NO sólo es el momento estelar de ese libro, sino uno de los más asombrosos de la historia de la novela y aun de la literatura: Robinson Crusoe, tras años de soledad despiadada en la isla, descubre en la playa las huellas de un hombre al que acabará llamando Viernes (y lo que habríamos deseado conocer La novela de Viernes). El lector siente en ese momento el misterio como algo real, y comprende que lo visible y lo invisible son parte de la misma realidad.
Pocas cosas nos fascinarán tanto como las improntas de nuestros pasos en la arena, acaso porque pocas veces se nos dirá de modo más gráfico que nuestro paso por esta tierra es efímero y que tarde o temprano llegará una ola que nos igualará en la nada.
Sin embargo el hombre es en sí un pecio del universo, y lo es su alma, llevada por la marea del tiempo, arrojada una y otra vez aquí y allá, en las fatigadas costas de este viejo planeta o en la lejanísima playa virgen de una remota estrella.
Aquí o allá dejará su huella para alguien, igual a los millones de huellas que le precedieron, igual a todas las que le seguirán. Escribimos nuestro nombre en el agua o en la arena no para que lo lean, sino para que no se nos olvide.
Arriba: foto de Chema Madoz; abajo: foto de AT, pecio (cascote de ladrillos) de la Playa de la Luz, junio de 2013 |
Hablando de huellas, no sé si habrá visto usted unas interesantísimas digitalizaciones que se encuentran en unas cuevas prehistóricas de Aragón. Alguien me contó que conseguir verlas es una experiencia inolvidable. Pero lo tienen que permitir las inclemencias del tiempo.
RépondreSupprimerSolo estoy bromeando.
Ojalá hubiesen sido digitalizaciones, porque todo habría sido virtual. Aquellas digitaciones estuvieron a punto de romper una familia con la desgracia, precipitándonos al vacío... Saludos
RépondreSupprimerUno de los momentos más memorables de los diarios. Siento que la desgracia novelada se convierta en motivo de entretenimiento del lector (eso podría servir también para las desventuras de Robinson). Saludos
SupprimerSabía yo que tarde o temprano aparecería algún error de esos que no arregla el corrector ortográfico.
SupprimerMomentos que fueron angustiosos cuando los vivimos se convierten en felices cuando podemos contarlos, seguramente porque lo hacemos con el peligro ya vencido.
SupprimerAunque la naturaleza pueda ser caprichosa somos nosotros los que vemos el capricho.
RépondreSupprimer« DIGITACIÓN. 1. f. Adiestramiento de las manos en la ejecución musical con ciertos instrumentos, especialmente los que tienen teclado.
RépondreSupprimerReal Academia Española © Todos los derechos reservados
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« DIGITACIÓN. 1. f. Adiestramiento de las manos en la ejecución musical con ciertos instrumentos, especialmente los que tienen teclado.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados
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DIGITALIZAR. (Del ingl. “to digitalize”). 1. tr. “Inform.” Expresar datos en forma digital.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados »
Perdón por acogerme a lo académico y desconocer qué pianos están tocando ustedes dos. Huellas en cuevas aragonesas prehistóricas... Si están digitalizadas no dependerán tanto del tiempo que haga. Entre digitalizaciones y digitaciones parece andar el juego del vacío y la esquivada desgracia familiar. ¿Habrá que releer "Las inclemencias del tiempo"? Yo ahora voy por la mitad de "Miseria y compañía". Por cierto, otras cosas sí, pero lo de su empecinamiento, señor Trapiello, con el Gobierno democrático y el posterior escrache familiar ante la sede del Pp, no me convenció mucho. Saludos de verdad.
Perdón por repetir DIGITACIÓN y por la ignorancia sobre todo: gracias a Iñiro R empiezo a entender. De autopenitencia, copiaré unas líneas de una entrada "más convincente"... Por ejemplo el final de ésta (pág. 64) sobre el trabajo del artista o escritor en general y del poeta agropecuario en particular.
Supprimer"(...) A primera hora vino uno aquí sin fe a su mesa de poeta-del-que-nada-se-espera, y empecé a dibujar el primer surco, y poco a poco, el recuerdo de todo lo que aún no ha sucedido me quitó las telarañas de la frente y clavé mi buen nombre en la tierra, como un esqueje. Sólo sé que quien no trabaja por su buen nombre póstumo no lo tendrá, porque al que no le da al mañana lo que es del mañana, se le quitará lo de ayer. Y no es verdad que no sirva de nada todo esto. En nuestra mano está ser más que los inmortales, pues lo somos sin dejar de ser mortales, en nuestra trabajo diario, ahora, canturreando".
Mejor seguir con el libro, está claro.
Lo curioso es que Daniel Defoe contó muchas más aventuras además del naufragio en la isla, incluido el ataque de unos lobos en los Pirineos y otras tantas cosas peculiares en la secuela, Más aventuras de Robinson Crusoe. Da la impresión de que la intención de Defoe fuese la de presentarnos a un personaje infatigable y que salía ileso de todos los percances. Pero lo que nos ha quedado es su asombro al encontrarse con la huella en la isla, y también la historia de la convivencia con Viernes, que es lo que hace a Robinson humano y vulnerable. La huella como símbolo de lo que dejamos atrás y que alguien encontrará en algún lado (también puede ser una fotografía, o un libro en el Rastro), y Viernes como ese otro diferente a nosotros, a quien tanto tememos pero al que también necesitamos entender.
