AL contrario de lo que que suele suceder con los trabajos intelectuales, que nos impiden pensar en otra cosa que la que se está haciendo, los oficios parecen liberarnos de aquello a lo que precisamente nos encadenan, y así puede el labrador arar su campo y componer su égloga, y el herrero trabajar en la fragua y cantar, o la cigarrera liar cigarros habanos mientras atiende al lector que da cuenta en voz alta de una novela... Se diría que de ese modo la vida se nos desdoblara en dos, como nosotros mismos.
Ha visto uno algunos oficios que han desaparecido o que se han plegado de tal modo a los avances industriales y maquinistas, que serían irreconocibles: boteros, aperadores, sombrereros, lavanderas, tramperos, pellejeros, laurentes... Otros siguen invariables, decíamos, desde los tiempos bíblicos: el colmenero, el alfarero, el pastor. Y otros, por último, aunque parezca que son parecidos, como el de tipógrafo, guardan ya tan poca relación con lo que eran hasta hace veinte años, que apenas se parecen en nada: nunca se volverán a hacer libros tan perfectos en su clase (papel, encuadernación, tipos, cajas, tintas) como algunos de los que se hicieron en el siglo XVIII, y eso, qué duda cabe, hace que el mundo rezume de melancolía como aquellos cántaros que aliviaban el estío de los segadores.
Considero el mío un oficio, el de poeta, aunque sé que otros tienen a la poesía por una profesión. ¿Hay diferencia? La hay, acaso parecida a la que encontramos entre un tejedor y un viajante de comercio, y si bueno es el poético oficio de tejedor, no es mala tampoco la profesión de viajante de paños, que le permite correr mundo y trabar conocimiento con la gente y toda su novelería, aunque él no haya tejido sus muestrarios.
Letreros en una casa de la Puerta del Sol, Madrid, finales del s. XIX |
Ser poeta es todo un oficio, es hilar palabras, hacer malabares con las 28 letras del abecedario, y darle sentido a lo que a veces no tiene sentido, todo un arte y un oficio apenas reconocido.
RépondreSupprimerbuenas y santas noches
LAURENTE. 1. m. En los molinos de papel, oficial que tiene por cargo principal asistir a las tinas con las formas y hacer los pliegos. (Real Academia Española © Todos los derechos reservados).
RépondreSupprimer“Asistir a las tinas con las formas” y al mismo tiempo enhebrar con la cabeza unos cuantos versos. En los molinos de papel. Sí. Parece compatible.
Laurentes ¡Qué guapo!
RépondreSupprimery el poeta como aguador: llevar el agua fresca de la bellezza al páramo de lo mostrenco y así transfigurarlo,transfigurándonos
RépondreSupprimersaludos
Me hace particular gracia, de los anuncios que se ven en la foto, el del "chocolate atemperante". Claro que entonces no se fumaba, que yo sepa.
RépondreSupprimer"Los artesanos, gente honrada. Porque de ellos justamente se puede decir que son hijos de sus obras". ('Aflorismo' nº 753, póstumo, de Carlos Castilla del Pino).
RépondreSupprimerMi admirado Andrés. Estoy estos días leyendo la nueva edición de su libro Las armas y las letras. Una edición bellísima, llena de ilustraciones y de erudición biográfica. Solo me ha chocado algo leer su diatriba contra Ian Gibson. Al menos habrá que reconocerle su pasión por España, por Lorca y por todo lo que éste significaba.
RépondreSupprimerEl oficio de poeta, el de escritor, debe ser tan duro como el de ciclista. Pero tiene razón en eso: cuando uno pedalea puede pensar y crear historias fantásticas. Cuando uno escribe solo puede pensar en lo que escribe.
Hermi
Amigo, tu poema "A una gota de rocío" tiene un principio tejido por M.A. Velasco ("Resina", "Piña de lumbre", tan Claudio Rodríguez) y más adelante tiene un verso magnífico de Ángel González ("si fuera dios yo un día"). Por no hablar de influencias que hay en algunos de tus primeros libros. En fin, no busques en Roma a Roma ni tampoco a Quevedo, ¡oh, peregrino!, que darás con Du Bellay. De muestrarios de otros, la poesía está llena. Eso no es lo censurable. No es censurable que el muestrario no sea del todo personal si está bien asimilado y bien tejido; lo censurable son las actitudes y los comportamientos de los poetas. Tú eres poeta por oficio y no por profesión por tu actitud con el gremio, por no utilizar la poesía como dices que otros la utilizan (para los fines que otros la utilizan, según tu opinión). Ahora bien, tu muestrario es tan ajeno como el de todos, y eso no lo hace peor ni menos interesante. Es un muestrario de variada procedencia que lo hace muy personal y muy sugestivo. Un saludo.
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