"¿TIENE alguien, a finales del siglo XIX, [y a principios del XXI, podríamos decir], un concepto claro de lo que los poetas de épocas poderosas
denominaron inspiración? En caso
contrario, voy a describirlo.
"Si se conserva un mínimo residuo
de superstición, resultaría difícil rechazar de hecho la idea de ser mera
encarnación, mero instrumento sonoro, mero médium de fuerzas poderosísimas. El concepto de revelación, en el sentido de que
de repente, con indecible seguridad y finura, se deja ver, se deja oír algo, algo que le conmueve y trastorna a
uno en lo más hondo, describe sencillamente la realidad de los hechos. Se oye,
no se busca; se toma, no se pregunta quién es el que da; como un rayo refulge
un pensamiento, con necesidad, sin vacilación en la forma – yo no he tenido
jamás que elegir. Un éxtasis cuya enorme tensión se desata a veces en un
torrente de lágrimas, un éxtasis en el cual unas veces el paso se precipita
involuntariamente y otras se torna lento; un completo estar-fuera-de-sí, con la
clarísima consciencia de un sinnúmero de delicados temores y estremecimientos
que llegan hasta los dedos de los pies; un abismo de felicidad, en que lo más
doloroso y sombrío no actúa como antítesis, sino como algo condicionado,
exigido, como un color necesario en
medio de tal sobreabundancia de luz; un instinto de relaciones rítmicas, que
abarca amplios espacios de formas – la longitud, la necesidad de un ritmo
amplio son casi la medida de la violencia de la inspiración, una especie de
contrapeso a su presión y a su tensión …Todo acontece de manera sumamente
involuntaria, pero como en una tormenta de sentimiento de libertad, de
incondicionalidad, de poder, de divinidad… La involuntariedad de la imagen, del
símbolo, es lo más digno de atención; no se tiene ya concepto alguno; lo que es
imagen, lo que es símbolo, todo se ofrece como la expresión más cercana, más
exacta, más sencilla". (*)
De ahí que uno no pueda llamar o urgir a la inspiración, sólo posible en la inocencia. La inspiración viene o no. A la inspiración se la espera, sin saber jamás si habrá de presentarse, y si acaso se presenta, sin saber muchas veces, cuando se ha ido, y a veces hasta pasado un tiempo, si era ella o ese cosquilleo que a menudo la suplanta, dejándonos engañados.
(*) Del Ecce homo de Frederich Nietzsche. Traducción de Andrés Sánchez Pascual)
Las Plamas de Gran Canaria, 18 de febrero de 2014 |
La inspiración hay que merecerla y lleva un desgaste físico y emocional , es algo que uno puede llevar dentro y para que salga tienes que esforzarte y aprender el oficio de escribir , aparte de saber mucho de cosas varias y saberlo decir . Ver mucho cine no te postula como actor y escribir es lo mismo , hace 100 años quien sabia leer y escribir lo hacia mucho mejor que ahora , aparte que tenían una letra bonita que reflejaba la belleza de espíritu de aquella gente . Luego no hay afición y eso crea una sinergía negativa en la gente que escribe o aspira a ser profesional .
RépondreSupprimerLa literatura tiene magia y te puede enamorar , pero exige mucho trabajo , escribir es el único trabajo que hacemos gratis ( por algo será ) y algo te inspira a ello ; Si escribes algo muy bueno te entra éxtasis y es como una droga , las palabras no engañan , pero si no mejoras , la droga deja de hacer efecto ( yo como llevo poco tiempo creo que tengo margen de mejora y me queda mucho que aprender ; mientras pueda seguiré escribiendo ) . Yo hablo como aficionado pero es lo mismo para todos , si no te pasa eso no puedes gustar a los demás ( no vales y punto ) . Querer no es poder pero para crear tienes que escribir con poderío .
La superstición es sugestión
RépondreSupprimerHace días vi en Tv a unos niños de Moguer recitando Platero y estaban en cuasi trance , habían interiorizado el espíritu poético de Juan Ramón de forma sublime ( la estrella de Platero brilla más que nunca ) . Hay grandes escritos , todos tienen inspiración ( es condición para escribir , acertar con las palabras y el tono )
Supongo que la inspiración llega, pero también hay que sudarla.
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