MITAD búho chico entre las hojas, mitad gato sobre las tejas, atenta y silenciosa.
A diferencia del sol, que tanto se parece a un león viejo que ruge o bosteza con la misma indiferencia, la luna espera, qué, de pie toda la noche, como una de aquellas muchachas que los antiguos griegos figuraron en mármol con túnicas de pliegues rectos y la barbilla en alto.
Pero no es como una estatua, pues habla todas la lenguas, principalmente la de los solitarios, y a cada cual en la suya.
Nuestro pequeño satélite, siempre alrededor de nosotros, preso de nuestra fuerza gravitatoria. Quién sabe si no nos hubiera dejado (a la Tierra y, sobre todo, a esas ruines criaturillas que la habitan), si hubiera podido. Razones para mandarnos al cuerno nunca le faltaron.
RépondreSupprimerEl satélite nos dio la vida y sustenta sueños ,y anhelos de eternidad , está muy bien lo que dice el post .
RépondreSupprimerHace poco me enteré de la existencia del exitoso emperador mogol Akbar, pero lo que me dejó alucinado es que Lope de Vega lo conocía , de hecho dedico un poema a su imperio .
LOPE DE VEGA
Las riquezas que lo adornan / muchos Palacios soberbios / nunca Dario , Alejandro , Ciro ni Jerjes los vieron / Oro , piedras , perlas , plata / cubren paredes y techos / y el suelo que van pisando / brocados persas y medos.
Lo que no sepa la luna no lo sabe el sol.
RépondreSupprimerPrueba
RépondreSupprimerAmigo Trapiello.es la primera vez que oso dejarte un mandado en esta tu casa. Recién leía tu "Al morir don Quijote" y a fe mía que tope con una tal donosura en el manejo del "cervantino" que no me resta sino hacerte patente mi agrado y reconocimiento por haber logrado semejante dechado de primores.
RépondreSupprimerPor ello he pedido al mesonero recado de escribir y me complazco en hacerte llegar mi parabién.
Gracias.
PD.- En el patio hipóstilo de mi adosado de Pozuelo, tengo una estatua de mármol decapitada, que además sufre la amputación de ambos pulgares. Luce un peplo casi textil, tal es la delicadeza con que lo trató el escultor (período helenístico). Llegó a mí por sinuosidades que ni el propio Borges atinaría a describir. Lo más curioso: la he dado en llamar Selene.
―Aquí no viene esperanza, todo se queda en espera: ¿no tiene usted otro mapa?
RépondreSupprimerAquí (recodito del camino) no viene Esperanza Gürteliana: ni ha venido ni creo que nadie la espere.
SupprimerSi viniera, yo también pediría un mapa de carreteras, para salir de estampida hacia la piscina de último recurso de Trapiello, entre golondrinas y adelfas de camuflaje,