9 novembre 2014

En el aire del mundo

1,
PENSABA uno estos días traer a este almanaque una historia relacionada con la antología Poesía en verso y prosa, de JRJ, escogida por Zenobia y publicada en 1932, y que nada tenía que ver ni con lo que tuvo lugar ayer en Cáceres ni con lo que hoy tiene lugar en Cataluña. 
En Cáceres, antes de la lectura del manifiesto, esbozó uno en unas palabras su vida: "Nací en un pueblo de León, estudié en una ciudad de Castilla, vivo en otra de La Mancha, paso cuanto me es posible en un rincón de Extremadura y publico, desde hace casi un cuarto de siglo, en un periódico de Cataluña". De todos y cada uno de esos lugares me siento ciudadano y no querría dejar de serlo ni que otros me obligaran a ello.
Y en estas estaba, cuando leyendo en esa antología para niños y hombres, me encontré con este aforismo de JR:
"Pie en la patria casual o elejida; corazón, cabeza en el aire del mundo". 
Lo que no es muy diferente de aquello de lo que ya se habló en otra ocasión aquí. Se lo decía por carta en 1590 Diego de Saldaña, indiano, a su mujer Águeda Martínez. La animaba a dejar su aldea, Villanueva de Alcardete, y reunirse con él en Cartagena de Indias, para lo que trataba de quitarle temores de navegación y otras melancolías: “Ni se os ponga delante [ni os lo impida] vuestra patria, pues lo que se debe tener por tal es donde se halla el remedio”. Y recordaba uno cómo se parecían esas palabras a las de Cicerón, que Félix Ovejero hizo ya hace años suyas: ubi bene, ibi patria ("donde se halla tu dicha, está tu patria").
Quede la historia de la antología de Juan Ramón para mejor ocasión.


