LLEGARON al mismo tiempo su último libro, Inclinándome (Editorial Pre-Textos), y la noticia de su muerte. La lectura de sus poemas se solapó con el final del libro de su vida, y asistimos a ese misterio que se ahondó un poco más para nosotros, cuando él acababa de desvelarlo dejando atrás todo su infortunio: “qué solos se quedan los vivos / cuando empiezan a marcharse de la casa los muertos”.
Que la tierra te hable como hermana, José Luis Parra.
ABSOLUCIÓN
Salí del cuarto encerrado
del sopor
y la vergüenza
y la brisa
que atravesaba el pasillo
de levante a poniente
y hacía de la casa una invitación al vuelo
una playa estimulante
me traspasó
como una gracia indecible
como el aire de una almena
Podía vivir de nuevo
El poema es estremecedor y hermoso.
RépondreSupprimerSalud
Era este hombre un poeta muy auténtico y escribió poemas verdaderamente conmovedores. Descanse en paz.
RépondreSupprimerSi ya es una desgracia perder a un poeta, más lo es ahora en esta época en que tan necesitados estamos de voces capaces de ayudarnos a soñar.
RépondreSupprimerQue desde la tierra que lo acoja una mano lo eleve a los cielos.
José Luis Parra, in memoriam
RépondreSupprimerVIEJO POETA
He recibido todo de vosotros:
premios, honores, reconocimientos.
Se han rendido a mis méritos, con unánime aplauso,
las difíciles puertas de la Academia.
Los jóvenes me llaman maestro y procuran emularme.
Con la edad he logrado domesticar al tigre
que llevo dentro; ser cortés,
amable, agradecido.
Y, orgulloso, en mi pecho ostento las medallas
de las más altas distinciones.
Medallas...
¡Infantiles abalorios,
despiadados cencerros de la gloria!
Cuánto, cuánto daría por ser torpe, inexperto,
maravillado, joven balbuceante
con todos los poemas por delante.
(De la frontera). Pre-Textos.
Si no me equivoco, esa foto está tomada desde la azotea del hotel Astoria. La calle que se ve al fondo a la derecha es Barcas. Aunque esto valga de poco: me quedo con el despertar de la ciudad por el este, por la Malvarrosa.
RépondreSupprimerRM
...las playas, los horizontes, la brisa del mar y las ciudades en las que siempre es recomendable subir a las azoteas. Desde arriba parece que navegamos y todo se mueve. El poema mínimo, para decir lo necesario no hacen falta tantas palabras.
RépondreSupprimerVivir de nuevo. Seguirán sin pedir permiso, eso me temo.
RépondreSupprimerVivir. ¿De nuevo? Ahora, que luego es tarde y ya no llueve.
Supprimer¿Cómo expresar mejor la sensación profunda, conmovedora y vital de la brisa en un pasillo que convierte la casa y el encierro en una playa estimulante de horizontes abiertos que invitan a la vida y al vuelo? Todos lo hemos sentido y sólo ahora José Luis Parra nos dio las palabras para decirlo. ¿Hay regalo más hermoso?
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