9 juillet 2012

Solera revolucionaria

Aparecen embozados y armados con bazokas caseros. Aquí y allá fuegos humeantes, contenedores carbonizados. Dado que el paisaje de Asturias tiene alguna semejanza en verdor y belleza con el de Yugoslavia, las imágenes pueden inducirnos a error y llevarnos a creer que se tratan en realidad de escenas de las guerras de los Balcanes. Pero no. Todo sucede más cerca.

En la Revolución de Octubre de 1934 los mineros asturianos se levantaron en armas contra la República, y pertrechados de cartuchos de dinamita destruyeron medio Oviedo y aldeas que dejaron sembradas de  cadáveres, antes de ser ellos mismos derrotados por el ejército, masacrados a cientos  y entregados a miles a legionarios, militares y guardias civiles que los torturaron salvajemente. Podríamos pensar que los actuales mineros asturianos pensaban en el futuro, pero las declaraciones de uno de sus líderes no dejan lugar a dudas: “Mi abuelo luchó en el 34, mi padre en el 62 y ahora me toca a mí”.

Ha observado uno este hecho: las protestas de los huelguistas se gradúan, en lo que a violencia se refiere, conforme al ramo al que pertenecen. Las de los agrarios, por ejemplo, herederos del espíritu pacífico de Abel, tienden a ser no sólo moderadas, sino líricas y virgilianas, incluyendo regalos de tomates o patatas a la población. No así la de los obreros de altos hornos, minería y astilleros. Se diría que estos necesitaran  estar a la altura de la épica apoyando sus manifestaciones con bolas de acero disparadas con tirachinas  o, como ahora, en esos tubos de hierro adaptados como bazokas. En la actualidad los mineros asturianos no disponen por fortuna de dinamita, y  han tenido que conformarse con disparar cohetes de feria, lo que en absoluto les impide afinar al máximo su puntería contra las fuerzas del orden, que no son otras que las que defienden la Constitución en la que creemos tantos.

¿Y qué persiguen los mineros con esta revolución atenuada que, no obstante, podría llevarse el ojo de alguien si el cohete o la bola de acero hacen su blanco? Sin duda, dar publicidad a sus reivindicaciones y, suponemos, forzar la voluntad de sus empresas, las cuales están a menudo tan intervenidas que podríamos considerarlas de todos los españoles. Damos por hecho, no obstante, que sus reivindicaciones serán justas,  pero no sabe uno si después de vérselas defender de ese modo habrá muchos que quieran conocerlas y compartirlas. Comprendemos, cómo no, la desesperación de un sector como el del carbón que necesita la subvención para sobrevivir y, más aún, su irritación viendo cómo se rescata a la banca y no se les rescata a ellos. Pero precisamente por ello, porque el drama que viven tiene los tintes de una tragedia, acaso debieran encontrar otro modo de defenderse. ¿Cuál? Yo no lo sé. No recordamos cómo protestaron los alfareros, ni si protestaron, cuando el plástico paralizó sus tabanques y apagó sus hornos. El tiempo dirá si con sus lanzacohetes de feria lograron los mineros asturianos sus objetivos y que el carbón sea rentable. Mientras tanto luchar a cara descubierta, como los nobles guerreros de la Ilíada, épica por excelencia, acaso les hiciera no sólo tener razón, sino parecer que la tienen, cosa importante.
        [Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 8 de julio de 2012]

14 commentaires:

  1. Si ya duele la crisis, más cuando es la tierra de uno la que adopta iniciativas casi bélicas.
    En estas situaciones es muy complicado conocer la solución justa y eso dificulta decantarse, con el consiguiente peligro de crear víctimas heroicas y sus inmediatas leyendas. Yo, que algo conozco del asunto, me atrevería a afirmar que el sector minero (haciendo un juego de palabras) está apuntalado y entibado desde hace muchos años. Ningún gobernante se atrevió a ponerle el cascabel al gato y por solución se limitaron al torpe parcheo de las subvenciones. Pan para hoy y hambre para mañana, sobre todo cuando, como ahora, el hambre se extenderá más allá de la cuenca minera.
    Andrés, de las atrocidades cometidas en el 34 se ha magnificado la leyenda. Ese momento fue un hito que se aprovechó como mecha de una bomba que muchos querían que estallase. Curiosamente, el general López-Ochoa (bisabuelo de la sexóloga y esposa de mi colega Foster), encargado de aquella represión, fue recibido con todos los honores y ascendido por la República, tras su regreso triunfal a Msdrid. Años más tarde las laureadas se convirtieron en destitución infame y persecución, hasta su espeluznante asesinato en el hospital Militar de Carabanchel. De esta historia estoy informado con rigor.