y 2
TENGO sesentaiún año y ha sido la segunda vez que he ido a un acto público de carácter político y la primera en la que he intervenido en uno. 
Se trataba de leer un manifiesto: Libres e iguales. Hasta abreviado es poético ese lema: Lei, como una de las revistas de JRJ. El lugar de lectura: el Foro de los Balbos, en Cáceres. El famoso marco no podía ser más incomparable: en el extremo oeste de una de las plazas más hermosas de España, al pie de una estatua romana del Genio Andrógino, que algunos atribuyen a Ceres, y a un lado del Ayuntamiento, con sus arcadas. Ese ayuntamiento es el que le da a la Plaza Mayor de Cáceres un aire De Chirico muy convincente. Para acceder  a ese lugar hay que subir unos cuantos escalones. Todo es piedra allí y ennoblecido paso del tiempo, y muy mal se tienen que dar las cosas para que uno, leyendo allí en voz alta algo, no llegue a sentirse un poco Julio César en los idus de marzo. Desde lo alto se atalaya todo a lo largo la plaza, y ya sólo por eso, vale la pena estar en ese sitio. Por el día, casifestivo, y el cielo, medioconfuso, apenas había gente en ella. Llegamos mi mujer y yo diez minutos antes de la hora señalada, el mediodía. Un grupo de scouts reglamentados, con un capitán que los arbitraba, hacían competiciones de velocidad y gritos en la explanada de aquel Foro con capacidad para dos mil personas. Aparte de ellos, ni un alma. Su voces rebotaban en los altos muros que devolvían el eco también atropellado. Me acerqué al capitán con el permiso gubernativo en la mano a decirle que iba a leerse de allí a unos minutos un manifiesto, y le pregunté si podía llevarse a los chicos y el ruido a otra parte o pedirles que guardaran silencio lo que durara el llamamiento a los cacereños en particular, y a los españoles en general, no porque no fuera a oírseme, sino por darle a la proclama la necesaria solemnidad y justificar con ella los trescientos kilómetros de ida y los trescientos de vuelta. En un primer momento aquel hombre, con un parecido sin culpa a Oriol Junqueras, le miró a uno sin comprender muy bien lo que le había dicho. Y tuve que volver a contárselo todo de nuevo, con la voz cada vez más desvanecida. Echó una mirada por encima de mi hombro, y como no vio a nadie en la explanada, ni siquiera a M., que se había refugiado en los arcos (había empezado a chispear), pensó que... Es muy difícil saber qué puede pensar un capitán de boyscouts. No les preparan para esas situaciones extremas. Dijo a todo que sí, pero los chicos siguieron sus juegos. Yo me aparté y fui a buscar un poco de consuelo en el Genio Andrógino. Y allí estaba uno de pie, solo, con las manos en los bolsillos del pantalón, con el cuello de la chaqueta levantada y el pecho hundido, en la devastada inmensidad de la Historia, haciendo pendant con la estatua romana. Yo miraba a la estatua, la estatua miraba adonde miran las estatuas y M. me miraba a mí, de lejos, bajo los arcos, solidarizada. 
Por suerte aparecieron en ese momento dos jóvenes, uno con una cámara de televisión y otro, que le seguía, con el micrófono. Fue providencial. Lo que no conseguirá la prensa. El capitán de los scouts, que dos minutos antes había pensado que uno era un loco, dio orden a la tropa, y siguieron los juegos en las arcadas. Los ruidos se oían lo mismo. Más aún: el recinto hacía de caja de resonancia, voces y ecos mezclados. Los dos muchachos le miraron a uno sin decidirse, hasta que el más audaz se arrancó hacia a mí con la única pregunta posible en aquellas circunstancias: "–¿El doctor Livingstone, supongo?". Resultaron encantadores. Me ofrecí a ir a uno de los bares de la Plaza y traerles un bocadillo, para corresponder. No hacía falta, se hacían cargo de todo. Decidimos empezar y acabar la lectura los cuatro, ellos dos, nosotros dos. Subí otros cuatro escalones, metí en un bolsillo el permiso gubernativo (y lo que no hubiese dado uno por que hubiese venido también un guardia), y saqué de otro el manifiesto. En el momento en que me disponía a leérselo a M. y a los reporteros de la Televisión Extremeña, se acercaron dos hombres y una mujer, luego un joven, y un minuto después otros tres. Se quedó cada cual donde cayó, como cuentas de un collar roto. Alguien dijo: "Somos trece". Era la señal. Recordé en voz alta, por seguir con JRJ, el aforismo: "Ni levantarse si hay trece, ni sentarse para que los haya". Después de leer el manifiesto, bajé vivo del Gólgota y di la mano a todos y cada uno de los presentes. Como en los duelos.
A unos cientos de metros de allí, nos informaron, estaba reunido el Ppopular en pleno, nacional y extremeño, con el gobierno de la nación y su Presidente al frente, capitán también de su mesnada, en un marco que me juego lo que sea a que era mucho menos incomparable que el nuestro. Creo que habían convocado aquella adhesión para hablar de la corrupción y de esas cosas que hablan los políticos. En un primer momento pensó uno que quizá mandarían al Foro de los Balbos a alguien diciendo que no podían mandar a nadie más, pero luego alguien señaló que habíamos elegido un mal día para leer manifiestos, porque el Presidente regional iba a anunciar en la adhesión que devolvería el dinero de no sé que viajes a Canarias que la víspera había dicho que no tenían nada de anormal. Lo comprendimos todos. ¿Cómo no comprenderlo? Supongo que se irían luego a celebrarlo a Atrio, donde ya había cenado la víspera, cuando los viajes esos vivían sus últimas horas de ser normales. Tampoco hubo nadie del Psoe ni de ningún otro partido, institución, universidad, colegio profesional... aunque no quiere uno faltar a la verdad: nuestro buen amigo X, que vino porque nos lo habíamos encontrado por la calle media hora antes, fue consejero del Psoe en el gobierno regional hace años, pero no sabe uno si sigue o se está quitando. Con él, trece ciudadanxs libres. Trece ciudadanxs que podrán recordar con orgullo que hicieron el 8N de este 2014 en el Foro de los Balbos, Cáceres, lo que miles no quisieron, no supieron, no pudieron, no tuvieron, cómo saberlo, el coraje de hacer.

