Un grabado de Baroja desconocido

AYER se subastó en Madrid esta estampa de Ricardo Baroja, desconocida, al menos para mí y, supongo, también para Pío Caro, que no la incluye en su Baroja. Grabados (Coinpasa, Bilbao, 1993), la catalogación más extensa de los grabados de Baroja (tampoco aparece en el posterior catálogo que se hizo en la Calcografía de Madrid, donde se dieron a conocer un buen número de aguafuertes barojianas desconocidas hasta entonces, de las que se conserva un único ejemplar). ¿Podría ser esta la que Pío Caro da  como "no identificada" con el título de "Suburbio madrileño"?

Figuraba en el catálogo de la subasta como "Edificios en construcción", y unas medidas equivocadas, siendo las verdaderas de la huella 26,5 x 37. Está firmada en plancha con su célebre anagrama. La aguatinta se subastó con otros dos aguafuertes conocidos y bien catalogados, a los que se daba un nombre arbitrario y aproximativo. El que lleva este, "Edificios en construcción", contra lo que podría parecer a primera vista y por la ligereza en titular los otros, parece exacto, tal y como indican las esperas intactas (esos vástagos de hormigón que coronan los edificios a manera de almenas, esperando el techado) y el hecho de que Baroja realizara la mayor parte de sus grabados en las dos primeras décadas del siglo XX, precisamente cuando empezaron a utilizarse las estructuras de hormigón tal y como aparecen aquí. La tentación de considerarlos edificios en deconstrucción es, no obstante, grande: ¿No recuerdan los inmuebles del barrio de Argüelles después de la guerra? En una casa de la calle Álvarez de Mendizábal, de ese mismo barrio, tenían los Baroja su vivienda y en los bajos su imprenta Caro Raggio. Una y otra desaparecieron en uno de los bombardeos de 1936. (*)

No es infrecuente que de algunos grabados de Baroja, uno de los grandes grabadores españoles de siempre, queden muy pocos ejemplares, pues sabemos por testimonios del propio Baroja y de los estampadores que una vez grabadas las planchas Baroja se desentendía de ellas, habiéndose perdido no pocas de estas y dándose por perdidas muchas más.

Después de haber llegado a este grabado se siente uno como ese niño que ha levantado en una playa, por juego, un pequeño castillo, antes de que la marea suba y lance de nuevo a los cuatro vientos, quiero decir a los cuatro mares, la arena que estuvo acopiando tan feliz y pacientemente durante toda su jornada.

(*) Diré que está en marcha la pesquisa que acaso nos lleve a resolver si se trata de una construcción o una deconstrucción, en todo caso espléndida, una u otra, y de una gran modernidad en la obra de RBaroja. Todo está en manos ahora de quien podrá llevarnos hasta el vendedor de estas estampas, que estuvieron enmarcadas y en las que figuran al dorso numeraciones específicas. Él fue quien le dio el nombre en mi opinión acertado que lleva esta, como eran desacertados los otros (en el catálogo de PCaro y en catálogos hechos por el propio RBajora figuran otros), y él podrá decirnos por qué.
PD.- Las empleadas de la casa de subastas confirman que el nombre se lo dieron ellas, también de forma aproximativa. O sea, que es posible que haya sonado la flauta por casualidad.