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  2. El problema en España no es tanto que unas personas se queden sin trabajo (cerrar las minas de carbón parece justificado si han dejado de ser rentables: lo contrario no tiene sentido), sino la dificultad (más bien imposibilidad) de encontrar otro trabajo.

    Todos sabemos, por ejemplo, que no se quiere contratar a mayores de 45 años (o sea, personas en la flor de la vida), pero es que a los jóvenes tampoco (nuestro paro juvenil es el más alto de Europa).

    Y esto es consecuencia de una legislación laboral hiperproteccionista y judicializada, que hemos tenido durante mucho tiempo (la trajo el franquismo), llena de rigideces y dificultades para que las empresas se adapten a circunstancias cambiantes (y ahora las circunstancias cambian rapidísimamente). Esto insufla miedo a los emprendedores, que hacen lo imposible para no contratar trabajadores (o al menos para no contratarlos establemente, sino con contratos mercantiles o a través de ETTs).

    Los sindicatos han venido presionando para mantener el "statu quo", que como organización les favorece, pero esto es en perjuicio de los trabajadores, quienes de todos modos pierden su empleo (pues si una empresa va mal, de nada sirve que la legislación dificulte el despido: la empresa cierra y punto) pero encima tienen muy difícil encontrar después otro trabajo.

    AITOR SUÁREZ

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  3. Acabo de suprimir por error e inexperiencia un comentario que entró como spam y en el que se decía, más o menos, que no son comparables las luchas agrarias con las mineras, ya que la agricultura es un sector que no desaparecerá y la minería está en peligro de desaparecer. Si el autor tiene a bien reenviarlo, se suprimirá este mío y se subirá el suyo. Eso creo que sabré hacerlo. saludos.

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  4. Aprecio una distorsión entre la visión del autor del artículo y la realidad que percibimos los que vivimos cerca del conflicto del que habla. Leyéndolo, se asienta en la retina la idea de que la lucha de los mineros, las barricadas ardiendo, los cortes de tráfico son un enfrentamiento al orden establecido, al constitucional que defiende la fuerza pública y visto desde dentro no es así. El joven a que hace referencia el artículo que dice sentirse heredero de la tradición de lucha de sus mayores ha respirado siempre la certeza de que sin lucha no hay avances de ningún tipo. Lo sé porque soy hija de minero y no recuerdo una sola subida salarial, una sola mejora social o laboral que no haya sido obtenida a base de huelgas o encierros, a base de dolor propio.
    A la vista de las imágenes de este último mes se les ha comparado con la kale borroka cuando no directamente con terroristas pero esa calificación es muy errónea. No intentan boicotear el orden establecido por una idea política o religiosa. Se arrojan a la calle porque su final, del que todos y cada uno de ellos es consciente, se ha adelantado bruscamente y la alternativa es la nada.
    Ahora yo pertenezco a un colectivo estigmatizado y perseguido, el de los funcionarios, y cuando contemplo la docilidad con que nos dejamos arrebatar partes del sueldo, derechos adquiridos que creíamos irreversibles, comprendo mucho mejor que la dignidad ha de ser defendida, sobre todo si es lo único que queda, y aunque sea el precio de la incomprensión generalizada.

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  5. Decía, estimado Andrés, que creo que no son comparables las luchas de agricultores y ganaderos, que intentan salvar su sector productivo de los recortes en ayudas, pero sabiendo que nunca podrá desaparecer dado su carácter primordial y de ahí su peculiaridad reivindicativa más pacífica y como dices bucólica. En cambio el sector de la minería y siderurgia, como está planteado en nuestras sociedades, tiene los días contados sin las ayudas institucionales, por la competencia con otros países que producen a mucho menor coste, de ahí su forma mas directa y virulenta de lucha obrera, pues se juegan su vida laboral, el futuro de sus comarcas y la desaparición de una forma de trabajo tradicional en sus cuencas. Creo que aparte de otros factores, que los hay, este es fundamental en cuanto a las formas de lucha,por unos derechos legítimos, entre los unos y los otros.