Foro de los Balbos, 8N. Foto del diario Hoy de Extremadura. Aquí la crónica que hicieron.



17 commentaires:

  1. Preciosa crónica. Qué bien contados estos tristes y descorazonadores días que estamos viviendo.
    Gracias.

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  2. Después de acudir ayer a Cibeles, le mandé esta pequeña crónica melancólica a un amigo:
    "Un día luminoso hoy en Madrid. Una bendición: atmósfera fría y sol brillante. En Cibeles no te has perdido nada, había poca gente, muy poca, justo llenaba la ancha acera de la entrada al antiguo Palacio de Comunicaciones del arquitecto Antonio Palacios. Lo que más destacaba era la ausencia total de juventud. Además de a Fidalgo he visto a Vargas Llosa y a Ramón Arcusa, con el que he estado un rato charlando amigablemente.
    Buen día, Fernando."
    De inmediato me contestó:
    "Bueno, Felipe, es lo que hay. Sólo queda hacer lo que debemos y esperar a que la razón se abra paso."
    Sí, así es, frente a todas las maniobras exitosas de los poderosos (sean los del dinero acumulado con trampas o los de la fuerza bruta que les dan las masas gregarias debidamente manipuladas por su dirección mendaz), siempre quedará el brillo, el esplendor, ineficaz del perdedor que ha cumplido con su deber. ¡Viva el ganar!, pues; pero, llegado el caso, ¡viva el perder!, como ayer en tantas plazas de España. Me acordé del Guillaume que nos cuenta Mounier: hastiado de las intrigas y maniobras criminales en el Congreso de la Internacional en La Haya que, tras provocar un debate leal, al descubierto, es expulsado con las peores artes del Congreso. Víctima del ostracismo, “desciende a las calles [como ayer ese puñado de ciudadanos en Cáceres] a respirar la alegría de ser honrado” y luego se entretiene en naderías como contemplar las pantorrillas de las sirvientas holandesas que laboran y lavan las fachadas de las casas.
    Esta sobria belleza, marca muchos pueblos y ciudades de España, es impagable, es el bálsamo que cura de tanta innata tristeza.

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  3. Trece ciudadanos en el aire del mundo.

    Lengua de paraíso,
    sones primeros, vírgenes
    tanteos de los labios,
    cuando, antes de los números,
    en el aire del mundo
    se estrenaban los nombres
    de los gozos primeros.

    Pedro Salinas "La voz a ti debida"

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  4. Cuando nos habían anunciado que, frente a los nacionalismos disgregadores e insolidarios, había que comportarse con prudencia para no despertar al terrible nacionalismo español, resulta que el tal nacionalismo- afortunadamente, por otra parte-, no existía.
    Pero, resulta que palabras , tan bellas por justas, como libres e iguales no encuentran eco en una sociedad noqueada y solamente parece que ideas que ya creíamos superadas son capaces de interesar y movilizar a los ciudadanos.
    Pero, en fin, gracias Andrés por haber expresado en la plaza pública lo que algunos todavía creemos que debe se dicho alto y claro.
    Javier

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    1. Suscribo plenamente su comentario. Añadiría únicamente lo triste que resulta ser consciente de pertenecer a un país muy enfermo que en su delirio llega a ser capaz de enorgullecerse de su enfermedad. Para flamenco yo, con mi lepra.

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  5. Magnífico lugar, la plaza cacereña, por la que pasé hace un par de años. Yo habría asistido gustoso. De hecho, lo hice en otra ciudad, en momento tan desangelado como el que se relata, concurriendo únicamente unas decenas de personas, predominando las de cierta edad. No conocía a nadie, pero parecía buena gente.

