PARA días en los que como hoy no tengo nada que llevaros a los ojos, ni un ángel que venga a labrarme el campo, me gustaría que sucediera algo, cualquier cosa valdría. Llamar al estornino, pedirle que cantara por nosotros al mundo. Ya está cantando. ¿Lo oís? Lleva el silencio a las ramas desnudas de los árboles, y en medio del silencio nacerá la esperanza. Siempre quise ser pobre, y esa fe me sostiene.
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Foto: Envío de Carlos León |
Es usted un magnífico labrador de palabras.
RépondreSupprimerUn texto realmente bello,
gracias.
lo oímos,sí
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RépondreSupprimerGracias Andrés por la música a estas horas. Gracias por la pobreza. Gracias por la rama desnuda, silente y adormecida donde esconde la próxima primavera.
RépondreSupprimerFeliz Navidad, Andrés. Un fuerte abrazo para los cuatro. Y gracias por hacerme tan feliz y por enseñarme tanto y tan bueno.
RépondreSupprimer...menos mal que en medio del síndrome depresivo navideño (generado por los villancicos del acordeón del vecino: los padezco con resignación todos los 24 de diciembre) hay todavía alguien con ganas de cantar otra cosa.
RépondreSupprimerTanti auguri (e tante cose), Andrés.
LNJ. No sabemos que ha podido pasar. Envíalos de nuevo si quieres, por favor. Saludos. AT.
RépondreSupprimerEl pájaro no canta porque es feliz, es feliz porque canta. Imágenes preciosas en. www.porpicos.com, saludos
RépondreSupprimer...lo oigo, lo oigo, lo estoy oyendo cantar ahora,entre las ramas bajas de esos árboles. Un fuerte abrazo para los cuatro
RépondreSupprimerEl pájaro canta - como todo el mundo sabe, menos Manuel y los poetas- para marcar su territorio, avisar de posibles conflictos jurisdiccionales y atraer a fembras placenteras.
RépondreSupprimerFeliz Navidad Andrés. Gracias por tantas y tantas horas y años de bellísima literatura, tráenos siempre tu canto como el estornino, lo estaremos aguardando. Un abrazo para ti y los tuyos.
RépondreSupprimerCito:
RépondreSupprimer"David Rothenberg, ornitólogo y músico estadounidense, está convencido de que, además de por los motivos expuestos, los pájaros cantan por placer. En su opinión, es la propia evolución de la especie la que ha creado esa necesidad, ese gusto por cantar. No se explica de otra manera el investigador que los pájaros dediquen tanto tiempo a esta práctica, incluso después del cortejo".
Claro que estos deben ser los pájaros-poetas, que, como señala el Anónimo, no se enteran. Los otros tendrán sin duda como primera finalidad el marcar su territorio; así parece ocurrir, al menos, el caso del propio Anónimo.
Sea como sea, felices fiestas.
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