TODOS hemos podido leer con ocasión del cierre del ejercicio cultural del año doce las listas de “los mejores libros del año”. Dejando de lado el hecho, para mí desconcertante, de que a menudo los libros escogidos fueran diferentes en cada una de esas listas, ha tenido uno que hacerse esta confesión incómoda: la mayor parte de ellos no los he leído, de muchos ni siquiera había oído hablar y a pesar de que algunos le hayan llegado avalados por críticas fiables, no creo que los vaya a leer tampoco. Si a alguien le sucediera algo parecido con alguno de los míos, también lo comprendería, cómo no.
Cuando Maquiavelo pensaba en el Príncipe del Renacimiento, pensaba en un joven prudente, sagaz y culto. ¿Y qué entendía por culto? Alguien, desde luego, que pudiera leer en latín a Marco Aurelio y a los filósofos e historiadores griegos tanto como a Ariosto, o sea, alguien con una sólida cultura grecolatina y curiosidad por sus contemporáneos, unos y otros escogidos con esmero y sin precipitación. Aunque pocos tenían entonces una biblioteca personal de más de cien o doscientos libros, el descuido y las prisas son malas hierbas que crecen en todo tiempo, hoy más que nunca.
Y nunca se le ha dado tanta importancia a las listas como ahora, tal vez porque nunca hemos gustado tanto de las competiciones y las apuestas. Se publicó hace unos años la lista de las listas: los mejores libros de la historia elegidos por el crítico y profesor Harold Bloom. Fue un boom (me doy pena a mí mismo por un chiste tan malo). Recuerda uno haber escrutado aquel centón atentamente en una librería, pero hube de devolverlo a su estante y no sólo porque dudaba de que un único hombre hubiese leído todo lo que aseguraba haber leído (llegaba a mencionar a escritores estonios, serbocroatas o catalanes en sus lenguas originales), sino porque jamás me he fiado de nadie que haya perdido el tiempo haciendo esa clase de listas, sea Bloom o Ladrón de Guevara, autor de aquel Novelistas malos y buenos del que se carcajeaba Baroja. Dentro de cien años los lectores, si leen a Bloom, cosa harto improbable como encontrar hoy lectores del padre Ladrón de Guevara, se preguntarán: ¿pero qué leían en el siglo XX? Y además, ¿cómo es que necesitaban tantos libros, no se indigestarían? Si tuviese uno que leer todos aquellos libros que nos presentan como obras maestras, no le bastaría una sola vida, y lo mismo diríamos de la música, el teatro, el cine, las exposiciones, los museos o las ciudades sin los que se nos dice que no es posible hoy ser una persona culta. Se podría creer que las listas estuvieran hechas para ayudarnos a escoger, pero no, hay tantas y duran tan poco, que no son sino un pequeño fraude y otra cara de la precipitación y la arbitrariedad. ¿Quién es hoy, pues, alguien verdaderamente culto? Quizá aquel que no necesita mucho para serlo, algo que por desgracia normalmente no llega uno a saber sino después de haber perdido mucho tiempo leyendo, viendo, oyendo lo que se supone ha de leer, ver, oír un joven prudente, sagaz y culto hoy día. Quiero decir, que probablemente sólo llegue a ser culto aquel que dejó ya hace tiempo de ser joven y no puede recuperar el tiempo perdido.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el día 20 de enero de 2013]
Cuando veo esos hits-parade de los mejores libros me parece estar leyendo el consejo de un avezado economista que recomienda a los ingenuos lectores comprar este o el otro valor bursátil, eso sí, perfectamente razonado. Y no hace falta preguntarse el verdadero motor de tal consejo gratuito.
RépondreSupprimerLa literatura está más mercantilizada que nunca. En realidad todo vale si se vende bien. Es un negocio que tiene algo de pornografía sin fotos en el que invierte el papanatismo rampante cuando acude a una librería en busca del regalo fácil para un cumpleaños o reyes. Esos cómplices suelen decir, al entregar más tarde el obsequio con gesto gozoso: "No lo he leído, pero te aseguro que se está vendiendo muchísimo".
¿Y qué decir cuando el jurado de un concurso literario abre el sobre para descubrir el nombre del autor que más votos ha recibido y se encuentra, casualmente, con que es un personaje muy conocido? ¿No es más cierto, como dicen los abogados, que el premio fue concedido por el editor antes, incluso, de convocar el concurso?
