FALTAN en esta visión de la Sevilla barroca los escaparates de las tiendas, igualmente abundantes, donde se venden los trajes de las flamencas, no menos abigarradas. Son parecidos a estos, y no por profanos lejanos de su propia idolatría.
Escaparates, Sevilla, 25 de octubre de 2012 |
Sin que me ofenda lo más mínimo la escasa gracia del comentario, el valor de la mofa debe ir unido al riesgo de recibir una respuesta desproporcionada. Aquí, Andrés, en su intempestiva y desafortunada comparación, no hace falta el valor de asumir el riesgo que supondría mofarse del fanatismo musulmán en su página de La Vanguardia.
RépondreSupprimerCuriosamente, el insigne escritor, criticado ayer mismo por su rechazo al premio, llegó una vez más lejos, protestando enérgicamente en su columna dominical ante la imposición de que cada semana santa tuviera que soportar desde su casa el paso constante de procesiones. En ese momento pensé en los olores, inseguridades y ruidos que tienen que aguantar quienes viven en los barrios humildes de las afueras, cerca de vertederos o vías de tren. Claro que unos son señoritos de izquierdas y viven en espléndidos pisos del viejo Madrid y otros pobres currantes de la otra izquierda. Todavía hay clases.
Con los veinte millones que le ha dado Amancio Ortega a Cáritas, es para que estuvieras más contento, católico Cancio, y no cargaras tanto las tintas por un quítame allá esas pajas.
SupprimerA mí la entrada sí me parece acertada. Constatar, con ironía, la vitalidad de una cultura popular (cuyos rasgos se pueden encontrar, idénticos, en Sevilla como en Nápoles) que enfatiza lo exterior, el horror vacui, la exageración expresiva en pocas palabras (y más imágenes) no me parece ni intempestivo ni desafortunado.
RépondreSupprimerNo me ha entendido usted o no me ha querido entender. Si no incurriera en una lectura apresurada de mi respuesta encontraría una crítica a la actitud actual de abjurar con asco de la religión que ha sido el sustento de nuestra cultura occidental, mientras nos acongojamos ante el horror de que nos vuelvan a poner más bombas si censuramos el fanatismo musulmán. De principio a fin, de una manera directa o tangencial es lo que he dicho.
SupprimerPor último,agradecerle al Sr. Trapiello la elegancia de no haber suprimido ni una coma de mi comentario.
Ya... "directa o tangencial". No se excuse. En mi pueblo a eso se le llama "Donde dije digo, digo Diego".
SupprimerNi me excuso ni rectifico un ápice mi declaración. Vuelvo a decir que quien tenga posibilidad de asomarse a los medios públicos, tenga también el valor suficiente para criticar de forma abierta e inequívoca a todas las religiones y tendencias por igual, si encuentra en ellas fanatismo, idolatría o aberración anti natura.
SupprimerSin pretender entrar en el tema de la religión y las creencias sino sólo en una aclaración de conceptos, la idolatría es el culto a la imagen más que a lo que ella representa. A partir de ahí cada cual puede tener su opinión sobre si es o no es idolatría el culto religioso que prospera en ciertos lugares.
RépondreSupprimerParticularmente a mí me interesa la idolatría, me gusta estéticamente que ciertas imágenes se revistan de oro, joyas, sedas y terciopelos. Antropológicamente creo, y es sólo una creencia, que la idolatría de ciertas zonas es muy antigua y que precisamente el hecho de vestir de riqueza y oro a esas imágenes es un signo que pervive de antiguos cultos prerromanos.
Cosa distinta es considerar épocas pasadas no tan lejanas en el tiempo en que esa religión barroca, supersticiosa, represora, dominaba el ámbito público y privado de la sociedad española con reglas y usos absurdos y causantes de una visión de la vida oscura, triste y frustrante en que se aupaban como directores políticos y espirituales a gente resentida o frustrada. Para muestra de ese clima cerrado, agobiante y provinciano que hasta hace tan sólo un siglo se vivía en España y causante, junto con otras circunstancias, del atraso secular de este país, baste citar una novela de un autor barroco y, desde mi punto de vista, injustamente olvidado: Gabriel Miró y su “Obispo leproso”, retrato fiel de lo que fue este país hasta no hace mucho tiempo, si consideramos el tiempo en términos históricos, y del que aún perviven restos que se resisten a desaparecer. Como ascuas enterradas en la ceniza del tiempo que sólo necesitan un poco de viento favorable para que reaviven la hoguera de fanatismo absurdo que tanto sufrimiento causó.
No veo mofa en la entrada de AT y me parece acertado el comentario de Servus. Por otra parte, no debemos mezclar la idolatría o más bien la suspertición que es ,evidente, que está muy arraigada en ciertas prácticas que no sé siquiera si calificar de religiosas con cierto tipo de religión- lo que se denominó nacional-catolicismo-. Por lo demás ,las imágenes fántasticas.
RépondreSupprimerJavier
Sevilla tiene un color especial. No cabe duda.
RépondreSupprimerSevilla tiene una gente especial . No son buenas las alusiones sobre la creencia de una persona , me parece algo pernicioso . El que un habitual critique al autor ( aunque no sea justo ) y este no se enfade habla de la buena salud de este generoso sitio literario.
RépondreSupprimerMalos tiempos para el flamenco , sin subvenciones y el agonizante ocio nocturno estamos a punto de que se escriba su obituario .
Cierto que en Berklee ( Boston ) han nombrado doctor honoris causa a Paco de Lucia y el flamenco a gustado mucho a los estudiantes , de hecho Javier Limón da clase de guitarra flamenca por primera vez en la prestigiosa Universidad . Paco está defendiendo este arte con su gira americana dentro del Heineken Fest de jazz , pero en España suena el canto del cisne y a casi nadie le importa .
Saludos
No me da la impression de que la entrada sea una mofa de AT sobre Sevilla o la decoración de los escaparates. Pero a mi modo de ver si que existen muchos idolatras que basados en su fe han impedido a este pais avanzar y dejar pasar las luces de la ilustración desde hace varios siglos. Esas fuerzas siguen hoy muy presente y como dice bhm son como ascuas y con cualquier brisa pueden salir las llamas. Como botón de muestra las noticias de estos días sobre enviar tanques a Catalauña, y no precisamente para darles su parte proporcional del equipamiento militar que les correspondería para su futuro estado.
RépondreSupprimersaludos
txema