QUE a ninguno le falten aire, agua, tierra y fuego.
Que todos puedan quedarse donde quieran.
Que la vida se escriba a nuestro paso con letra clara y firme.
Que la leamos todos.
Las Viñas, 31 de diciembre de 2012. Fotos: Rafael Trapiello
Que las palabras sean alimento verdadero. Que sean siempre vehículo de crecimiento. Que salgamos hacia el horizonte abierto y descansemos allí la mirada. Que sepamos conservar la alegría ante este misterio del continuo renacer.
Que las palabras dejen de ser anónimas. Que las palabras se animen y se muestren en una boca. Que no sólo la conservemos, sino que hagamos una “defensa de la alegría” día a día.
Más deseos para el año nuevo. Ahora con nombre, boca y alegría desbordante. Son las mismas palabras, la misma inspiración a las dos de la madrugada del año nuevo, pero ya con "entidad". O sea con valor. ¡Dios nos salve de nosotros mismos! Lo siento, pero no voy a poder, ni quiero, hacer lo propio con mis anónimos anteriores, que son bastantes; aunque no creo que esto suponga un problema porque no he tenido el placer de leer sus escritos sellados firmados y por lo tanto con existencia.
Que las palabras sean alimento verdadero. Que sean siempre vehículo de crecimiento. Que salgamos al horizonte abierto y descansemos allí la mirada. Que sepamos conservar la alegría ante este misterio del continuo renacer.
Ocho millones de dioses lo acompañan. Todo de Borges:
DE LA SALVACIÓN POR LAS OBRAS
En un otoño, en uno de los otoños del tiempo, las divinidades del Shinto se congregaron, no por primera vez, en Izumo. Se dice que eran ocho millones pero soy un hombre muy tímido y me sentiría un poco perdido entre tanta gente. Por lo demás no conviene manejar cifras inconcebibles. Digamos que eran ocho, ya que el ocho es, en estas islas, de buen agüero.
Estaban tristes, pero no lo mostraban, porque los rostros de las divinidades son "kanjis" que no se dejan descifrar. En la verde cumbre de un cerro se sentaron en rueda. Desde su firmamento o desde una piedra o un copo de nieve habían vigilado a los hombres. Una de las divinidades dijo:
“Hace muchos días, o muchos siglos, nos reunimos aquí para crear el Japón y el mundo. Las aguas, los peces, los siete colores del arco, las generaciones de las plantas y de los animales, nos han salido bien. Para que tantas cosas no los abrumaran les dimos a los hombres la sucesión, el día plural y la noche una. Les otorgamos asimismo el don de ensayar algunas variaciones. La abeja sigue repitiendo colmenas; el hombre ha imaginado instrumentos: el arado, la llave, el calidoscopio. También ha imaginado la espada y el arte de la guerra. Acaba de imaginar un arma invisible que puede ser el fin de la historia. Antes que ocurra ese hecho insensato, borremos a los hombres”.
Se quedaron pensando. Otra divinidad dijo sin apuro:
“Es verdad. Han imaginado esa cosa atroz, pero también hay ésta, que cabe en el espacio de diecisiete sílabas”.
Las entonó. Estaban en un idioma desconocido y no pude entenderlas. La divinidad sentenció:
“Que los hombres perduren”.
Así, por obra de un haiku, la especie humana se salvó.
Izumo, 27 de abril de 1984.
[Tanka y dos haikus]
Triste la lluvia Que sobre el mármol cae, Triste ser tierra. Triste no ser los días Del hombre, el sueño, el alba.
Ésta es la mano que alguna vez tocaba tu cabellera.
La vieja mano sigue trazando versos para el olvido.
De Mercaderías a Caja: de la Empresa a un instituto: de jubilado a posible reciclaje:
« (...) He sido profesor de literatura inglesa en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires y he tratado de prescindir en lo posible de la historia de la literatura. Cuando mis estudiantes me pedían bibliografía yo les decía: “No importa la bibliografía; al fin de todo, Shakespeare no supo nada de bibliografía shakespiriana”. Johnson no pudo prever los libros que se escribirían sobre él. ¿Por qué no estudian directamente los textos? Si estos textos les agradan, bien; y si no les agradan, déjenlos, ya que la idea de la lectura obligatoria es una idea absurda: tanto valdría hablar de felicidad obligatoria. Creo que la poesía es algo que se siente, y si ustedes no sienten la poesía, si no tienen sentimiento de belleza, si un relato no los lleva al deseo de saber qué ocurrió después, el autor no ha escrito para ustedes. Déjenlo de lado, que la literatura es bastante rica para ofrecerles algún autor digno de su atención, o indigno hoy de su atención y que leerán mañana”.