Esta farsa la descubrí yo, inscribiéndome en un concurso de arquitectura, al poco de terminar la carrera: hacían falta participantes-comparsa para que el número de obras presentadas justificara la subvención de Cultura recibida por la entidad convocante.
Volviendo al mundo de los libros, a algunos impostores se les podría aplicar la ecuación:
Editores+críticos+escritores = sexo+drogas+rock&roll
Lo mejor es "enamorarse" literariamente de un autor y a partir de ahí leer toda su obra. A mí me ha pasado, por ejemplo, con Fernando Pessoa o con Stefan Zweig.
RépondreSupprimerEMILIA ALARCÓN
Ni mejor ni peor, también es frecuente leer lo que lee el autor que nos gusta. De Unamuno al Maestro Eckhart, Kierkegaard...
SupprimerDesde luego la "varianza" nunca viene mal, y tampoco don Miguel es una excepción.
[Por querer ser original, te perdiste, Pascual.
Pensaba que "varianza" sería un término musical italiano y no, es el nombre de un grupo musical de tres chicas españolas que desde una azotea cantan un tema titulado "No cambiarás".
De paso me entero de que la "varianza" de una variable aleatoria, en teoría de probabilidad, suele representarse como σ2 y "es una medida de dispersión definida como la esperanza del cuadrado de la desviación de dicha variable respecto a su media".
"¡Te lo has ganado a pulso!": desde su cielo Unamuno)].
«(…) de la "Apología", el pasaje en que Sócrates describe su modo de actuar en las siguientes palabras:
RépondreSupprimer"Jamás, mientras viva, dejaré de filosofar, de exhortaros a vosotros y de instruir a todo el que encuentre, diciéndole según mi modo habitual: Querido amigo, eres un ateniense, un ciudadano de la mayor y más famosa ciudad del mundo por su sabiduría y su poder, y ¿no te avergüenzas de velar por tu fortuna y por su constante incremento, por tu prestigio y tu honor, sin que en cambio te preocupes en absoluto por conocer el bien y la verdad ni de hacer que tu alma sea lo mejor posible? Y si alguno de vosotros lo pone en duda y sostiene que sí se preocupa de eso, no le dejaré en paz ni seguiré tranquilamente mi camino, sino que le interrogaré, le examinaré y le refutaré, y si me parece que no tiene "areté" alguna, sino que simplemente la aparenta, le increparé diciéndole que siente el menor de los respetos por lo más respetable, y el respeto más alto por lo que menos respeto merece.
Y esto lo haré con los jóvenes y los viejos, con todos los que encuentre, con los de fuera y con los dentro; pero sobre todo con los hombres de esta ciudad, puesto que son por su origen los más cercanos a mí. Pues sabed que así me lo ha ordenado Dios, y creo que en nuestra ciudad no ha habido hasta ahora ningún bien mayor para vosotros que este servicio que yo rindo a Dios. Pues todos mis manejos se reducen a moverme por ahí, persuadiendo a jóvenes y viejos de que no se preocupen tanto ni en primer término por su cuerpo y por su fortuna como por la perfección de su alma."
La "filosofía" que Sócrates profesa aquí no es un simple proceso teórico de pensamiento, sino que es al mismo tiempo una exhortación y una educación. Al servicio de estos fines se hallan asimismo el examen y la refutación socráticos de todo saber aparente y de toda excelencia ("areté") puramente imaginaria.»
WERNER JAEGER, "PAIDEIA": LOS IDEALES LA CULTURA GRIEGA.
El verdadero cultivo, pensamos, sólo se da cuando es hijo de una necesidad ineludible.
Wittgenstein, místico del silencio, nos dice: "De lo que no se puede hablar, hay que callar".
Parece que el cultivo y el silencio van de la mano.
Diógenes, en una ocasión apareció en una plaza de Atenas portando una lámpara, mientras decía: "Busco a un hombre”. "La ciudad está llena de hombres", le dijeron. Y él respondió: "Busco un hombre de verdad, uno que viva por sí mismo (no un indiferenciado miembro del rebaño)."
Bueno, pues en eso debe consistir la cultura, en saber buscar ese alimento tan necesario.
¿Volver al manantial de la antigua "Paideia" griega?
"Llámase clásico a un libro que se configura como equivalente del universo, a semejanza de los antiguos talismanes"
SupprimerITALO CALVINO, "Por qué leer los clásicos".
