ANTEAYER se presentó en Badajoz el tercer número de Suroeste, revista donde se han publicado este poema y otro, que traeré mañana aquí.
RUISEÑOR DEL LAUREL
Se podría argüir otros mil años
en contra o a favor sobre si el mundo
está bien hecho o no, pero yo quiero
decir aquí otra cosa: por lo mismo
que en las grandes ciudades es difícil
hallar un solo justo, aquí, a unos metros,
en el viejo laurel, un ruiseñor,
poco más que una nuez,
lanzó su canto melodioso al aire
sin el menor esfuerzo y sin temor
a que caudal tan alto le rompiera
su pequeño pulmón.
Todo quedó encantado.
Que los golpes funéreos de la azada
no le asustaran, tuvo un no sé qué
de santo y prodigioso y de candor.
Después de unos minutos, y aunque no lo veía,
tan escondido estaba, pregunté
sin levantar la voz
qué quería decirme.
Dejó por un momento su canción
y pudimos oír los pensamientos
como el huso sutil del tejedor.
Hablamos el silencio, nuestra lengua,
pues él no sabe azada y yo no ruiseñor,
y nos contamos cosas
que han de quedar entre él y yo.
Y si ahora me dijeran, en la cena,
que han pasado diez siglos
desde que esta mañana salió el sol,
lo daría por bueno, sin importarme mucho
si el mundo está bien hecho o no.
Lagar de las Mercedes, Las Viñas. 14 de noviembre de 2013 |
Tantos aciertos en su poema y yo voy a advertirle de la posible errata en uno de ellos.
RépondreSupprimer“Hablamos el silencio, nuestra lengua,
pues él no sabe azada y yo no ruiseñor,”
¿“Hablamos EL silencio” como el que dice “hablamos EL gallego”? ¿No será “hablamos EN silencio” como EN árabe o EN francés? A pensarlo lleva el acierto mismo: pues él no sabe azada, yo ruiseñor tampoco; como quien dice: él no sabe español, yo italiano tampoco…
Va como está, qué le vamos a hacer. Gracias de todos modos.
SupprimerPrecioso
RépondreSupprimerPatrón, tripulación, grumetes:
RépondreSupprimerA todos y cada uno Feliz Navidad
Este poema de Machado dedicado a Juan Ramón. Hablando también del ruiseñor. Hermoso hilo que une al de Moguer, al de Sevilla y al de Manzaneda del Torío.
RépondreSupprimerEra una noche del mes
de mayo, azul y serena.
Sobre el agudo ciprés
brillaba la luna llena,
iluminando la fuente
en donde el agua surtía
sollozando intermitente.
Sólo la fuente se oía.
Después, se escuchó el acento
de un oculto ruiseñor.
Quebró una racha de viento
la curva del surtidor.
Y una dulce melodía
vagó por todo el jardín:
entre los mirtos tañía
un músico su violín.
Era un acorde lamento
de juventud y de amor
para la luna y el viento,
el agua y el ruiseñor.
«El jardín tiene una fuente
y la fuente una quimera...»
Cantaba una voz doliente,
alma de la primavera.
Calló la voz y el violín
apagó su melodía.
Quedó la melancolía
vagando por el jardín.
Sólo la fuente se oía.
El primer Juan Ramón. Qué fuerte llegó a nuestras también primeras adolescencias. Gracias por traerlo aquí. (Bendito sea el ruiseñor, / que no es ni de Extremadura / ni de Madrid ni León.)
SupprimerGracias. Y no digo más ná.
RépondreSupprimerGlosando a la Jurado (Rocio) cuando dijo a Lola (Flores): "Lola eres Dios...y no digo mas ná...".
Una buena noticia, Andrés.
RépondreSupprimerEspero el poema de mañana con ganas.
Y que un día nos crucemos, como me cruzo con Millás, Boyero o Krahe. Sin duda, seré yo quien me acerque para agradecer tu vocación.
Maravilloso. Le haremos un hueco de honor en ZdeP. Saludos a todos*.
RépondreSupprimer(* = en epiceno).
¡ Ole !
RépondreSupprimerFeliz poema para terminar el año...
RépondreSupprimer¡Feliz Navidad Sr. Trapiello, esté donde esté!
¿Será posible que nadie se haya dado cuenta que este poema ya se publicó, en este mismo blog, allá por el mes de mayo?
RépondreSupprimerTambién los ruiseñores se repiten.
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