POR lo mismos años en que Gavarni encandilaba a los franceses con sus amables estampas galantes (de las que nos habla con admiración el muy católico Sánchez Mazas, saltándose la cadena de mando vaticana), Galdós perfilaba uno de los definitivos caracteres de la España profunda: Doña Perfecta, la temible.
Puede resultarnos difícil hoy, acaso, comprender a aquellos espíritus libres que aseguraban ahogarse en esta parte de los Pirineos (Galdós entre ellos), y necesitar ventilarse de vez en cuando en la otra. Puede resultarnos difícil, decía, pero no cuando vemos esa estampa de Gavarni, de uno de sus álbumes de vida parisina, y la otra, sacada de un libro curioso, Las españolas pintadas por los españoles (1871), en el que escribió, por cierto, un jovencísimo Galdós, a quien le cupo hacer en él el retrato de "La mujer del filósofo".
La figura de la muchacha de Gavarni y el misal que sostiene "La española neta". Lo que separa a ambas figuras no es desde luego los Pirineos, sino el modo de mostrarse y mostrar su trasero en sociedad.
Ambas se encontraron en el arroyo del Rastro y, acaso, las dos se reconocieron.
Puede resultarnos difícil hoy, acaso, comprender a aquellos espíritus libres que aseguraban ahogarse en esta parte de los Pirineos (Galdós entre ellos), y necesitar ventilarse de vez en cuando en la otra. Puede resultarnos difícil, decía, pero no cuando vemos esa estampa de Gavarni, de uno de sus álbumes de vida parisina, y la otra, sacada de un libro curioso, Las españolas pintadas por los españoles (1871), en el que escribió, por cierto, un jovencísimo Galdós, a quien le cupo hacer en él el retrato de "La mujer del filósofo".
La figura de la muchacha de Gavarni y el misal que sostiene "La española neta". Lo que separa a ambas figuras no es desde luego los Pirineos, sino el modo de mostrarse y mostrar su trasero en sociedad.
Ambas se encontraron en el arroyo del Rastro y, acaso, las dos se reconocieron.
El último tango en Paris, de Bernardo Bertolucci, miles de españoles cruzaron la frontera destino a Perpignan, era una protesta contra la represión sexual, principio de los 70, fue un acontecimiento clave que allanó la llegada de la democracia en España, los malpensados decían que la gente procesionó por ver el trasero de Maria Schneider, pero había afición por el cine.
RépondreSupprimerAparte del misal para actos litúrgicos, era común llevar un pequeño devocionario con el que demostrar llegado el caso la condición de devota, son siglos de catacumenismo disparatado.
Por un lado diversión y buenos argumentos, por otro la casa de Bernarda Alba,
RépondreSupprimerLos que estamos situados al filo de la extrema derecha, empujados por la avanzadilla más inteligente de la izquierda rampante, debemos tener muchísimo cuidado de no caer en la tentación de aprovechar una oportunidad ad hoc como esta para exhalar el chacarrillo fácil. Aunque sin duda el trasero francés de la ilustración resulta, digamos, más vistoso y fotogénico, dicho esto con el permiso de las damas españolas del foro, hoy discretamente ausentes.
RépondreSupprimer« La nerviosa, Ella es él, La niña casadera, La cuca, La militara, La futura, La literata, La viuda, La señora cursi, Rosa la solterona, La colillera, La peinadora, LA MUJER DEL FILÓSOFO [“¿Y la filósofa?” (alguna violeta de entonces o ahora)], La crónica…, Las comadres políticas, La celosa (boceto), La mujer sin tacha, La visitera, La fea, La enamorada, La mujer casera, La económica, La pollita, La maldiciente, La siempreviva, LA ESPAÑOLA NETA, La habladora, La espanta-novios, La que va a todas partes, La supersticiosa, La Elegante, La suegra, La cómica de la legua, La tertuliana de café, La bailarina, La aficionada, La pobre vergonzante, La pensionista, La que viene á menos, La pitonisa de barrio, La bonita… y no más, La actriz de nacimiento, La que no quiso casarse, Cuatro mujeres, La modela, La vieja verde, La curiosa, La conspiradora, La que va a caer, La séneca, la trapisondista, La duquesa, La que espera en el café, La que tiene muchos novios, La mojigata, La amable, Las que se pintan, La amiga, La suripanta, La mujer de empresa, La madre de la dama joven, La Venus caduca, La cenicienta, La señora de pronto y La que lleva el perro. »
RépondreSupprimerBien curioso, sí. El XIX: siglo de oro del costumbrismo español. ¿Para el XX la plata, y para el XXI, con tanto silicio quizá ni el bronce?