"LA GUERRA Y LA PAZ", DE TOLSTOI, que hemos leído recientemente, se ajusta muy bien a esta definición.
Creo que Harold Bloom no publicó ninguna lista y si un libro sobre el cánon occidental, según su óptica lectora, si el libro se lee sin demasiados prejuicios se hace una idea de los gustos literarios del mundo anglosajón culto y además universitario. Predomina ante todo Shakespeare y los poetas ingleses del XIX, las literaturas periféricas como la española o en español son comentadas de pasada. Pero, por otra parte, ya sabemos que las listas de libros leídos son añagazas comerciales para aumentar las ventas. Supongo que cada lector tiene sus listas.
RépondreSupprimerPrecisamente al final de "El canon occidental" se contiene una lista de lecturas, que tiene el defecto del anglocentrismo que aquí se cita y unos cuantos más, que sería demasiado largo detallar, aparte del que ya denuncia en su crónica AT. Citaré sólo un ejemplo: dicha lista final omite a Garcilaso o a Juan Rulfo, pero incluye "Mujercitas", de Louise May Alcott. No sé si habrá alguna persona con un mínimo de criterio literario que, habiendo leído los tres, prefiriese ser autora de este último en lugar de serlo de las obras de los dos primeros. Claro que suponer que en efecto Bloom los haya leído, o siquiera que haya leído todo lo que recomienda, parece bastante ingenuo.
SupprimerHay que besar muchas ranas para encontrar un príncipe. Hay que leer demasiado para encontrar un libro bueno de verdad. Claro que ¿qué es un libro bueno de verdad? Lo que es bueno para uno puede no serlo para otros. Está el dejarse aconsejar por los críticos, por ese crítico honesto con el que suelo estar de acuerdo. Pero aun así, falla a veces: a él le pareció estupendo y a mí me defraudó. ¿Qué hacer?
RépondreSupprimerYo, por eso, pediría (esto ya lo he dicho aquí) que los suplementos literarios saquen párrafos o pasajes de los libros. Para que así, leyendo un fragmento de la obra, nos hagamos una idea de si nos gusta o no. Y sólo entonces leer el libro entero.
La literatura como mercado, es decir, como producto a consumir es algo que interesa a las editoriales y a quienes legítimamente aspiran a vivir de su oficio o de su vocación. Todos sabemos que cualquier mercado se alimenta de su continua renovación y que por tanto todo mercado vive de las novedades y potencia su consumo entre los consumidores. Todo esto no tiene nada que ver con la literatura sino con el medio de vida de la industria que la produce. Que uno admita que sea necesario no quiere decir que se deje seducir fácilmente por las novedades, antes bien, desconfía de ellas pues las entiende como algo colateral a lo que busca en la literatura: sentido, claridad, explicación, sabiduría.
RépondreSupprimerPoesía, literatura, ciencia, filosofía, justicia ... llamar a las cosas por su nombre, perseguir la aletheia.
RépondreSupprimerLa cultura se demuestra interesando a los demás , si me quiero a mi mismo demostrar que soy culto necesito escribir cosas que interesen y tener el suficiente ego para opinar de casi todo , para ello trabajo con gusto . La suerte de contar con maestros escritores como AT es imprescindible para ser más cultos y que las personas hayamos descubierto que la cultura es interactiva , no se trata de leer muchos libros sino de que uno tenga algo que decir y sepa hacerlo no solo hablando sino escribiendo . Mejorar es lo que tod*s queremos
RépondreSupprimerSoy un fánatico de las estadísticas deportivas y la literatura necesita bombo y platillo ( las listas ayudan a debatir a que se hable de los escritores , de esa forma su voz será reclamada ) . Me gusto la lista de varios escritores en el Pais , donde seleccionaron un libro suyo en poesía ; aunque las votaciones populares en Internet es lo más importante . Todo lo que ayude a vender libros o que los escritores consigan trabajos ( suelen ser los mejores analistas politicos ) me parece bien .
Chao
Marco Aurelio escribía en griego.
RépondreSupprimer¡Ah,qué días aquellos de griegos y romanos !`
SupprimerTambién Séneca en griego latinizado,parece.
"(...) Tan endeble es lo dañino como lo dañado: Las cosas mejores no tienen capacidad de daño.
