2 octobre 2014

Baroja por Baroja (y 2)

Y si la de ayer era una de las aguafuertes más circuladas de Baroja, esta acaso sea una de las que menos: no existe sino este solo ejemplar, y se ha reproducido únicamente en dos o tres ocasiones (que recuerde, en el catálogo de la exposición de los grabados de Baroja, que se celebró en  la Academia de San Fernando hace ya muchos años, y en el libro Los nietos del Cid). Y pocos también los grabados dedicados por su autor. Este lo está a su amigo el librero de viejo Antonio Berdegué, vendedor de estampas, que tuvo su librería en la calle Cedaceros.
En el grabado que traíamos aquí ayer PBaroja aparece como un personaje de sí mismo; este es un retrato en toda regla del joven Pío y con un gran ambiente modernista, pese a lo estrecho del formato (no mayor que el de un billete de dólar). Y si en el de ayer PBaroja podía pasar por un Nietzsche algo encogido que paseaba el barrio de las Injurias, a este, por la nobleza y serenidad de su semblante, no dudamos considerarlo su mejor amigo en España en aquellos años.



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