HA querido la vida que la segunda de estas dos extraordinarias fotos, aquella en la que se ve a don Manuel Azaña subido a una escalera, haya venido a mis manos hace un par de días por vía del mismo amigo que me regaló la primera.
La de la escalera, desconocida hasta su publicación en la quinta edición de Las armas y las letras en la versión de Destino, fue tomada, según supone Santos Juliá, biógrafo de Azaña a quien le preguntó uno el caso, en la finca de La Barata donde posaba Azaña en los últimos meses de la guerra.
Impresiona de ambas lo que tienen de metafóricas, un presidente de la República disputándole a quién una partida de ajedrez, jugando acaso solo, y, en la otra, subido en pantuflas y traje a una escalera mal sujeta por unas cuerdas y podando un seto tan alto que siempre le impedirá ver lo que hay al otro lado, encerrado en su propio laberinto, de nombre La Barata.
Desconozco quién sea el fotógrafo de esos dos retratos y si fue el mismo en ambos casos. El papel y formato sugieren que pudieron al menos ser reveladas por la misma persona y en parecido momento.
Maníficos hallazgos. Su simbología todavía resuena.
RépondreSupprimerAzaña murió en Francia en 1940. Justo a tiempo de evitar ser devuelto a España, lo que probablemente habría pretendido de la Francia ocupada el régimen franquista, quizá para fusilarlo (como a Companys). O sea que murió oportunamente. Pienso también en Machado, que igualmente murió en Francia al final de la guerra civil, y caigo en la cuenta de que, si no hubiera huido a Francia y muerto allí, podría haber sido encarcelado por su papel intelectual a favor de la República. Tal como pasó con Miguel Hernández. A uno y otro (Azaña y Machado) les llegó la muerte de forma muy oportuna.
RépondreSupprimerParece que don Manuel no corta el seto sino alguna rama de árbol invasor. “A su tiempo, a su tiempo debí podar más a fondo los árboles que ya se alzaban sobre el seto frondoso de la República…”.
RépondreSupprimerComo sea, su fragilidad con pantuflas en la escalera, más cuerda y silla de "La Barata", humanizan al sedicente monstruo del "Tiros a la barriga".
Lo bueno de 'Las armas y las letras' es que está hecho a partir de todos tus encuentros fortuitos con libros y fotografías a lo largo de los años. Da la impresión de que sea fruto de tu pasión por el Rastro, por las historias antiguas y las lecturas subterráneas, y por eso es emocionante y cercano. Vaya, que no lo escribiste a partir de las teorías académicas de unos y otros. Y por eso eso también ‘Las armas y las letras’ sigue creciendo edición a edición, a partir de nuevas lecturas y de la aparición de fotografías como estas. No se trata tanto de tener la última palabra, como de añadir lo que va surgiendo. Es un libro que despliega todos sus materiales ante uno, y eso se agradece mucho.
RépondreSupprimerNi Rivas Cherif ni la mas reciente de Santos Juliá reconocen esa frase en boca de Azaña, por lo tanto poco acierta el anónimo al escribir esa frase sobre la supuesta monstruosidad del que fue Presidente de la República. Si se tomara la molestia de repasar su exposición ante la comisión de investigación de las Cortes Republicanas después de los hechos de Casas Viejas, vería que sus palabras fueron otras.
RépondreSupprimer"(...) El sargento García, por ejemplo, confirmó que hubo orden de disparar contra los campesinos. Contó que con los detenidos ya en la corraleta, alguien dijo: “¡Fuego en ellos!”. El guardia civil Gutiérrez relató que a los detenidos “les hicieron entrar en la corraleta a culatazo limpio” y que hubo “tres o cuatro descargas”. Cuando le preguntaron si los detenidos fueron rematados, el agente explicó que no lo podía precisar pero que escuchó que los guardias decían “aquí roncan algunos todavía” y que creía que “hicieron entonces otra descarga”. El guardia de asalto Manuel Pizonero, en fin, comenzó su declaración asegurando que él no oyó orden de disparar a los prisioneros. Entonces, ¿cómo disparó?, le preguntó el fiscal. “Creí escuchar la orden”. ¿No dice que no la oyó? “No, pero lo creí; además vi disparar(...)”.
Supprimer«SEDICENTE (del fr. "soi-disant") adj. Se emplea precediendo a un nombre para significar que la persona designada por él se lo aplica a sí misma, pero sin derecho o sin propiedad: "El sedicente marqués...". Pretendido, supuesto. *Falso». (MARÍA MOLINER). Azaña ‘falso monstruo’ pues. Lo monstruoso, en el primer párrafo.
En juego con la foto, la frase es invención de este torpe anónimo. AT con sus equis y WITOLD GOMBROWICZ sin ellas, sí saben hacerlo. Al cabo de los años, ayer por fin acabé de leer su “Diario (1953-1969)” (Seix Barral, 2005).
Año 1964. WG argentino de nuevo polaco “ocupado” a la vez por la superproductiva Alemania y la superculta Francia de la época. Página 740. Tras ironizar sobre Höllerer, "el profesor, el especialista, el teórico, el principal organizador de la vida cultural, el director de la importante revista trimestral (…)”, un poquito de mala conciencia:
“Siempre es una indecencia por parte de un autor introducir en un texto como este de aquí, semirreal, a personas que existen en la realidad, incluso si se les cubre de los elogios más entusiastas; y esto es así simplemente porque el autor puede hacer con ellas lo que le plazca, como Dios, convirtiéndose ellas entonces en sus criaturas y sin derecho a protestar”.
