“—¿Le valió de algo la poesía cuando se sentó en el despacho del político?
—A mí sí. Creo que he sido un político atípico y heterodoxo. Y lo pagué. Salvando las distancias y las diferencias de época fui como Azaña, un intelectual metido en la política. Pero sí me valió la poesía. Para tener más saber, conocimientos, experiencia y también para saber irme con dignidad y con honor, y con la alegría de haber hecho grandes cosas. Personas como Azaña, como yo, sufrimos más en la política, porque no estamos amparados del cinismo de la política. Pero estoy muy satisfecho y además el tiempo cada vez me dará más la razón.
—¿Y ese cinismo no caló en su literatura?
—No, nunca he sido un cínico, y quizá ese haya sido mi principal defecto en mi paso por política”.“
En un primer momento, al leer estas declaraciones del exministro de Cultura al Abc, uno piensa: La piragua monóxila surca de nuevo los mares hundida en su petroglifo. Pero al punto, en cuanto hemos dejado de reírnos con ellas tan de buena gana, le entra a uno un grandísimo desánimo, pues advierte la gravedad del asunto al considerar en manos de qué iluminados ha caído la política cultural española y en las de quiénes va a seguir cayendo y recayendo. Pues resulta patente que si ese hombre se ha creído en algún momento don Manuel Azaña, intelectual o políticamente hablando, oh dislate, ya no se resignará a no volver de nuevo a gobernar nuestras vidas creyéndose César Antonio Molina. Va a estar en lo cierto, sí, por desgracia el tiempo nos está dando la razón a todos.
Yo también solté una carcajada despuès de leer ayer la misma entrevista en el blog de Álvaro Valverde.
RépondreSupprimerLo que no me quedó claro fue si Valverde la transcribía por cachondearse o porque de verdad admiraba a ese señor tan augusto, que debería figurar al frente, como mínimo, del Gran Catálogo de todos los fatuos que en el mundo han sido.
Como diría Galdós: "Es el copón que da las horas".
Yo me he quedado haciendo pucheritos. Veo el retrato que se hace y me entra la risa floja; pero, si esto salió hace unos días, la burla y la cuchufleta tendrían que ser ya generales. Luego este señor va a poder seguir saliendo de casa sin sonrojarse antes. A gobernarnos un poco, además, mande quien mande.
RépondreSupprimerLa maestría del piragüista para tocar con un solo movimiento tantas teclas parece la del carterista que se exhibe en el "ágora" y sin dejar el botín se embolsa los aplausos del público y el corazón de las mozas.
Y dicen que la poesía está mal. Muchísimo peor tendría que estar.
Recuerdo a Ferlosio diciendo que las únicas páginas del periódico que no leía eran las culturales. En las otras también saldrán personajes así pero al menos no se embadurnan con la poesía.
A quien corresponda quiero decir que no voy a leer los suplementos culturales. No podré evitar que me tomen por puta pero no pienso poner la cama.
A mí me parecía una gran falta de ética (no hablemos ya de delicadeza), que durante su ministerio no dejaba de mandar sus libros a las páginas de cultura de los periódicos para que se los reseñasen.
RépondreSupprimerOlvidaré los títulos y argumentos de los cientos de novelas que he leído, películas que he visto, la gente que he conocido, los países y ciudades que he visitada, pero nunca olvidaré un titular de una entrevista de CAM en El País hace unos años: "Tengo la mala costumbre de hacer las cosas bien". Es lo más petroglifo que mis ojos han visto en 50 años.
RépondreSupprimerAquí está el enlace monóxilo:
http://www.elpais.com/articulo/espana/Tengo/mala/costumbre/hacer/cosas/bien/elpepuesp/20070707elpepinac_15/Tes
Un saludo. (De Oviedo, con perdón).
Realmente patético.
RépondreSupprimerAhí es nada, “como Azaña”. Pero a Azaña le llevó una guerra y Franco al exilio y a una pronta muerte, y a CAM (parece la sigla de una caja de ahorros fallida) le echó del gobierno su correligionario Zapatero, que ya no le aguantaba.
RépondreSupprimerMe da que conociendo a Valverde lo que había era sorna. Y no poca. No lo dude.
RépondreSupprimerEs evidente que la comparación de este señor con Azaña es un disparate, pero cuidado con Azaña.
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