FELICES tiempos aquellos en los que alguien podía enviar los correos por aproximación, y llegaban. Y, sobre todo, a un café, donde se contaba con la lealtad, naturalmente inquebrantable y desinteresada, de los camareros.
Esta carta, del barón de Bourlegui, parece esconder una novela. La está pidiendo a gritos. No sabemos si larga o corta: la escribe quien suponemos su mujer, madame de Castejón, con sobre del Caribe Hilton de San Juan de Puerto Rico. ¿Fue carta de despecho, de súplica, de espera? Wpedia nos informa que están estos castejones emparentados por los cinco costados, norte, sur, este, oeste y corazón, con unos Martínez de Pisón y Martínez de Pisón (saludos, Pisón, por lo que te toque).
Pero antes de indagar, ya está uno yéndose, porque la vida nos trae y nos lleva y sólo puede uno levantar la mano y decir a la magnífica baronía, y a sus antepasados, que nos estarán viendo desde su panteón del siglo XIV, adiós, adiós, que ustedes sigan bourleguis por muchos años.
Del Rastro, de hace muchos años. Guardada entonces, pensando en una novela, y reencontrada entre papeles el 10 de mayo de 2014. |
Cuenta Víctor Canicio en el prólogo del traductor de "Diario irlandés" de H. Böll, como en una conversación con Francisco Candel este le comenta que existen dos clases de escritores "el observador y el intelectual; Baroja y Joyce... A los observadores me parece a mí que no se nos va a acabar nunca el tema".
RépondreSupprimerLas cartas, tanto por lo que en ellas se lee como lo que su autor esconde mientras las redacta y uno se imagina, siempre han sido un yacimiento inagotable para originar novelas.
RépondreSupprimerY hablando de Martínez de Pisón, recomiendo muy vivamente a esta parroquia la lectura de "Partes de guerra", que viene a ser una selección suya de muy variados relatos sobre la contienda entresacados de diferentes autores. Hay varios verdaderamente memorables ·(Bernardo Atxaga, Chaves Nogales, Francisco Ayala, Barea), y entre ellos "La seda rota", de nuestro patrón, que describe magistralmente un episodio entrañable del general Miaja, cuyo origen asturiano desconocía un ovetense como yo.
¿Y si se la hubiera mandado a sí mismo?
RépondreSupprimerDurante muchos años trabajé en la Redacción central de La Voz de Galicia. Y allí llegó un buen día una carta con la siguiente dirección:
Supprimer"La bodega Alicia
La Coruña"
Algún ávido coleccionista se quedó con el original.
Qué bueno. amigo Anónimo; me has hecho reír. Gracias.
SupprimerHablando de bodegas y de voces desaparecidas en el Cantábrico: a este barón de Bourlegui le encantaban las cocochas del bodegón de Gulpegui.
SupprimerEfectivamente el sobre es toda una historia.
RépondreSupprimerErnesto escribió buenos relatos, autobiográficos la mayoría , que yo leía en horas de siesta veraniega en el pueblo de mi padre. España le enseñó mucho de nuestras tradiciones que él hizo que fueran conocidas gracias a sus escritos...
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