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  6. Bien pudiera decirse, mi señor Andrés Trapiello, referido a vuesa merced, quello de: "¡Dios, que buen vasallo si hobiese mejor causa...!". Pues ese buen hidalgo que en definitiva venís a ser vos, mejor hubiese reparado en la calidad del gigantesco escudero que os disteis por asistente , y que parece que compite con vos en fidalguía, pese a que solo os sirve llevándoos la impedimenta y cuidando del lustre de las armas. Pues arrastra el tal tras sí fama de sastre capaz de revertir aun las chaquetas y jubones de más de ardua compostura y entresijo, y que lo mismo le da un roto que un descosido, y que igual va con los que vienen que con los que van, que con judíos o con cristianos viejos, y que no tiene reparo en hacer zalamerías y cucamonas a aquellos que hace apenas unos años eran sus declarados enemigos... de clase. Por Quintanilla de Onésimo dicen que lo han visto con la partida aznarí, que no es una cuadrilla almohade como pudiese parecer por la fonética.
    Ruego a vuesa merded que sepa perdonar las licencias que me vengo tomando hasta aquí; pero tenga por seguro que don Quijote, pese a su reconocida fama de despistado y de tener la mente en la luna y de que nunca mancilló el noble pensamiento con la pedestre intendencia..., nunca hubiera fichado al tal Fidalgo, quedándole como le quedaba tan cerca el buen Sancho Panza.
    Mal culmen va a tener este edificio, mala galopada, con ladrillos de cocción tan deficiente, con jamelgos de andar tan cojitranco.
    Quede con Dios vuesa Merded.

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  7. Ya que parte del Poder estaba tan cerca, si por un avenate o trastorno mental transitorio, con sus cientos de políticos y guardaespaldas Rajoy hubiera aparecido por ese Foro, AT sin duda lo habría saludado y agradecido su presencia. Pero los pensamientos para sus adentros en tal circunstancia, ¿cuáles podrían haber sido?

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  8. La gran banalización –-qué pena que sea por eso— ahorrará el gran horror.

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  9. ―¡Que en la Historia también entren! ―gritó el menor de los Balbos.

    Con el leonés ya eran trece.

    (Tierna entrada “salonesca”. Gracias. En Villamesías (Trujillo), a 9 de noviembre de 2014).

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  10. En esos gestos absurdos (permítame el adjetivo con cariño) se concentra la razón. Se lo dice un catalán que resiste la oleada de fanatismo como puede y que sufre día a día los efectos de una clamorosa involución democrática.

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    1. Jordi, le ruego fervientemente que no haga uso de este blog exclusivamente hoy, como muchos que aparecen por aquí a tomarse una caña gratis cuando se sienten concernidos y luego dan la espantada. Agréguese usted a esta tertulia porque estamos muy necesitados de ser serenamente ilustrados sobre democracia y progresismo. A mí me gustaría saber, por ejemplo, como primera lección, si se les caería enseguida Tarragona para ir soltando lastre poco a poco o disfrutan ustedes de una unidad inquebrantable donde el euro apenas cuenta. Si se digna a responder, hágalo con un poco de corrección, tampoco cuesta tanto esfuerzo ofrecer la mejor cara.

