“HE decidido llevar adelante las obras”, dijo el alcalde de Burgos de una manera terminante. El completo desacuerdo con ese propósito llevó a los vecinos del barrio del Gamonal a protestar. Las protestas siguieron ciertos cauces, reuniones con concejales, comisiones municipales, en fin, todo eso. La respuesta que obtuvieron de la autoridad fue la misma: no llega uno a alcalde para que manden los vecinos. En vista de ello, estos sacaron la protesta a la calle, y el alcalde volvió a comparecer: “He decidido no llevar adelante las obras. De momento”, pero al cabo de dos o tres días, y viendo que a los vecinos ese “de momento” les parecía insuficiente, hizo saber que las obras se iban a reanudar “de inmediato”. Cuando las algaradas siguieron, compareció el alcalde por tercera o cuarta vez y lo hizo no ya ante sus vecinos sino ante la Historia: “La paz social me importa más que todas las obras. Estas quedan suspendidas indefinidamente”. El alcalde de Burgos, qué duda cabe, en el de Groucho Marx, acababa de interpretar el papel de su vida: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”.
Gracias a que su firmeza ha resultado ser de atrezzo, ha podido resolverse satisfactoriamente un asunto que no se sabe cómo podría haber terminado. Claro que podía haber empezado él por el final, pero la vida es como las novelas, nos gusta porque no sabemos cómo acaba, y para acabarla hay que empezarla y vivirla.
No obstante, los partidarios del orden por el orden han encontrado intolerable que se haya cedido a las protestas (¡la alcaldesa de Madrid ha llegado a hablar de kaleborroka!), temiendo para España el virus asambleario, las hordas bolcheviques. Arguyen: la violencia es intolerable. Cierto, pero no siempre se pueden conseguir las cosas sin ella, como prueban el voto de las mujeres o la jornada de ocho horas. “O que non chora, non mama”, habría dicho Camba, también gallego. Si a alguien le quedaba alguna duda sobre quién podía tener razón en aquella porfía municipal, la errática actuación de su alcalde se la habrá quitado y, francamente, no cree uno que Burgos, como ciudad revolucionaria, y dicho con el mayor respeto, dé mucho más de sí. Por lo demás, qué quieren que les diga, da gusto ver que la gente de todo tipo, ancianos y jóvenes, se sacude esta especie de modorra civil nuestra, y pide no ya lo que no tiene, sino lo que le quitan.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 9 de febrero de 2014]
Parece claro que la mayoría de la gente en Burgos no deseaba esa remodelación. ¿Que estaba incluida en el programa electoral? Puede, pero en las elecciones hay que votar un lote y no cada punto concreto.
RépondreSupprimerPor eso lo lógico es que las cuestiones socialmente polémicas se sometan a referéndum de los afectados, máxime cuando se atisban discrepancias intensas. Así sucede, a nivel nacional, con el culebrón del aborto desempolvado por Gallardón.
En los EEUU se aprovechan las elecciones a representantes para someter a referéndum, a nivel de cada Estado o incluso de cada condado, cuestiones socialmente polémicas, como la despenalización del cánnabis, el matrimonio homosexual o la pena de muerte. ¿Es que no puede hacerse lo mismo en España?
La gente está harta de los políticos y de su desconexión con la ciudadanía. El pueblo desea "atar corto" a los políticos para frenar su innata tendencia a la corrupción, y además la gente quiere decidir por sí misma, en régimen de democracia directa, sobre cuestiones importantes para sus vidas.
Esto es aún más patente en el plano municipal (si la gente hubiera votado, no se habrían producido los fiascos de los tranvías de Parla y Jaén).
En tiempos de Internet debería arbitrarse un sistema ágil para que los ciudadanos, mediante votación on line con firma electrónica, decidan múltiples asuntos públicos.
O yo lo he ententido mal, o este artículo justifica el uso de la violencia. Eso de que «el que no llora no mama», ¿no lo podrían decir también los etarras?
RépondreSupprimer“O que non chora, non mama” es frase de amplio espectro, y su validez moral directamente proporcional a la calidad nutricia de la leche requerida.
SupprimerCuando una lucha es una suma de individualidades, tiene un objetivo concreto, se conocen las causas y las consecuencias del un posible fracaso y se está convencido de que la firmeza es un bastión de la dignidad se tienen muchas posibilidades de salir airoso. El caso de Burgos (Gamonal) es un claro ejemplo.
RépondreSupprimerEn los sitios pequeños podemos acorralar a los corruptos y a cualquier presidente de comunidad o alcalde y también se puede conseguir que se cambien las decisiones judiciales ya que es gente que no soporta las criticas y tienen mucho que perder . No hay
RépondreSupprimerpoder que no se pueda derribar y ellos lo saben ; Las fracturas hidráulicas o fracking al igual que las prospecciones petrolíferas no las vamos a permitir . Ojo al referéndum que se hará en Canarias y posiblemente en Baleares . En una comunidad pequeña también presionan a los hijos y familiares de políticos advirtiendo con un vacío social o con pintadas o dañar su Facebook , con el tiempo el ideal será vivir en un micro país sin embajadas , aunque parezca
una locura ; acabaremos con los corruptos ( ha pasado en Islandia ).
En fin que veo una España de 80 micro paises . Divide y vencerás dijo un sabio .
Hay un tipo de violencia que es mera resistencia pacífica con cierto cabreo.
RépondreSupprimerCierto , pero para ver la autenticidad de algo es necesario saber quien es la parte contratante de la segunda parte . Para ser político hay que ser un surrealista por eso sus mejores ocurrencias
RépondreSupprimerproducen hilaridad y sorpresa y eso que no emplean el surrealismo como arte
sino como forma de anunciar los hechos de forma poco entendible.
Rajoy tiene frases que parecen sacadas de una antología de Groucho y también fuma puros , un marxista autentico.