Vangoghtiana

EN la sociedad del espectáculo el peor espectáculo no es el que nos dan, sino el que damos.

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TODA la felicidad y ternura que nos despierta un niño dormido, se trueca en un vago desasosiego cuando vemos en su cama a un viejo, sin duda porque este su dormir empieza ya a parecerse mucho a su estar muerto.

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LA calavera que Hamlet sostiene no es, como se ha creído siempre y como suponía el propio Hamlet, la de su muy querido bufón Yorick, sino la suya propia, y de ahí que ese monólogo le saliera tan inspirado.

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COMPRENDE uno el resentimiento del artista que tarda años en concluir cualquiera de sus empeños al juzgar a Van Gogh, capaz de terminar un paisaje, un autorretrato y una naturaleza muerta en un mismo día o doce obras maestras en una semana, y así durante los cinco últimos años de su vida y, más aún, habiendo empezado a pintar sólo cinco años antes, a la edad de 27, y haber estado encerrado la mayor parte del último en un manicomio.

Flores de nisperero. 30 de diciembre de 2012