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  11. He leido el artículo en El País, y pido disculpas por contestar en el bloc. Es descorazonador observar que, más allá del recurso a la manipulación de las masas gregarias, como acabo de leer en una desafortunada expresión, no hay mayor capacidad de análisis. Se esperaría más, mucho más, muchísimo más de la intelectualidad española.
    Se esperaría mayor capacidad de indagación, de crítica sí, pero sobre todo de autocrítica, y de voluntad de saber.
    El nacionalismo español no alcanza siquiera a reconocerse como tal, y ello lleva en sí la simiente de la tragedia o de la comedia.
    No tengo inconveniente en reconocer que jamás me he considerado español, y me falta poco para los sesenta. No creo que deba dar ninguna explicación por ello, más allá de que yo no se las pediría a alguien que, sí, se considera español.
    Participé, muy activamente en mi juventud, de la campaña por el Si a la Constitución, a pesar de considerar que aquel país no era exactamente el mío, pero si que era posible construir un espacio de respeto mutuo que en el pasado no había existido.
    Me equivoqué, y lo lamento. Jamás habrá en España un consenso suficiente para reconocer que puede ser una patria múltiple, en la que aquellos que, por azar del destino sentimos como yo y que somos millones, nos podamos sentir copartícipes, no sólo conllevantes.
    Amo a España, disfuto de las llanuras castellanas y de sus gentes, de los pueblos andaluces, de la costa murciana. Me gustaría pensar que existe un futuro en el que que yo y aquellos que sentimos otra pertenencia no seremos interpelados por nuestros sentimientos, por nuestras opiniones, por nuestro idioma.
    Los años me han enseñado que esto no va a ocurrir jamás, y por tanto sólo queda reafirmar lo que uno es para así obtener respeto y no desprecio.
    El respeto es la primera piedra, el cimiento sobre el cual se puede construir el entendimiento.
    Muchísimos desearíamos ser buenos amigos de España, mucho más allá de eso: hermanos en quienes confiar ciegamente. Pero no vasallos.
    Obvio decir que he sido uno de los voluntarios del 9N. Quizá hubiera sigo enriquecedor para el autor no ir a Mérida en esta ocasión (aunque nunca faltan motivos para ir a esta ciudad), y en cambio mezclarse con las gentes que pusimos las urnas en Cataluña. Con las que hicieron cola durante horas. También con las que no asistieron. Ello habría dado lugar a una artículo más enriquecedor y más próximo a la realidad.
    Saludos.
    Josep

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  12. Es difícil entenderse con quien da muestra de tanta parcialidad, tanto sectarismo y tanta ceguera. Se queja "Josep" de que, para sus "sentimientos, opiniones e idioma" desearía obtener "respeto y no desprecio".

    Yo, que ni soy catalán ni vivo en Cataluña, soy lector habitual en internet, por ejemplo, de La Vanguardia; y la falta de respeto a los "sentimientos, opinones e idioma" de quienes no son independentistas es, en los foros de noticias que se refieren a alguno de esos temas, mayoritaria. Desde escribir (cientos de veces) "Ecspaña", "Ejjjjpaña", pasando por "nicks" tan respetuosos como KKEcspaña o Hispania KK est, hasta observaciones tan inteligentes y respetuosas como que los españoles son "peor (sic) que los talibanes", o una simpática lectora que, viendo que en una de esas noticias había comentarios contrarios a su propia postura, escribía literalmente: "¡Qué asco! ¡Esto está lleno de españolistas!", ejemplos todos ellos, efectivamente, literales, puede uno encontrar muestras, por miles, de que la "falta de respeto" no es asunto exclusivo de una de las partes, como "Josep" parece entender.

    Digo más: la denigración de España es algo que forma parte, muy deliberada y conscientemente, del independentismo más irredento y de quienes les apoyan: es una de sus razones de ser. (¿Recordamos, por poner un vergonzoso ejemplo reciente, la "pesta espanyola" con que el amabilisimo Josep Huguet, ex-conseller de ERC, se refería hace bien poco al ébola, hablando del caso de la enfermera madrileña?). Cosa que no ocurre con ningún partido español, aunque en todas partes (o sea, a uno y otro lado del Ebro) puedan encontrarse vándalos.

    En Cataluña, hoy por hoy, es muchísimo más fácil que quien no sea independentista sea "interpelado por sus sentimientos, opiniones e idioma" que quien sí lo sea; y, hablando de idioma, lemas como el de somescola.cat y Ómnium Cultural, "una lengua, una escuela, un país", que Franco hubiera suscrito encantado, no son precisamente formas de ayudar a ningún entendimiento.

    Hoy por hoy, termino, si alguien puede sentirse "vasallo" en Cataluña no son precisamente los independentistas; todo lo contrario. Es para no serlo para lo que hace falta decisión y valor personal; y no falta gente, tan conocida como Albert Boadella o perfectamente desconocida, que pueda atestiguarlo, por desgracia.

