30 juillet 2012

El ladrón de Compostela y el bosón de Higgs

EL mismo día (es un decir) se dio a conocer la existencia del bosón de Higgs y la recuperación del Códice Calixtino, robado de la Catedral de Compostela por un electricista despechado. Podría pensarse que entre ambos hechos no había la menor relación, y sin embargo, tras el descubrimiento del campo de Higgs y sus pastueños bosones, sabemos que están íntimamente relacionados. Si yo he entendido bien las explicaciones de nuestro amigo el profesor Alfredo Poves, físico de partículas, al fin ha podido probarse la existencia de una especie de éter que nos devuelve a la teoría platónica, según la cual no es concebible el universo sin armonía y belleza, haciendo bueno lo que nadie formuló mejor que John Keats, el delicado romántico inglés: Verdad es Belleza y Belleza es Verdad.

Conforme a esto, la rocambolesca aparición del Códice Calixtino no ha sido sino un restablecimiento del orden y la armonía pasajeramente rotos, y rotos  no tanto por el señor Fernández Castiñeiras, el electricista, como por el señor deán de la catedral, último responsable, ya que agraviando al electricista de modo improcedente, puso en marcha en la cabeza de este la venganza, único móvil  del robo, según ha reconocido la policía, al frente de la cual estuvo cierto comisario, también gallego, que calificó al ladrón, para asombro de todos, de “hombre de carácter cerrado, oscuro, gallego”.

El resto de los detalles hacen que la historia, en manos de un escritor como Álvaro Cunqueiro, habría adquirido proporciones fantásticas: Castiñeiras empleado durante veinticinco años y despedido por el deán, su enemigo; Castiñeiras acudiendo a diario, hasta el día de su detención, a misa en la misma catedral donde un año antes había robado el precioso libro; y, principalmente, Castiñeiras, que nunca tuvo la menor intención de vender el códice ni de sacarlo de Galicia, anotando en un libro diario con el mayor escrúpulo este y cada uno de los cientos de robos y sustracciones en los cepos de la catedral que le proporcionaron más de millón y medio de euros. En un relato cualquiera, incluso de Cunqueiro, la mayor parte de estos detalles se encontrarían exagerados, inverosímiles.

Y aquí se acabaría la historia: aparecido el códice, habría quedado restablecida la armonía universal... pero no. Aspiramos a la Verdad y la Belleza, desde luego, y sin embargo el camino que nos lleva a ello es engañoso. El pergamino recuperado ha despertado en muchos la mayor codicia, empezando por cardenales, presidentes de gobierno y de xuntas, curas, empresarios, todos con un oportunismo tan desmedido y obsceno que empezamos a desear que baje del éter un bosón vestido de ángel (al fin “la jodía partícula”, como también se la conoce, es igualmente “la partícula de Dios”) y se lleve el códice en un carro de fuego, hecho este al fin y al cabo más hacedero que abducir a todos esos que han corrido a fotografiarse y lucirse con la presa. En fin, nuestro amigo físico habló también de las incógnitas que abría tan gran descubrimiento. Acabamos de verlo: el silencio monacal con el que fue hecho ese códice, la armonía en la que permaneció ocho siglos, no la hemos restablecido. Al contrario, la hemos roto entre todos.
       [Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 29 de julio de 2012]

3 commentaires:

  1. Magnífico. Por un momento elucubro sobre la versión que hubiera dado del caso Juan Larrea (pongamos, y si hubiera tenido oportunidad, con lo que le ponía el asunto compostelano)...No creo que la mejorara. Y, ahora que lo pienso, me pregunto: ¿y mientras tanto, los neutrinos, encaramados al bardal,¿qué dirán, tendrán ya una opinión formada...?

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  2. Es un descuidero de primera, claro que iba a vender el códice . Es dificil no echar de menos lo que robó el caco , dudo que actuara solo aunque no creo que lo hiciera acompañado de otros . En un gran espacio siempre hay muchos ladrones .
    El CERN es un sumidero de euros y sueldazos , a falta de resultados y beneficios corean Eureka para dar visos de realidad a cualquier abstracción .
    Chao

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  3. De forma extemporánea entro a comentar sobre ese hijo o sobrino de Andrés que se va a investir en la orden de los arquitectos. Leyendo la memoria del PFC me pareció estar leyendo la mía, años ha, en vísperas de la muerte de Franco. Casualmente yo había elegido un proyecto de igual tinte utópico (Centro de Renovación Artesanal) y en un barrio tan castizo, también, como la misma Plaza del Dos de Mayo.
    Y en la parte gráfica observo que se ha expresado mediante axonometrías desglosadas en sus componentes espaciales, como se hacía en mi época, cuando los protagonistas eran exclusivamente el talento, el lápiz y el papel. Ahora la informática se ha convertido en una herramienta tan indispensable como nefasta, alejando a nuestra querida vocación de los ritos y tradiciones que nos hacían sentirnos más artistas, sin virtualidades a la carta.
    Sin embargo persiste ese romanticismo que justifica el trabajo como conclusión del proceso creativo, sin importar, a veces, que la idea se acabe quedando finalmente en el tintero.
    Si algo de bueno puede tener esta trágica crisis es la indispensable humanización en todos los ámbitos para comprender que la velocidad de la vida es otra muy diferente.

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