Si alguna vez nos elevamos de esta escoria a lo sublime y excelso, nos esperan, alejados ya los errores, la tranquilidad de espíritu y una libertad absoluta. ¿Quieres saber en qué consiste esta libertad? No temer a los hombres ni a los dioses, no desear lo vergonzante ni lo desmedido, tener el máximo dominio de sí. Ser dueño de uno mismo es un bien que no tiene precio."
LEÍDO EN ESTA PANTALLA
RépondreSupprimer«En una de sus obras, Marco Aurelio escribe:
"Vivimos por un instante, sólo para caer en el completo olvido y el vacío infinito de tiempo de esta parte de nuestra existencia."
"Piensa en lo que han hecho, tras pasar una vida de implacable enemistad, sospecha, odio... ahora están muertos y reducidos a cenizas".
Según Marco Aurelio todo acaba cayendo en el olvido, incluso las leyendas.
"La vida del hombre es una simple duración, un punto en el tiempo, su contenido una corriente de distancia, la composición del cuerpo propensa a la descomposición, el alma un vórtice, la fortuna incalculable y la fama incierta. Las cosas del cuerpo son como un río y las cosas del alma como un sueño de vapor, la vida es una guerra y la fama después de la muerte, solo olvido."
"Todo lo existente se desintegra y todo lo creado por la naturaleza está destinado a morir."
"La duración de la vida de cada uno es irrelevante, un paso para ver el enorme abismo de tiempo detrás de ti y antes de ti en otro infinito por venir. En esta eternidad de la vida de un bebé de tres días y la vida de un Néstor de tres siglos se funden como uno sólo."
"Los deseos conducen a la permanente preocupación y decepción, ya que todo lo que se desea de este mundo es miserable y corrupto."
(...) Marco Aurelio contrajo matrimonio con Faustina la Menor en 145. Durante sus treinta años de matrimonio, Faustina dio a luz a trece niños, de los cuales sólo un varón y cuatro mujeres sobrevivieron a su padre:
Annia Aurelia Galeria Faustina (147 - 165)
Gemelo Lucillae (muerto alrededor de 150)
Annia Aurelia Galeria Lucilla (148/50–182), casada con el co-emperador de su padre, Lucio Vero
Tito Aelio Antonino (nacido en 150 – fallecido antes del 7 de marzo de 161)
Tito Aelio Aurelio (nacido en 150 – fallecido antes del 7 de marzo de 161)
Adriano (nacido en 152 – fallecido antes del 7 de marzo de 161)
Domicia Faustina (nacida en 150 – fallecida antes del 7 de marzo de 161)
Fadilla (nacida en 159 – fallecida antes de 192)
Annia Cornificia Faustina Minor (nacida en 160 – fallecida durante el reinado del emperador Caracalla (211–217)
Tito Aurelio Fulvo Antonino (161–165)
Lucio Aurelio Cómodo Antonio, que posteriormente se convertiría en emperador (161–192)
Marco Annio Vero César (162–169)
Vibia Aurelia Sabina (170 – fallecida antes de 217)».
Competiciones y apuestas, listas y comparaciones. El ejercicio se cierra. “Toda comparación es un crimen” dijo Krishnamurti en el siglo XX. A finales del XV,
Fernando de Rojas empezaba así su prólogo a "La Celestina":
«Todas las cosas ser criadas a manera de contienda o batalla, dize aquel gran sabio Eráclito en este modo: “Omnia secundum litem fiunt”. Sentencia a mi ver digna de perpetua y recordable memoria. Y como sea cierto que toda palabra del hombre sciente esté preñada, desta se puede decir que de muy hinchada y llena quiere rebentar, echando de sí tan crecidos ramos y hojas, que del menor pimpollo se sacaría harto fruto entre personas discretas».
Antes de la Red mal reunidas, citas sobre el amor para clases de instituto (turno nocturno). A veces no consta el autor.
RépondreSupprimerSHAKESPEARE:
* El amor se arrastra cuando no puede caminar [¡como la cucaracha!].
* Amor es humo que produce el vapor de los suspiros.
* Es amor bien pobre el que puede evaluarse. (“Antonio y Cleopatra”).
* Los arrebatos violentos tienen finales violentos y mueren cuando triunfan; amaos, pues, moderadamente. (“Romeo y Julieta”).
EL AMOR comienza por el deslumbramiento de un alma que no esperaba nada y termina con la decepción de un yo que lo exige todo.
R. M. RILKE:
* El del amor es caza [horror, también].
