EL emperador Zenón estupró a una muchacha y la tuvo por fuerza. La madre de ella rogó a una Virgen de la que era muy devota y le pidió "venganza y castigo" para el tirano emperador, y de la Virgen creyó oír una que voz que le decía: "Ya estuvieras vengada, si las limosnas del emperador no nos hubieran atado las manos".
La cita, de Pedro Casinio, la recoge Mateo Alemán en su Guzmán, confirmando aquello que se decía: "Vinieron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos", y desmintiendo de paso aquello que leemos en el propio Guzmán: "A tuerto y a derecho, ayude Dios a los nuestros".
El Rastro, 5 de mayo de 2013 |
“Ten caridad en tu corazón y haz lo que quieras”, dijo San Agustín.
RépondreSupprimer“La caridad es lo que resta cuando no hay bondad ni justicia”, dice Saramago.
"A callar bien abrigados, que el verano se retrasa", nos indican desde el Rastro.
Variaciones sobre lo mismo, y... ¡a la orden!
SupprimerNO OCUPA más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro; que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, o nos hacen ajustar y encoger, mal que nos pese y a buenas noches. Dijo Cervantes.
LA VIDA es esto: crueldad, inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad. Reflexiona Don Pío.
Y por último, bien abrigado, que no callado, Sabina entona su "balada - homenaje" a todo este misterioso galimatías:
ESTO ES 'demasiao', no sólo cornudo, sino 'apaleao'.
Sí, la historia se repite con el Honorable conde don Julian que abrió paso a los beréberes . Otro traidor , el genocida Francisco Fraxco también engaño a unos árabes y siguió con la guerra civil de la época de don Rodrigo y don Julian . Honorables , traidores , metal y juegos de trono . El juego continua .
RépondreSupprimerSaludos
EL "ANTIMILAGRO" DE LA VIRGEN EN SU CONTESTATARIO CONTEXTO
RépondreSupprimer«(…) mas cuando algunas veces veía, que algunos hombres poderosos y ricos, con curiosidad se ponían á hacer especulación para dar una desventura de moneda, que es una blanca, no lo podía sufrir; gastábaseme la paciencia, y aun hoy se me refresca con ira, embistiéndoseme un furor de rabia en contra de ellos, que no sé cómo lo diga. ¿Rico amigo, no estás harto, cansado, y ensordecido de oír la veces que te han dicho, que lo que hicieres por cualquier pobre, que lo pide por Dios, lo haces por el mismo Dios, en nombre de quien te lo pide y él mismo te queda obligado a la paga, haciendo deuda agena, suya propia? Somos los pobres, como el cero de guarismo, que por sí no vale nada, y hace valer á la letra, que se le allega, y tanto más, cuantos más ceros tuviere delante. Si quieres valer diez, pon un pobre para ti, y cuantos más pobres remediares, y más limosna hicieres, son ceros, que te darán para con Dios mayor merecimiento. ¿Qué te pones a considerar si gano, si no gano, si me dan, si no me dan? Dame tú lo que te pido, si lo tienes y puedes, que cuando no por Dios, que te lo manda, por naturaleza me lo debes; y no entiendas que lo que tienes es de mejor lana, sino por mejor cardada, y el que a ti te lo dio y á mí me lo quitó, pudiera descruzar las manos y dar su bendición al que fuera su voluntad y la mereciere. No seas especulador, ni hagas elecciones, que si bien lo miras, no son sino avaricia y excusas para no darla: yo lo sé, alargar el ánimo para ello y que veas el efecto de la limosna. Oye lo que cuenta Sofronio, á quien cita Casinio, varón docto: Teniendo una muger viuda una sola hija muy hermosa doncella, el emperador Zenón se enamoró de ella y por fuerza, contra toda su voluntad, la estrupó, gozándola con tiranía. La madre, viéndose afligida por ello y ultrajada, teniendo una gran devoción a una imagen de nuestra Señora, cada vez que a élla se encomendaba, decía: Virgen María, venganza y castigo te pido de esta fuerza y afrenta que Zenón, tirano emperador, nos hace. Dice, que oyó una voz, que le dijo: Ya estuvieras vengada si las limosnas del Emperador no nos hubieran atado las manos. Desata las tuyas en favorecer los mendigos, que es tu interés, y te va más á ti en darlo, que á ellos en recibirlo. No hizo Dios tanto al rico para el pobre, como al pobre para el rico (…)».