RépondreSupprimerEscribimos en la arena, orilla del mar sereno, no para recordar nuestro nombre ni tan siquiera para que lo lean las estrella. Lo hacemos para que sea la suave ola quien se lo lleve en sus labios y se lo diga a los peces que todo callan. Eso es el olvido. Y saberlo nos alegra porque conocemos que somos un dígito de miles de millones borrados en esta playa. Finitos son los granos de arena, finitos los sueños.
RépondreSupprimerAnónimo, 2 de agosto de 2011 (16:21), en este mismo almanaque: “«Las grullas vuelan / sin dejar en el aire / ninguna huella». De quién era este haiku importa poco."
RépondreSupprimerSi se trata de respetar las 17 sílabas y a ese “quien”, que no se sepa el autor importa mucho (cabría añadir casi dos años después).
Interesante debate el que ha tenido S. S. (Aldonza Lorenzo), del equipo de zUmO dE pOeSíA, a cuenta de una crítica del último libro de Andrés Trapiello, en crisisdepapel.blogspot.com
RépondreSupprimerPor si queréis pasaros.
Robinson Crusoe siente miedo ante la presencia de otro humano en la isla cuando encuentra la huella. La compañía de otro, que puede ser origen mucha felicidad, es al mismo tiempo posibilidad de un peligro mortal. Los demás pueden ser nuestro paraíso o nuestro infierno.
RépondreSupprimer«LOG – BOOK.- Sol, líbrame de la gravedad. Limpia mi sangre de esos humores espesos que, desde luego , me protegen del desgaste y de la imprevisión, pero que destruyen el impulso de mi juventud y apagan mi alegría de vivir. Cuando contemplo en un espejo mi rostro pesado y triste de hiperbóreo, comprendo que los dos sentidos de la palabra "gracia"- el que se aplica al bailarín y el que concierne al santo – pueden juntarse bajo un determinado cielo del Pacífico. Enséñame la ironía. Haz que aprenda la ligereza, la aceptación sonriente de los dones inmediatos de este día, sin cálculo, sin gratitud, sin miedo.
RépondreSupprimerSol, hazme semejante a Viernes. Dame el rostro de Viernes, hecho para la risa, esculpido enteramente para la risa. Esa frente muy amplia, que parece huir hacia atrás, coronada por una guirnalda de bucles negros. Ese ojo constantemente iluminado por la burla, penetrante por la ironía, aguzado por la tontería de todo lo que ve. Esa boca sinuosa con las comisuras alzadas, ansiosa y animal. Ese balanceo de la cabeza sobre los hombros para reír mejor, para mejor dotar de risibilidad a todas las cosas que hay en el mundo, para mejor denunciar y desenredar esos dos modos de huir: la idiotez y la maldad…
Pero si mi compañero eolio me atrae así hacia él, ¿no es acaso para que me vuelva hacia ti? Sol, ¿estás contento de mí? Mírame. ¿Mi metamorfosis se realiza suficientemente en el sentido de tu llama? Mi barba cuyos pelos vegetaban en dirección a la tierra, como otras tantas raíces geotrópicas, ha desaparecido. En contraposición, mi cabellera riza sus bucles ardientes como una hoguera que tiende hacia el cielo.
Soy una flecha dirigida hacia tu foco, un péndulo, cuyo perfil perpendicular define tu soberanía sobre la tierra, el estilete del cuadrante solar sobre el que una agujita de sombra inscribe tu marcha.
Soy tu testimonio, de pie sobre esta tierra, como una espada templada en tu fuego.»
MICHEL TOURNIER, "Viernes o los limbos del Pacífico"
Viernes ya es libre de transmutarse en Jueves... Ya no importan las huellas, ni la improbable identidad, tan sólo el aire ligero y la luz.
¿Recogidos por un niño dios juguetón en una playa imposible con unos cangrejitos todavía más raros que los que aquí corren por nuestras carnes y arenas; en sabe Dios qué galaxia de otro cúmulo partículas ya tierna y químicamente subatómicas al cabo de los miles de millones de años luz y tiniebla girando y girando y dale que te giro, Casimiro; testarudos pecios errantes todos nosotros? Cuando la Tierra sea Marte, Dios de todos los desiertos, no habrá nadie para amarte.
RépondreSupprimer“Mota de polvo: Dios en toda su gloria. (…) En una esponja, todo el mar concentrado (…). Dios nada y todo. Luz, Espíritu, Fuego, y nada de eso”. (ANGELUS SILESIUS).
¿Y por qué no un Zumo de Teología?
Es muy simpática la huella de Madoz, entre humorística e infantil, parece la huella de un niño, el juego de la abstracción a la figuración. La otra es la huella de un derrumbe, los cristales de las botellas rotas, las maderas y todas las superficies de materiales nobles el mar las mejora, las trabaja, las devuelve a una belleza sobria, sin destellos ni reflejos. Leí Robinson Crusoe, la primera vez, con once años, me lo regalaron durante una convalescencia, me impresionó todo lo que hace para sobrevivir, lo que recupera y va transformando, un gran libro sobre la fuerza de la vida y de las relaciones humanas.
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