Así he enseñado, ateniéndome al hecho estético, que no requiere ser definido. El hecho estético es algo tan evidente, tan inmediato como el amor, el sabor de la fruta, el agua. Sentimos la poesía como sentimos la cercanía de una mujer, o como sentimos una montaña o una bahía. Si la sentimos inmediatamente, ¿a qué diluirla en otras palabras, que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?
Hay personas que sienten escasamente la poesía; generalmente se dedican a enseñarla. Yo creo sentir la poesía y creo no haberla enseñado; no he enseñado el amor de tal texto, de tal otro: he enseñado a mis estudiantes a que quieran la literatura, a que vean en la literatura una forma de felicidad. Soy incapaz de pensamiento abstracto, ustedes habrán notado que estoy continuamente apoyándome en citas y recuerdos. Mejor que hablar abstractamente de poesía, que es una forma del tedio o de la haraganería, podríamos tomar dos textos en castellano y examinarlos (...)».
Seis sugestivos espectros al lado de la llama y tres blogueros ofreciendo poesía. Poco se puede aportar ya que no sea tan poco original como desear que sepamos participarnos esperanza y rechazar la discordia que nos siembran. Entre todos deberíamos encontrar el modo de ignorar el veneno para que la tragedia sea menos dolorosa. Como se decía antes al final de las cartas: Muchos besos y recuerdos.
Fuego luminoso y purificador de fin de año como en la noche de San Juan, preciosas las fotos, esperemos que no falten el calor y la luz. Feliz Año y salud.
Mi deseo es que los niños tengan un amor limpio de sus padres y que este amor suponga la salvación de los hombres , solo podremos salvarnos a largo plazo y para ello debemos priorizar la visión de futuro sobre el " buscarse la vida aquí y ahora " . Se necesita un cambio genético en las nuevas generaciones para afrontar " esa cosa atroz " a la que refiere el sabio y que seria la sacralidad de la naturaleza , lo que traería un diezmo importante en la población mundial pero nos permitiría perdurar , ese cambio tendrá que ser espontáneo y generalizado , la naturaleza nos obligará a ellos dada su condición de único Dios y de programadora genética de nuestro caminar . Bueno no deja de ser una ocurrencia basada en una frase de Graham Green y el post. Suerte 12+1 Saludos
El cantar que cita me recuerda estrechamente este otro:
Por la calle ’l Pensamiento voy siempre andando p ’atrás; tanto es el dolor que siento.
En los primeros 70, viví unos años en Madrid por Tetuán de las Victorias. Para coger el metro (Estrecho) en Bravo Murillo hacia un trabajo no muy querido, cada mañana subía por la calle del Pensamiento desde José Caballero Palacios, que ya no existe: subsumida hoy en Sor Ángela de la Cruz, ni como nombre ni como calle siquiera.
Apenas quedarán allí restos del Madrid de los 70, cómo pensar en el de Galdós. Lo que no impide volver a recordar aquello de 'cada hombre, su novela'. Sobre todo tras haber buscado a “José Caballero Palacios” y no sólo haberlo encontrado a él sino también esas fotos antiguas que tan a saco nos entran: “Casas baratas para obreros”, Carretera “Mala de Francia” (parte de Bravo Murillo) en 1933. "Ángela Cufí. Tallas Especiales. De la 46 a la 72". Calle Don Quijote con Hernani. Cine Tetuán. Taberna Manchega. La foto de la abuela que sujeta a la nieta a lomos de un cerdo gordísimo... Y sobre todo el “Impresionante testimonio (Foto: "Alfonso"). Tomada en 1930, muestra a grupos de pobres rebuscando en las montañas de basura procedentes de Madrid que eran arrojadas por los traperos en Tetuán de las Victorias”.
Con su novela y destino a cuestas, por fin el hombre:
“Otra calle con nombre franquista es José Caballero Palacios. Este fue un falangista que murió en la División Azul, aunque el pobre “Pepito Caballero” (primo de un primo mío) tuvo una muerte poco lucida, ya que le mató una bala perdida que nadie ni siquiera oyó, pero que le dio en plena cabeza.
Por cierto, no, el barrio no se parece en nada a como lo recuerdo. Yo nací allí en 1949 y lo habité hasta 1972. Cada vez que vuelvo a pasar por allí me cuesta reconocer algo”.
Más deseos para el año nuevo.
RépondreSupprimerQue las palabras sean alimento verdadero.
Que sean siempre vehículo de crecimiento.
Que salgamos hacia el horizonte abierto y descansemos allí la mirada.
Que sepamos conservar la alegría ante este misterio del continuo renacer.
Mucha salud para todos en este año que empieza.
