No tiene uno ciertamente demasiada buena opinión de los bares españoles. Suelen ser sucios y ruidosos, por no hablar de aquellos otros en los que además se combinan fritangas y guisotes de olores aborígenes, arrieros. Del gusto con el que están decorados, si a lo que suele haber en ellos puede llamársele decoración, ¿qué decir? Claro que hablar mal de los bares españoles se parece tanto a hablar mal de España, a la que se parecen, que no ofrece ningún aliciente: ni sirve de entretenimiento ni ayuda a mejorarlos. Sin duda esas eran las razones por las que había dejado uno de entrar en ellos hace ya muchos años, en la medida que es posible vivir en España sin acabar dejándote arrastrar de vez en cuando a alguno, por ejemplo en navidades, aunque sólo sea para parecer normal. Debido a estas entrañables fiestas que sólo acaban de empezar ha podido uno constatar que los bares españoles ya no son lo que eran, gracias a la ley antitabaco. Muchos siguen siendo ruidosos y siguen siendo sucios, pero en ellos, al menos, se puede respirar.
Como sin duda sabrán los fumadores, los hosteleros y las tabaqueras, Rajoy ha anunciado que cambiará esa ley. ¿Y nosotros qué pensamos? ¿Tenemos opinión sobre ese asunto? La tenemos, aunque no será fácil exponerla aquí. En realidad es lo único que nos va a dejar la crisis: opiniones y paradojas. La reforma anunciada sería, qué duda cabe, una pequeña catástrofe. Por razones sanitarias y sociales, sí, pero también... éticas y estéticas.
Veamos. El hecho de que no frecuente uno los bares, no quiere decir que no sienta nostalgia de ellos, como a veces siente uno, que ha sido fumador, nostalgia de fumar, del humo azulado y de la voluptuosidad de sus volutas, que deberíamos poder llamar voluptas. ¿Y cómo puede ser esto así? Acaso porque bares y tabaco van unidos en uno a sus años mozos, esos en los que nos despreocupamos de media vida pensando que nos queda la otra media. Y aquí viene lo dificultoso. A partir de la ley antitabaco sucedió algo extraordinario en todas partes: los que antes fumaban dentro, salieron a la puerta de los bares. La mayoría de estos son jóvenes a los que tampoco preocupa su media vida, porque aún la tienen entera por vivir, ni les arredra el frío de estos meses. Y uno, que ya no entra en los bares, les oye al pasar a su lado reírse, conversar joviales, arrostrar animosos las bajas temperaturas, admirándonos a los viejos solitarios y un poco misántropos con esta constatación: las chicas que fuman son o le parecen a uno las más guapas e interesantes, tal vez por aquello que decía Mae West: las chicas buenas van al cielo y la malas a todas partes. Hasta hace cincuenta años sólo fumaban en la calle las llamadas chicas malas, las viarias, las mujeres con un pasado tratando de vivir al día, pero el pasado, al contrario que nos sucede a los que empezamos a andar sobrados de él, hermosea a los jóvenes que tienen la vida por delante. Parece que Rajoy, siguiendo órdenes de Europa, tratará de quitarnos lo bailado, pero este fin de año será aún más triste si logra quitarnos también lo fumado, hurtándonos a los “flâneurs” esas “paseantes” más hermosas aún que aquellas fugaces de las que habló Baudelaire, porque ni siquiera es necesario seguirlas, paradas como están todavía a la puerta de los bares.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 25 de diciembre de 2011]
Hace 30 años se podían fumar cigarrillos de Ketama en multitud de bares, la gente tenia más respeto y se compartían los humos, de un cigarrillo fumaban 4 y los cigarrillos corrían , entrabas amuermao y salías contento, Respirabas dos bocanadas de aire y limpiabas, la paradoja es que no interesa que el pueblo sea feliz y haya tertulias, eso sí , sales a la calle y solo respiras anhídridos de todo tipo . El fin es que cada vez tengamos menos libertad y nos resignemos a no tener vicios y tener cada vez menos amigos, divide y vencerás , que la estetica sustituya a la ética. Yo llegué a leer este verano a un tal Fuster ( medico en el hospital Sinaí de NY, creo ) que la culpa de la crisis es de los fumadores, lo dijo en la Menéndez Pelayo y lo leí el el Diario Montañés. Eso sí, Rajoy , Revilla y muchos apoltronados fuman puros habanos ( de la Cuba de Fidel ), Manuel
RépondreSupprimerPersonalmente no creo que Rajoy se atreva a cambiar ni una coma de la ley antitabaco. Lo dijo, pero es tan evidente que la ley es un gran éxito (al contrario que la anterior, la de hace 6 años, que era absurda y no sirvió para nada)y que la mayoría de la gente está de acuerdo con ella, que no creo que se atreva.
RépondreSupprimerSi cambia la ley sera por rencor al gobierno saliente, por marcarse un farol, ahora que los bares y las aceras de nuestras calles han recobrado un paisaje urbano bajo inauditas licencias de ocupacion de via publica y en otros paises, con verdaderas gelidas condiciones la adoptaran, pues la tecnologia permite arropar a los clientes de la intemperie; nuestro envidiado clima tan desaprovechado nos brinda asi un espectaculo y una nueva faz que no es sino la misma celebracion hispana de nuestros festejos.
RépondreSupprimerSi como también ha manifestado el Sr. Rajoy, una de las principales prioridades del Gobierno será la de reducir el gasto sanitario, convendría que no dejara de tener en cuenta que con anterioridad a la ley "antitabaco" en España eran tratados de tabaquismo sesenta y cinco mil ciudadanos anualmente; viéndose reducida esa cifra en la actualidad de manera notable.
RépondreSupprimerLeo hoy en Historia de N.G. n' 97 que se ha editado " libros, 2000 años de historia " de Martyn Lyons , una mirada a ese elemento fundamental en nuestra cultura , tablillas sumerias, papiros griegos y egipcios, sutra indios en hoja de palmera, libros de acordeón japoneses o mayas y los diferentes tipos de libro, el texto va acompañado de numerosa ilustraciones que muestran 2 milenios o más de la pasión universal por los libros. Manuel
RépondreSupprimerPara los amantes de las normativas y las regulaciones:
RépondreSupprimer...Ahora me llevan a mí,
pero ya es tarde.
El joder (con perdón) y el rascar, todo es cuestión de empezar.
Fernando
pasión por prohibir, vienen luego, el día que toca, las grandiosas proclamas por la Libertad y los Derechos civiles
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