Ya en las páginas 800 (atentos los partidarios de diarios tochomochos), o sea, al final de su vida, brilla WG defendiendo su teoría de que "el problema fundamental de nuestro tiempo" (30.X.66) es: "cuanta más inteligencia, más estupidez", que recuerda el "menos cultura y más cultivo" de JRJ, lemas ambos siempre válidos para todos.
Y ya que salió JRJ, "No olvidemos que un poeta es un ser secreto, nocturno, casi subterráneo, que un artista tiene alma de murciélago, de rata, de topo y de mimosa." (Página 782).
«No olvidemos que un poeta es un ser secreto, nocturno, casi subterráneo, que un artista tiene alma de murciélago, de rata, de topo y de mimosa.»
SupprimerRecojo esta atinadísima definición que da W. Gombrowicz del poeta.
Con frecuencia lo que se entiende por "realidad" impone sus leyes y lo auténticamente real se queda en los márgenes. Y ese margen más verdadero es el terreno del cultivo, que decía JRJ. La "cultura – inteligencia" mercenaria, disfrazada, frente al cultivo real, a veces ninguneado hasta por los mismos dioses.
Nietzsche dice en uno de sus aforismos:
EL LENGUAJE Y EL SENTIMIENTO.- Que el lenguaje no nos ha sido dado para comunicar el "sentimiento" es algo que se ve en el hecho de que todas las personas sencillas se avergüenzan de buscar palabras para expresar sus emociones más hondas: la comunicación de esas emociones se exterioriza sólo en acciones e incluso aquí hay un ruborizarse de ellas, cuando el otro parece adivinar sus motivos. Entre los poetas, a quienes la divinidad ha negado en general esa vergüenza, los más nobles son, con todo, monosilábicos en el lenguaje del sentimiento y dejan notar una coerción: mientras que los auténticos poetas del sentimiento son casi todos, en la vida práctica, desvergonzados.»
...Y es verdad, el tiempo no está para perderlo. Igual que la luz habiendo sido creada para "ver", es dilapidada y mancillada por tanto cegato.
Pues me van a perdonar pero yo creo que el señor de la escalera no es Azaña.
RépondreSupprimerParece evidente qué el lóbulo de la oreja, qué segun he leido identifica mejor que las huellas dactilares, no es el mismo en ambas fotografías, por lo cual tambien pienso que no sea Azaña el podador de las ramas invasoras. Estoy contigo anónimo.
SupprimerFernando
Nunca se ha opuesto uno, más bien al contrario, a que la gente opine aquí. Ahora, si se va a hacer a la ligera, mejor abstenerse y no enredar. El tiempo de todos nosotros es o debería ser valioso y en lo posible deberíamos evitar el chau chau. Gracias.
SupprimerEl papel fotográfico es el mismo en ambas fotografías (no sé por qué al reproducirlas en el blog una sale sepia y otra más negra, siendo las dos iguales, tirando a sepia), la numeración de serie del papel y la fabricación que figura en el dorso es de idéntica marca comercial en las dos, la procedencia de ambas (México, un sobrino nieto de doña Dolores Rivas Cherif), la misma, y ninguna de las personas que han visto la foto ha dudado de ella, incluido el biógrafo de Azaña, Santos Juliá. Ahora, sí, es posible que don Manuel tuviese un doble para las audiencias que le aburrían y para que cortara el césped, mientras él jugaba al ajedrez solo, con el fin de no tener que hacerlo con los idiotas.
SupprimerMuchas veces el árbol no deja ver el bosque, ni el bosque deja ver el arbol, consulte Vd. con un especialista en identificación de la policía, con los originales de las fotos,y no con un biógrafo, amante o fan de lo que sea, al final siempre encontrará lo qué deseaba. De todas formas sólo contestaba al anónimo inicial porque pudiera ser que tuviera razón y en el fondo a mí poco me importa que sea Azaña o el Pernales.
SupprimerFernando
Tiene tanta guasa lo de andarse fijando en el lóbulo de la oreja de Azaña, que más parece una cosa de pura broma y desde esa perspectiva tal vez no mereciese un juicio demasiado severo.
RépondreSupprimerDavid Fdez.
Sí. Con la guasa se comprende que al señor de los lobulillos le pasase completamente desapercibido por ejemplo "aquí roncan algunos todavía", ese endecasílabo.
SupprimerEscribí ayer tan inocente como ajeno al resto de los comentarios que aparecen en este asiento, que el señor de la escalera no me parecía Azaña. Eso me ha motivado ser calificado de idiota.
RépondreSupprimerPues bien, me ratifico en lo que escribíi. Ni la cabeza, ni la frente, ni la nariz, ni la hendidura de la barbilla, ni el pelo(!!),ni un incipiente bigote, ni la expresión de los ojos, ni mucho menos la montura de las gafas asemejan al señor de la escalera a Azaña.
Los argumentos con los que Trapiello asegura que sí es no son infalibles. El envío del sobrino nieto y la opinión de Santos Juliá, no deben ser un dogma, postura criticada siempre en la obra de Azaña.
Que yo sepa nadie le ha llamado idiota; yo no, desde luego. Y es desde luego muy libre de creer que el de la foto no es Azaña, sólo faltaba. Y si me apura, hasta yo mismo creo que ni Azaña fue Azaña. Salud, y a la verdad suprema por el lóbulo o pulpejo de la oreja: se abre ante nosotros un incalculable panorama de entuertos que desfazer.
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