuenta de que sí que tienen que ver. Por otro lado, y de un modo paradójico, lo cierto es que el "dichoso Torrente" es algo que no tiene absolutamente nada que ver con la realidad, es una pura elucubración mental del señor Segura, y no porque no haya gente a la que le cuadren adjetivos como los que se le imputan a su personaje, sino porque los que hay, no son así en absoluto, o como muy bien apunta usted: esto del Torrente es todo mentira. David Fdez
RépondreSupprimerUnas reflexiones: la gente, ¿ve cine-basura, tele-basura, porque otros lo ven, porque están de moda los tipos como el tal Torrente, para no quedarse fuera de esa "estética" de lo cutre, de ese humor grueso, hiriente y soez, que ven y oyen a diario..? Quizás sí, se identifican bien con él, y esto quizás sea lo peor de todo, que sea un personaje a imitar (en este caso, la naturaleza imita a la ficción, no lo llamemos arte). Los que, como Segura (apeémosle el trato de señor...), son creadores de tales monstruosidades, ¿no tendrán antes de dormirse un momento de remordimiento por su responsabilidad como manipuladores de masas, por su quehacer como contaminadores del mundo con deyecciones verbales y visuales? ¿Es el público el que demanda este tipo de cine-bazofia, o lo ve porque es lo que está en cartelera..? Lo triste es que en el fondo gusta a la gran mayoría. No he visto esa película (breves secuencias fueron suficientes), ni pienso verla nunca.
RépondreSupprimerYo nunca he ido al cine a ver Torrente, ni iré. Por supuesto que no me gusta en lo más mínimo el personaje. Pero como todos sabemos (menos ustedes), los actores son actores y los personajes, personajes, o sea, ficción. Y de lo que si puede hacer gala el señor Segura (no le tuteo pues no tengo el gusto de conocerlo personalmente) es de un gran sentido del humor, no de fascismo, racismo y machismo como comentan.
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