2 avril 2013

Parece que fue ayer

HACE dos años daba comienzo este almanaque. Hace uno se recordaba que hacía otro que había empezado, y dentro de otro y de otros querríamos seguir pudiendo decir algo parecido. Nos gusta que las cosas vuelvan. Vivir es ver volver, decía Azorín. Queremos que las cosas se sucedan conforme al movimiento de la rueda, de los astros, sin sobresaltos. Cada día es nuevo, lo son auroras y crepúsculos, lo somos nosotros en nuestra rutina. "Ceremonia y costumbre" llamó Yeats a lo mejor de la vida, y esas dos palabras deberían presidir la nuestra. A veces, cada vez más excepcionalmente, encontramos algún rincón igual a sí mismo, diferente por nosotros, que le vamos dando nuestra propia edad a la novedad del día. Así esta imagen del Rastro. No tengo nada mejor que traer aquí para festejar el arranque de nuestro tercer año. No nos cuesta imaginar que así fue como vieron ese rincón hace tres siglos, no es difícil adivinar que así querríamos que lo vieran dentro de otros tres, igual y distinto del que lo vemos nosotros, igual y distinto de como lo vieron entonces gentes que buscaron como nosotros en el afán del día su flor, su pájaro, su nube, la compañía.

Plaza de Cascorro, Madrid, 31 de marzo de 2013

16 commentaires:

  1. Hace unos dias vi un jilguero en mi jardín , salí con la esperanza de oirlo cantar pero se fue , tuve una sensación cosmo - poética que hizo reverdecer viejas situaciones y no olvidaré
    En honor a esta tercera singladura pondré algo de Lev Tolstoi :
    Buscó ese temor a la muerte que le había acompañado a lo largo de toda su vida y no lo encontró . ¿ donde estaba ? ¿ Que muerte era esa ? Ya no albergaba ningùn temor porque no existía .
    En su lugar había surgido una luz .
    - Entonces es así ! - exclamó de pronto en voz alta - ¡ Que Alegría ¡ . " la muerte ha terminado , se dijo , ya no existe " .
    saludos

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    1. No le importará, seguro, que copie enteras las dos últimas horas de vida de Iván Ilich:

      “(…) Esto sucedía al final del tercer día, un par de horas antes de su muerte. En ese momento su hijo, el colegial, había entrado calladamente y se había acercado a su padre. El moribundo seguía gritando desesperadamente y agitando los brazos. Su mano cayó sobre la cabeza del muchacho. Éste la cogió, la apretó contra su pecho y rompió a llorar.

      En ese mismo momento Iván Ilich se hundió, vio la luz y se le reveló que, aunque su vida no había sido como debiera haber sido, se podría corregir aún. Se preguntó: «¿Cómo debe ser?» y calló, oído atento. Entonces notó que alguien le besaba la mano. Abrió los ojos y miró a su hijo. Tuvo lástima de él. Su mujer se le acercó. Le miraba con los ojos abiertos, con huellas de lágrimas en la nariz y las mejillas y un gesto de desesperación en el rostro. Tuvo lástima de ella también.

      «Sí, los estoy atormentando a todos -pensó-. Les tengo lástima, pero será mejor para ellos cuando me muera.» Quería decirles eso, pero no tenía fuerza bastante para articular las palabras. «¿Pero, en fin de cuentas, para qué hablar? Lo que debo es hacer» -pensó. Con una mirada a su mujer apuntó a su hijo y dijo:

      -Llévatelo... me da lástima... de ti también... -Quiso decir asimismo «perdóname», pero dijo «perdido», y sin fuerzas ya para corregirlo hizo un gesto de desdén con la mano, sabiendo que Aquél cuya comprensión era necesaria lo comprendería.

      Y de pronto vio claro que lo que le había estado sujetando y no le soltaba le dejaba escapar sin más por ambos lados, por diez lados, por todos los lados. Les tenía lástima a todos, era menester hacer algo para no hacerles daño: liberarlos y liberarse de esos sufrimientos. «¡Qué hermoso y qué sencillo! -pensó-. ¿Y el dolor? -se preguntó-. ¿A dónde se ha ido? A ver, dolor, ¿dónde estás?»

      Y prestó atención.

      «Sí, aquí está. Bueno, ¿y qué? Que siga ahí. Y la muerte... ¿dónde está?»

      Buscaba su anterior y habitual temor a la muerte y no lo encontraba. «¿Dónde está? ¿Qué muerte?» No había temor alguno porque tampoco había muerte.

      En lugar de la muerte había luz.

      -¡Conque es eso! -dijo de pronto en voz alta-. ¡Qué alegría!

      Para él todo esto ocurrió en un solo instante, y el significado de ese instante no se alteró. Para los presentes la agonía continuó durante dos horas más. Algo borbollaba en su pecho, su cuerpo extenuado se crispó bruscamente, luego el borbolleo y el estertor se hicieron menos frecuentes.

      -¡Es el fin! -dijo alguien a su lado.

      Él oyó estas palabras y las repitió en su alma.

      «Éste es el fin de la muerte» -se dijo-. «La muerte ya no existe.» Tomó un sorbo de aire, se detuvo en medio de un suspiro, dio un estirón y murió”.

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    2. Los mirlos del Parque de las Rosas en el domingo de Resurrección.