* Los jóvenes, nuevos en todas las cosas, no saben aún amar, deben aprender... Inclinados a no ver en el amor más que un placer, los hombres lo han vuelto fácil, barato, sin riesgo, como una diversión de feria.
EN ESENCIA se aprende sólo de aquel a quien se ama. Goethe.
SÓLO DEL AMOR surgen los más profundos pensamientos. Nietzsche.
AMAMOS siempre a aquellos que nos admiran, y no amamos siempre a los que admiramos. La Rochefoucauld, "Máximas".
AMOR es afecto del alma racional, por el cual busca con deseo el bien verdadero o aprehendido, y apetece gozarle. Tómase en varios sentidos, según los objetos a que se endereza la voluntad: si al Padre se llama paternal; si a la sensualidad, se llama carnal y si a las riquezas se llama codicia, y si es enderezado a buen fin se llama amor honesto. Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española, I. Madrid, 1726.
ESE PROFUNDO Y COMPLEJO sentimiento al que llamamos amor es el anhelo universal de una comunión que no sólo se refiere a los sentidos, sino a la totalidad de nuestra naturaleza intelectual, imaginativa y sensitiva. Shelley, "Sobre el amor".
HERMANN HESSE:
* Sin personalidad no hay amor, no hay amor realmente profundo.
* La contemplación no es examen o crítica, es nada más que amor. Es el más supremo y deseable estado de nuestra alma: amor desinteresado sin apetencias.
UNAMUNO:
* El amor es hijo del engaño y padre de la desilusión. El amor busca furiosamente a través del ser amado algo que está más allá, y al no encontrarlo se desespera. (“El sentimiento trágico de la vida”).
* No hay verdadero amor sino en el dolor, y en este mundo hay que escoger o el amor, que es dolor, o la dicha.
NO AMAMOS NUNCA A NADIE sino, únicamente, unas cualidades. Pascal.
EL AMOR es la ocupación de los ociosos y el ocio de los ocupados.
EL AMOR Y LA AMISTAD pasan sobre la tierra con un velo en la frente y los labios cerrados. Ningún ser humano puede decir a otro cómo le ama; siente solamente que le ama. El hombre interior no tiene lenguaje. Es mudo.
EL AMOR, en sí tan gustoso, gusta más por las maneras en que se muestra que por sí mismo.
AMOR es deseo de confusión por instinto de la eterna unidad de las cosas. Joan Maragall, "Elogio del amor".
GEORGES BATAILLE:
* En el suplicio de amar, me escapo de mí mismo. ("El aleluya y otros textos").
* El amor-elección se opone a la lubricidad: el amor que purifica vuelve sosos los placeres de la carne.
EL MIEDO a estar solos nos empuja a la unión; el ansia de ser libres nos lleva otra vez a la soledad. Gregorio Marañón, “Vida e Historia”.
EL AMOR hace sutil al hombre que es rudo. “El Libro de Buen Amor”.
NO HAY AMOR; no hay más que pruebas de amor. Paul Revérdy, “Despojos del cielo”.
EL AMOR es disponibilidad constante; en él todo es paciente perseverancia, pues el amor es disponibilidad a la creación. Hermann Broch.
AMOR es aquello que a los que están libres reduce a esclavitud y a los esclavos pone en libertad. Raimundo Lulio, “El Libro del Amigo y del Amado”.
LIBERTAD no conozco sino la libertad de estar preso en alguien / cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío. Luis Cernuda.
PERO NO MÍA / ni de Dios ni de nadie; / ni tuya siquiera. Agustín García Calvo / Amancio Prada.
EL AMOR que conozco ahora es el amor más alto: es la piedad por todo. Azorín, “Memorias inmemoriales”.
No hay un príncipe en la corte, sino una corte de príncipes: la corte de los milagros.
RépondreSupprimerhttp://blogs.20minutos.es/codigo-abierto/2013/01/22/este-libro-se-autodestruira/
Cordialísimo saludo.
Sólo una pequeña nota al margen.
RépondreSupprimerLa capacidad de consumo es diferente en cada manifestación artística. No es lo mismo haber visto 15.000 películas o escuchar 15.000 Lp's que leer 15.000 libros, cosa está última que a mí me parece imposible, aunque recuerdo haber escuchado a Alfonso Guerra que él había leído 18.000, y a penas pasaba el hombre de los cuarenta años. ¿Quién lo puede comprobar? Nadie, una nada absoluta.