Que las palabras dejen de ser anónimas.
SupprimerQue las palabras se animen y se muestren en una boca.
Que no sólo la conservemos, sino que hagamos una “defensa de la alegría” día a día.
Más deseos para el año nuevo. Ahora con nombre, boca y alegría desbordante. Son las mismas palabras, la misma inspiración a las dos de la madrugada del año nuevo, pero ya con "entidad".
SupprimerO sea con valor. ¡Dios nos salve de nosotros mismos!
Lo siento, pero no voy a poder, ni quiero, hacer lo propio con mis anónimos anteriores, que son bastantes; aunque no creo que esto suponga un problema porque no he tenido el placer de leer sus escritos sellados firmados y por lo tanto con existencia.
Que las palabras sean alimento verdadero.
Que sean siempre vehículo de crecimiento.
Que salgamos al horizonte abierto y descansemos allí la mirada.
Que sepamos conservar la alegría ante este misterio del continuo renacer.
Mucha salud para todos en este año que empieza.
¿No es más que un jaiku
RépondreSupprimerla vida? Años, sílabas...
Hoy ya no llueve.
A Clara. 4 de mayo de 1996.
Ocho millones
Supprimerde dioses lo acompañan.
Todo de Borges:
DE LA SALVACIÓN POR LAS OBRAS
En un otoño, en uno de los otoños del tiempo, las divinidades del Shinto se congregaron, no por primera vez, en Izumo. Se dice que eran ocho millones pero soy un hombre muy tímido y me sentiría un poco perdido entre tanta gente. Por lo demás no conviene manejar cifras inconcebibles. Digamos que eran ocho, ya que el ocho es, en estas islas, de buen agüero.
Estaban tristes, pero no lo mostraban, porque los rostros de las divinidades son "kanjis" que no se dejan descifrar. En la verde cumbre de un cerro se sentaron en rueda. Desde su firmamento o desde una piedra o un copo de nieve habían vigilado a los hombres. Una de las divinidades dijo:
“Hace muchos días, o muchos siglos, nos reunimos aquí para crear el Japón y el mundo. Las aguas, los peces, los siete colores del arco, las generaciones de las plantas y de los animales, nos han salido bien. Para que tantas cosas no los abrumaran les dimos a los hombres la sucesión, el día plural y la noche una. Les otorgamos asimismo el don de ensayar algunas variaciones. La abeja sigue repitiendo colmenas; el hombre ha imaginado instrumentos: el arado, la llave, el calidoscopio. También ha imaginado la espada y el arte de la guerra. Acaba de imaginar un arma invisible que puede ser el fin de la historia. Antes que ocurra ese hecho insensato, borremos a los hombres”.
Se quedaron pensando. Otra divinidad dijo sin apuro:
“Es verdad. Han imaginado esa cosa atroz, pero también hay ésta, que cabe en el espacio de diecisiete sílabas”.
Las entonó. Estaban en un idioma desconocido y no pude entenderlas. La divinidad sentenció:
“Que los hombres perduren”.
Así, por obra de un haiku, la especie humana se salvó.
Izumo, 27 de abril de 1984.
[Tanka y dos haikus]
Triste la lluvia
Que sobre el mármol cae,
Triste ser tierra.
Triste no ser los días
Del hombre, el sueño, el alba.
Ésta es la mano
que alguna vez tocaba
tu cabellera.
La vieja mano
sigue trazando versos
para el olvido.
De Mercaderías a Caja: de la Empresa a un instituto: de jubilado a posible reciclaje:
Supprimer« (...) He sido profesor de literatura inglesa en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires y he tratado de prescindir en lo posible de la historia de la literatura. Cuando mis estudiantes me pedían bibliografía yo les decía: “No importa la bibliografía; al fin de todo, Shakespeare no supo nada de bibliografía shakespiriana”. Johnson no pudo prever los libros que se escribirían sobre él. ¿Por qué no estudian directamente los textos? Si estos textos les agradan, bien; y si no les agradan, déjenlos, ya que la idea de la lectura obligatoria es una idea absurda: tanto valdría hablar de felicidad obligatoria. Creo que la poesía es algo que se siente, y si ustedes no sienten la poesía, si no tienen sentimiento de belleza, si un relato no los lleva al deseo de saber qué ocurrió después, el autor no ha escrito para ustedes. Déjenlo de lado, que la literatura es bastante rica para ofrecerles algún autor digno de su atención, o indigno hoy de su atención y que leerán mañana”.