      ***

      "En su lugar había surgido la luz".

      "(...) ¿Qué es el amor? - se decía -. El amor es la negación de la muerte; el amor es la vida; todo lo que comprendo sólo lo comprendo a través del amor. Todo reside en él. El amor es Dios, y morir es el retorno de una partícula de amor, que soy yo, a la fuente universal y eterna".

      L.TOLSTOI, LA GUERRA Y LA PAZ.

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    3. Con la pareja de mirlos
      en el Jardín de las Rosas.
      Cómo destacan sus picos.

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    4. MIJAÍL MÁLISHEV (con dos leones): “Las reflexiones de León Tolstoi sobre la muerte en la hermenéutica existencial de León Shestov”. Revista de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, México 2010-11.

      De sus nueve páginas, un par de párrafos sobre el par de ojos que el ángel de la muerte le había prestado a Iván Ilich (le vinieron de perlas en su último par de horas).

      « En uno de sus ensayos sobre Dostoievski, Shestov aduce una leyenda judaica según la cual a un hombre, antes de su fin terrenal, le visita el ángel de la muerte para separar el alma de su cuerpo. Este ángel está totalmente cubierto de ojos. ¿Por qué tiene tantos ojos este ser celestial? Lo que pasa es que el ángel a veces llega demasiado temprano, cuando la trayectoria terrenal del mortal todavía no está terminada. En este caso, el mensajero de Dios deja a la persona que está al borde de la muerte un par de sus innumerables ojos. Y ella ve, además de lo que ven los otros y de lo que ella misma vería con sus ojos naturales, cosas extrañas y nuevas; y las ve diferentes a la[s] de antes, no como las ven los seres humanos, sino como las ven los seres extraterrestres; es decir, tales cosas existen para ella no necesariamente, sino libremente, son y al mismo tiempo no son; aparecen cuando desaparecen y desaparecen cuando aparecen.

      “El testimonio de los antiguos ojos naturales, de los ojos de 'todo el mundo' contradicen completamente el de los ojos dejados por el ángel […] Por consiguiente, se produce una lucha entre las dos visiones, lucha cuyo final es tan problemático y tan misterioso como sus comienzos.” (Shestov) »

      http://ergosum.uaemex.mx/pdfs/pdf_vol_17_3/04_malishev.pdf

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    5. Aprender a ver con nuevos ojos, sólo aptos para captar el valor real de las cosas. Ojos de ángel siempre alerta, expertos en rechazar aquello que es tan sólo sombra engañosa de su propia luz.

      El poeta zen Khuan Hsiu (832-912), parece que dispone de ojos propios que saben establecer sus prioridades a la hora de mirar.

      "Dices que mi camino difiere del tuyo.
      Ambos somos barbados y mayores.
      Se dice que las palabras matan la fe.
      A mí me gusta retocar las frescas flores
      de una vieja y quebrada jarra funeraria".

      Salud.






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  2. Y que no se canse de girar la Tierra, con nosotros encima. Felicidades.

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  3. Felicidades y gracias. En el rastro compré dos herramientas de trabajo -rústicas- de madera y un tejido de esparto, según me dijeron las utilizaban para separar el trigo de la paja en los campos de Segovia. En la pared son como la cornamenta de un ciervo, más bien de dos. Han viajado conmigo durante veinte años. El Rastro es un lugar increíble y a mí me gustan mucho las fotos que usted nos muestra.

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  4. ¡Felicidades! En el segundo aniversario de su almanaque le diría personalmente que es usted un trabajador infatigable y que sus textos, entre otros, envuelven mis días.

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  5. Marco Aurelio el Sabio : Todo está en transformación , tu tambien estás en continua alteración , y en cierto modo destrucción , e igualmente el mundo entero .
    Borges refiere en " el tiempo Circular " a Marco A. : << Cualquier lapso - un siglo , un año , tal vez el inasible presente - contiene íntegramente la historia >> , << Quien ha mirado lo presente , ha mirado todas las cosas ; las que ocurrieron en el insondable pasado , las que ocurrirán en el porvenir >> .
    Me motiva escribir aquí , los post son sustanciales , dan lugar a diferentes interpretaciones ; los comentaristas son buenos aficionados y tenemos los lectores más entendidos . Hemeroflexia es ya un clásico de la literatura colectiva y eso es gracias a A.T. , larga vida .

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  6. Gracias por todo.
    Esa foto, por los árboles y las casas, me ha recordado mi infancia. Y ese alimento, bueno y de calidad, es el que uno encuentra cada vez que se asoma por este sitio.

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  7. !Felicidades!Mientras en el almanaque vayan pasando las hojas aquí seguiremos con la esperanza del primer día.
    Javier

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  8. Enhorabuena. Muchas felicidades

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  9. No sé, creo que pienso, que lo que realmente hace distintos a las cosas y a los lugares, que vemos repetirse cada día de nuestra existencia cotidiana, es el paisaje que cubre nuestro corazón. Yo también le felicito.

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  10. La versión que yo leí y que no coincide con la de Manuel textualmente es una traducción de Victor Gallego premio " la literatura rusa en España " de la fundación Boris Yeltsin 2012 por Ana Karenina y editado por Nórdica recientemente , con ilustraciones de Agustin Comotto .
    Saludos

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