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  6. En el conflicto actual solo hay un culpable y ese es el que rompe el contrato, osea el Gobierno.
    Esto no tiene nada que ver con el 34, aquello era supervivencia. En la situación actual los mineros son una casta (hijos de mineros) que defienden sus privilegios utilizando como coartada las comarcas mieras. Cuando se solucionen sus problemas ya nadie sabrá más de ellos. Con los fondos mineros se abrieron empresas en las que los dueños una vez transcurrido un tiempo cogieron las ayudas del carbón y se largaron dejando a un montón de gente en la calle. Nadie supo entonces de movilizaciones, ni de encierros de mineros, ni de marchas. Para que ese problema se produjera se tuvieron que dar fundamentalmente dos causas.1º Unos malos políticos que lo consintieron 2º Unos sindicatos que aquí, más que en ningún otro sitio fomentan el caciquismo y el clientelismo,como mayor exponente de esto, el secretario del SOMA UGT José Ángel Fernández Villa,hasta hace poco comía en la mano del delegado del Gobierno Gabino de Lorenzo, anterior alcalde de Oviedo y del PP.Villa estuvo enfrentado con el anterior Presidente del Principado Álvarez Areces de su partido el PSOE, y era que éste, no le dejaba mangonear, entre otras cosas en la Caja de Ahorros. Fátima Báñez ministra de Trabajo, tiene gracia la cosa, mejor permanece callada, pues en su vida cotizó como trabajadora y siempre vivió como algunos de los más de 400.000 políticos del cuentu y de la Virgen del Rocio.

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  7. Si cerramos lo no rentable seria bueno cerrar 5 años la Universidad para dar salida a los licenciados en paro .
    La empresa en este caso utiliza la marcha negra como ariete , son las beneficiadas por las subvenciones ( pasa en otros campos ) , el magnate del carbon es conocido por " Don Vito " , lo cual puede dar que pensar
    Por otro lado se ha gastado en reprimir la huelga más de lo que se pedía y no olvidemos que siguen trayendo carbón de China con el alto coste ecológico de su transporte y las condiciones de trabajo de sus mineros
    Chao

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  8. Tiene que ser duro enfrentar una reconversión industrial en un lugar en el que los políticos históricamente han hecho tan poco y específicamente durante el franquismo toda la región fue abandonada, se dedicó la inversión industrial sobre todo al país vasco. Esa zona que en muchos lugares geograficamente es como Baviera o los Alpes suizos es para que viviera de la agricultura y la ganadería y las industrias derivadas de esos rubros y del turismo, que es lo que se ha desarrollado en las zonas rurales, el llamado turismo verde. Pero no se ha valorado ese patrimonio, tampoco se ha desarrollado, en los últimos años hubo un impulso con las subvenciones europeas en las infraestructuras de carreteras, túneles pero no en el desarrollo de la cultura empresarial, la autonomía y la independencia económica, falta que los políticos se centren en el hombre, las familias, los territorios que podrían vivir muy bien de los recursos naturales. Es un problema de conceptos y de valores, de inversión inteligente desde lo que existe. Alemania reconvirtió su industria energética y ha desarrollado empleos, miles de empleos en la industria de las energías renovables. Para ésto en Asturias hace falta dinero pero lo fundamental es la voluntad política y el diálogo social porque cuando han sacado las bazukas artesanales supongo que no existe comunicación entre las élites políticas y la gente. Muchas zonas del campo en Asturias han dejado de producir porque recibían subvenciones para producir menos leche o carne o quesos y ésto lo sé por mi familia no me lo ha contado ningún periódico. Políticos responsables es lo que hace falta, interesados en desarrollar el bienestar y la prosperidad de la gente no en ganarse votos en las elecciones.

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  9. Me sorprende de que nadie haya señalado la, al menos, paradoja de esta reivindicación, de esta lucha a brazo partido: ¡los trabajadores, mineros, luchan porque los patronos reciban una subvención!

    Y esa, al menos, paradoja está escrita entre admiraciones porque uno no ha visto, escuchado o leído que esos mismos trabajadores exijan controlar los beneficios que los dueños de las minas, sus patronos, han obtenido en los últimos años, ni tan siquiera hablan del control de esos beneficios a partir de la recepción de las subvenciones reclamadas.