Así he enseñado, ateniéndome al hecho estético, que no requiere ser definido. El hecho estético es algo tan evidente, tan inmediato como el amor, el sabor de la fruta, el agua. Sentimos la poesía como sentimos la cercanía de una mujer, o como sentimos una montaña o una bahía. Si la sentimos inmediatamente, ¿a qué diluirla en otras palabras, que sin duda serán más débiles que nuestros sentimientos?
Hay personas que sienten escasamente la poesía; generalmente se dedican a enseñarla. Yo creo sentir la poesía y creo no haberla enseñado; no he enseñado el amor de tal texto, de tal otro: he enseñado a mis estudiantes a que quieran la literatura, a que vean en la literatura una forma de felicidad. Soy incapaz de pensamiento abstracto, ustedes habrán notado que estoy continuamente apoyándome en citas y recuerdos. Mejor que hablar abstractamente de poesía, que es una forma del tedio o de la haraganería, podríamos tomar dos textos en castellano y examinarlos (...)».
Seis sugestivos espectros al lado de la llama y tres blogueros ofreciendo poesía. Poco se puede aportar ya que no sea tan poco original como desear que sepamos participarnos esperanza y rechazar la discordia que nos siembran. Entre todos deberíamos encontrar el modo de ignorar el veneno para que la tragedia sea menos dolorosa.
RépondreSupprimerComo se decía antes al final de las cartas: Muchos besos y recuerdos.
Fuego luminoso y purificador de fin de año como en la noche de San Juan, preciosas las fotos, esperemos que no falten el calor y la luz. Feliz Año y salud.
RépondreSupprimerMi deseo es que los niños tengan un amor limpio de sus padres y que este amor suponga la salvación de los hombres , solo podremos salvarnos a largo plazo y para ello debemos priorizar la visión de futuro sobre el " buscarse la vida aquí y ahora " . Se necesita un cambio genético en las nuevas generaciones para afrontar " esa cosa atroz " a la que refiere el sabio y que seria la sacralidad de la naturaleza , lo que traería un diezmo importante en la población mundial pero nos permitiría perdurar , ese cambio tendrá que ser espontáneo y generalizado , la naturaleza nos obligará a ellos dada su condición de único Dios y de programadora genética de nuestro caminar . Bueno no deja de ser una ocurrencia basada en una frase de Graham Green y el post.
RépondreSupprimerSuerte 12+1
Saludos
Leer la vida, si se deja. Solo un deseo: ser atravesado por las palabras de los demas, que las mias se queden en ellas.
RépondreSupprimerVoy como si fuera preso:
RépondreSupprimerdetrás camina mi sombra,
delante mi pensamiento
por Augusto Ferrán
El cantar que cita me recuerda estrechamente este otro:
SupprimerPor la calle ’l Pensamiento
voy siempre andando p ’atrás;
tanto es el dolor que siento.
En los primeros 70, viví unos años en Madrid por Tetuán de las Victorias. Para coger el metro (Estrecho) en Bravo Murillo hacia un trabajo no muy querido, cada mañana subía por la calle del Pensamiento desde José Caballero Palacios, que ya no existe: subsumida hoy en Sor Ángela de la Cruz, ni como nombre ni como calle siquiera.
Apenas quedarán allí restos del Madrid de los 70, cómo pensar en el de Galdós. Lo que no impide volver a recordar aquello de 'cada hombre, su novela'. Sobre todo tras haber buscado a “José Caballero Palacios” y no sólo haberlo encontrado a él sino también esas fotos antiguas que tan a saco nos entran: “Casas baratas para obreros”, Carretera “Mala de Francia” (parte de Bravo Murillo) en 1933. "Ángela Cufí. Tallas Especiales. De la 46 a la 72". Calle Don Quijote con Hernani. Cine Tetuán. Taberna Manchega. La foto de la abuela que sujeta a la nieta a lomos de un cerdo gordísimo... Y sobre todo el “Impresionante testimonio (Foto: "Alfonso"). Tomada en 1930, muestra a grupos de pobres rebuscando en las montañas de basura procedentes de Madrid que eran arrojadas por los traperos en Tetuán de las Victorias”.
Con su novela y destino a cuestas, por fin el hombre:
“Otra calle con nombre franquista es José Caballero Palacios. Este fue un falangista que murió en la División Azul, aunque el pobre “Pepito Caballero” (primo de un primo mío) tuvo una muerte poco lucida, ya que le mató una bala perdida que nadie ni siquiera oyó, pero que le dio en plena cabeza.
Por cierto, no, el barrio no se parece en nada a como lo recuerdo. Yo nací allí en 1949 y lo habité hasta 1972. Cada vez que vuelvo a pasar por allí me cuesta reconocer algo”.
http://urbancidades.wordpress.com/2008/08/07/tetuan-de-las-victorias-ayer-y-hoy-de-un-barrio-de-madrid/