No pude pasar de la página 72. Que Proust me perdone desde el más allá, "sobre todo" por no me avergonzarme al reconocerlo. Y que M. me perdone también si le recomiendo quitarse los tres sobretodos, ahora que apretará el calor.
No pasa nada, amigo JC. Para más de uno, entre los que desde luego no está Félix de Azúa, “La recherche” es un poco pesadilla. Para Antonio Machado por ejemplo. Como profesor de Francés, digamos, en “Los complementarios” habla del “gran psicólogo” Marcel Proust. Pero como lector, en una carta de 1922 escribe a Ramón Pérez de Ayala lo siguiente: «Días llevo leyendo una inacabada e inacabable novela de Proust. “À la recherche du temps perdu. Quel cauchemar!” He aquí el fruto pocho y final de aquella novela iniciada alegremente por Stendhal». ¿No sería de agradecer un parrafito de AT sobre la cuestión?
Cuatro reconocimientos más que tampoco me van a hacer sentir un renegado de la literatura: No pude con el "Ulysses" de Joyce, y con "La montaña mágica", "Rayuela" y "Bomarzo" luché a brazo partido para llegar al final por puro pundonor juvenil. No sé si fue J. Marías (¿o S. Dragó?) quien opinaba con gracia que el ochenta por ciento de los que presumían de haber superado y disfrutado estos grandes desafíos mentían como bellacos. Y puede que sea muy cierto, como cierto es que los integrantes de las largas colas ante los museos no buscan ni el tiempo perdido entre los óleos ni otra emoción que no sea pensar en la salida para poder contar que los han visitado. El gran Azúa tiene la doble suerte de estar casado con una arquitecta asturiana, y eso le permite enfrentarse con éxito a cualquier tipo de ladrillo.
Y sin embargo, en algún párrafo de sus diarios expresa usted cierta decepción tras la relectura del libro de Proust (si es que el aforismo alude a él).
Muchos libros traen un trébol de cuatro hojas , leer es un acto de humildad , supongo . Suena a superficial , pero el prototipo de hombre actual sería una mezcla entre Marcel P. y el chico del patinete de Los Angeles , vestido eso sí con un traje que esté hecho por un artista sastre ( capaz de resucitar un glamour apolillado y que a la vez ese traje mantenga su poesía ) .
Dos aforismos particularmente exactos.
RépondreSupprimerLleva siempre las de ganar, sobretodo, si lo encuentra.
RépondreSupprimerÉl que va en busca del tiempo perdido lleva siempre las de ganar, sobretodo, si lo encuentra.
RépondreSupprimerEl que va en busca del tiempo perdido lleva siempre las de ganar, sobretodo, si lo encuentra.
RépondreSupprimerNo pude pasar de la página 72. Que Proust me perdone desde el más allá, "sobre todo" por no me avergonzarme al reconocerlo. Y que M. me perdone también si le recomiendo quitarse los tres sobretodos, ahora que apretará el calor.
RépondreSupprimerNo pasa nada, amigo JC. Para más de uno, entre los que desde luego no está Félix de Azúa, “La recherche” es un poco pesadilla. Para Antonio Machado por ejemplo. Como profesor de Francés, digamos, en “Los complementarios” habla del “gran psicólogo” Marcel Proust. Pero como lector, en una carta de 1922 escribe a Ramón Pérez de Ayala lo siguiente: «Días llevo leyendo una inacabada e inacabable novela de Proust. “À la recherche du temps perdu. Quel cauchemar!” He aquí el fruto pocho y final de aquella novela iniciada alegremente por Stendhal». ¿No sería de agradecer un parrafito de AT sobre la cuestión?
SupprimerCuatro reconocimientos más que tampoco me van a hacer sentir un renegado de la literatura: No pude con el "Ulysses" de Joyce, y con "La montaña mágica", "Rayuela" y "Bomarzo" luché a brazo partido para llegar al final por puro pundonor juvenil. No sé si fue J. Marías (¿o S. Dragó?) quien opinaba con gracia que el ochenta por ciento de los que presumían de haber superado y disfrutado estos grandes desafíos mentían como bellacos. Y puede que sea muy cierto, como cierto es que los integrantes de las largas colas ante los museos no buscan ni el tiempo perdido entre los óleos ni otra emoción que no sea pensar en la salida para poder contar que los han visitado. El gran Azúa tiene la doble suerte de estar casado con una arquitecta asturiana, y eso le permite enfrentarse con éxito a cualquier tipo de ladrillo.
SupprimerY sin embargo, en algún párrafo de sus diarios expresa usted cierta decepción tras la relectura del libro de Proust (si es que el aforismo alude a él).
RépondreSupprimerUnai
Si la esperanza es una razón para vivir, el tiempo perdido es la vida.
RépondreSupprimerEsos muñones. En la foto, restos quizá de un palmeral natural. Que la verde Deméter lo proteja del picudo rojo.
RépondreSupprimerRecuerdo esa canción de Manolo Garcia que dice : Nunca el tiempo es perdido , es solo una muesca más en nuestra ilusión ávida de cariño .
RépondreSupprimerMuchos libros traen un trébol de cuatro hojas , leer es un acto de humildad , supongo . Suena a superficial , pero el prototipo de hombre actual sería una mezcla entre Marcel P. y el chico del patinete de Los Angeles , vestido eso sí con un traje que esté hecho por un artista sastre ( capaz de resucitar un glamour apolillado y que a la vez ese traje mantenga su poesía ) .
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