    ¿En qué se beneficia un país y sus gentes manteniendo la subvención a la extracción de una materia energética altamente contaminante? Los huertos de naranjas se están dejando secar porque no son rentables (se está deteriorando el medio ambiente y el paisaje), los montes con esparto cultivado son historia y con ellos todos aquellos que lo trabajan y con el que calzaban a mucho más de media España.

    En tiempos de crisis no sirven las respuestas simples, de esto o aquello, ni los dirigentes de grito y mitin. Dejemos la pasión para el amor y recurramos a la razón cuando hablemos de política, sin olvidar que el fascismo se nutre del sentimiento, de lo nacido de las vísceras.

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  10. Sin entrar en el problema concreto de la minería del carbón me parece relevante apuntar a lo que usted mismo reconoce: “…acaso debieran encontrar otro modo de defenderse. ¿Cuál?  Yo no lo sé. “
    Porque este es el fundamental problema que nos encontramos en la sociedad: ciudadanos que “de jure” son libres y que por tanto se les reconoce el derecho a defender sus intereses en un sistema político democrático y participativo, pero que en la realidad se ven abocados a las más absoluta de las impotencias para hacer valer sus derechos y reivindicaciones, estando “de facto” totalmente constreñidos por unas estructuras de poder que no cabe ya identificar con las clásicas del Estado o la burocracia y localizar en determinados edificios institucionales, sino que se trata de un poder que busca la invisibilidad y la deslocalización, que cuesta trabajo identificar y al que por tanto resulta imposible dirigirse para hacer valer las reivindicaciones ciudadanas.
    En este sentido creo que lo que las comarcas mineras están haciendo es lo único que se puede hacer por parte de ciudadanos a los que se les impele constantemente a la individualización de sus problemas, y que por tanto quedan inermes ante las fuerzas “oscuras”, difusas, que convierten su libertad “de jure” en una impotencia “de facto”. Retomar la solidaridad como elemento esencial de ser ciudadano, dotar al espacio público de la fuerza que crecientemente está perdiendo a favor de una atomización social de individuos aislados e impotentes, es la única oportunidad que queda para que la ciudadanía recobre el protagonismo que debe tener en una democracia con contenido real y no sólo escrito.

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  11. He leído con interés todas las entradas y discrepo sin excepción. Hay un enredo retórico e inconsciente que atrapa los razonamientos mezclando individuo y utopía. Pero lo que me desagrada profundamente es que existan grupos sociales que, amparados por una tradición violenta que los enorgullece, planten cara al universo proclamando amenazas que otros, menos aguerridos (o tal vez menos incivilizados)no se encuentran en condiciones de proferir. Hay mucha soberbia en esta reivindicación, pretendiendo convertirla en el gigantesco hito de una crisis que a muchos, aún no siendo mineros, va a golpear con igual dureza. Estoy radicalmente en contra de estas arrogantes manifestaciones de fuerza que, además,solo reivindican sus intereses gremiales. Y si hablamos de política y politiqueo hablaremos de maniqueismos y Maniqueo. Dependiendo de quien gobierne las decisiones son sensatas o atroces, por encima de la misma realidad.
    No, no voy a asistir con orgullo a la llegada de mis paisanos a Madrid. Lo siento.

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    1. Algunos con tal de llevar la contraria, son capaces de contradecirse a ellos mismos ¿la primera entrada es tuya?

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    2. Creo que en absoluto me he contradicho. Y me resulta odiosa la discusión gratuita, puedes creerme.
      Si me lo admites, me opongo a que los mineros pretendan que su drama sea mucho mayor que el que sufren otros muchos españoles, en silencio y con resignación. Hay mucha gente que impone que su problema sea el verdaderamente importante e insufrible. Eso no es solidaridad.....y la izquierda debe ser solidaria, ampliando miras.
      Espero no haberte ofendido. Si lo he hecho te pido disculpas.

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  12. Violencia si, violencia no, no este el debate para mí. El matíz es que los mineros representan la única resistencia, mientras el resto del pais sufre con silencio y resignación (sic) el pisoteo a que nos someten hay quien da la cara. Creo que muchos nos identificamos y apoyamos porque se han atrevido a lo que la mayoría, y con tanto motivo como ellos, no nos atrevemos. De ahí la maravillasa respuesta de los madrileños a su marcha. Casi los veo con héroes.

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