Una precisión a M. Lombelle: el morbo que movió a multitudes a cruzar la frontera y abarrotar los cines de Perpignan no fue el simple culo de María Sheneider, sino ver cómo se lo perforaba un Brando algo perverso. Y es que la sodomía heterosexual estaba muchísimo más extendida de lo que se pudiera pensar en aquella España de misal y novena, y constituía buena parte de las fantasías eróticas de la "raza". Lo de hoy, un frenesí.
RépondreSupprimerCon esto espero no escandalizar -me mueve el exclusivo prurito científico-estadístico- al amigo Pepe Cancio, que acaba de autodefinirse "al borde de la extrema derecha", cosa que me permito poner en duda; lo primero porque no me encajan algunos indicios que tengo sobre él; lo segundo, que no conozco a nadie que siéndolo lo proclame a los cuatro vientos: como mucho, de centro-derecha y, alguno que otro (Bono, por ej.), hasta socialdemócrata.
Saludo a ambos amigos.
Digamos, Germ, que mi ironía sobre la extrema derecha pretende recordar algunos ataques corales que sufrí antes de entrar usted en este foro, incapaces algunos tertulianos de aceptar que la crítica a la izquierda actual es una profunda decepción, nunca un halago al polo opuesto. Pero ya conocemos todos el primer principio de la intransigencia: o estás conmigo o eres mi enemigo. Reciba también mi saludo.
SupprimerCierto, Cancio, la crítica a cierta "izquierda" resulta fácil a cualquiera que piense que la ética es (era) algo más que una asignatura del bachillerato. Vivimos en permanente baile de disfraces y las palabras -de prostituidas que han sido- sirven mal para representar los conceptos que representaron algún día. A mí me ocurre lo propio que a usted: si critico (lo suelo hacer con dureza) cierta praxis, ciertas imposturas de curso legal..., no falta algún despistado que me ponga automáticamente entre los efectivos del otro "bando"..., con el correspondiente regocijo íntimo de un servidor (y a veces con cierta desazón, a qué negarlo), que se divierte enredando al lumbreras en su propio ovillo de ignorancia. Y es que en el fondo de todo está la desdichada incapacidad que tenemos de discurrir con solvencia: unos y otros han apostado por mantenernos en la inopia y llevamos unas cuantas generaciones perdidas para hacer de nosotros un pueblo razonable y razonador.
RépondreSupprimerSaludos, Cancio.
Germ, como no voy a saberlo, cierto que preferí hacer un comentario que pueda leer un niño y no quise ir por ahí.
RépondreSupprimerBertolucci dijo que nunca conoció una persona tan genial y arrollador como Marlon, y no era gay, Marlon era genio de la Lieratura, recreaba y mejoraba los guiones según dijo Bernardo .
Marlon tuvo una vida muy dura, era adicto al sexo pero no sabia enamorarse, de hecho casi siempre tuvo el soporte de profesionales de la psicología . Cuando Marlon era un niño era fans de Gauguin, soñaba vivir en los Mares del Sur , rodeado de mujeres voluptuosas y sensuales; ese fue el motivo de que comprara el atolón de Tahití, y no el que fue una decisión tomada tras rodar Rebelión a Bordo ( rodada por aquellos lares ) .
catecumenismo quise escribir en el comentario anterior
Saludos
Sí, Manuel, Brando tenía un carisma especial... Un papel suyo que me fascinó fue el de Marco Antonio, en "Julio César", de Shakespeare-Mankiewcz: memorable.
RépondreSupprimerSobre la condición sexual del actor hay quienes dicen que tenía una veta bisexual... Pero para mí carece de relevancia; es la diferencia que existe entre la España de los viajes a Perpignan para ver "El Último Tango en París" y la de hoy, que no califica ni descalifica a nadie por su sesgo sexual (o eso quiero creer); en esto sí que hemos avanzado.
Un saludo, Manuel.