    Pero todo esto, para "Josep" o para los Josep de este mundo, que no son pocos, no existe o no importa. Como tampoco importa que los famosos 16.000 millones anuales que, según pretenden, "Espanya ens roba", sean la pérdida de poco más de tres meses que, según el CATN, cito literalmente, supondría la independencia: "una secesión unilateral tendría un coste inicial de 4.500 a 5.000 millones al mes" -dicho por los propios independentistas. Ni importan las cuentas, tan peculiares, del independentismo, que hablan de la pésima gestión de la Administración (o de las sucesivas administraciones) españolas, pero obvian por ejemplo que la L9 del Metro de Barcelona ha costado ya (aun sin acabar) justo los 16.000 millones famosos, mientras que el AVE Madrid-BCN, tan repetida (y acaso justamente) acusado de derroche, costó 8.966; o sea, una línea de metro de 39 Km, más que otra de alta velocidad de 649 (y lo que le quede aún). Podría poner ejemplos y dar datos (que, como ve, conozco bastante bien) hasta cansarme y cansarle a usted, pero no vale la pena.

    En fin, que hay quien sólo ve lo que quiere ver; y en esas condiciones, como dije al principio y repito para terminar, es (naturalmente) muy difícil entenderse.

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  13. Parcialidad, sectarismo, ceguera, denigración son adjetivos que usted incluye en su comentario; creo que no los habrá encontrado en el mío.
    Y sí, vándalos los hay en todas partes, todos tenemos nuestros propios fantasmas y cadáveres en el armario.
    Pero a la hora de hacer el recuento, incomparablemente más de unos que de otros. Ello se pone de relieve precisamente en el primer párrafo de su comentario.
    Habla usted de temas económicos, me ofrece cálculos y cifras muy manidas, y absolutamente discutibles. Fíjese que yo no había hecho referencia a este tema. Siendo muy importante, para muchos de nosotros no lo es tanto. De cualquier manera acepto gustosamente los costes iniciales de la independencia, que evidentemente existirán y serán para todos si no se lleva a cabo bajo el signo del acuerdo.
    Ya que estamos en temas monetarios no estará de más poner de relieve que las inversiones presentes son el fundamento de los rendimientos futuros.
    Su desconocimiento de Cataluña se pone de relieve al citar a Boadella, o hablar del valor de los nacionalistas españoles en Cataluña, presuponiendo un clima de escasa civilidad y respeto. ¿Me permitirá que le diga que se trata de una afirmación calumniosa?
    El «clima irrespirable en Cataluña» que es una de las mentiras repetidas con mayor frecuencia por cierta prensa y por una parte interesada en que esto ocurra probablemente para justificar algún tipo de intervención.
    Desgraciadamente para ellos, y afortunadamente para la immensa mayoría, la civilidad en Cataluña es exquisita, como se pone de relieve en cualquiera de las movilizaciones. Como usted sabrá los únicos actos violentos perpretados el domingo 9 de noviembre fueron por parte de falangistas, aunque supongo que lo considerará una anécdota. Sin embargo es relativamente habitual, y me temo que más todavía en otros rincones de España.
    No sería una mal ejercicio para usted, o para el autor del bloc, darse un garbeo por nuestras tierras, desde aquellas en que el independentismo es absolutamente mayoritario hasta aquellas en que no lo es tanto. Creo que ello matizaría sus opiniones, y las dotaría de mayor fundamento.
    De cualquier forma las posiciones son tan alejadas que creo no hay posibilidad de acuerdo más allá que ustedes acepten que nosotros existimos y que tenemos derecho a expresarnos. Y derecho a elegir nuestro futuro. Lo sabemos nosotros, lo saben ustedes y a estas alturas ya lo sabe buena parte de mundo.
    ¿Es mucho esfuerzo aceptar la diferencia? ¿Lo cree de veras?
    Josep

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  14. Como ocurría en su comentario anterior, descalificaciones, algunas; datos, poquitos, no vaya a ser. Yo, que como ya dije ni soy catalán ni vivo en Cataluña, tengo sin embargo amigos en distintos lugares de ella, aparte de haberla visitado yo mismo repetidas veces. Mi información no procede de "cierta prensa", sino de un conocimiento mucho más directo.

    Que citar el caso de Boadella suponga "desconocimiento de Cataluña" es una afirmación de veras curiosa; supongo que significa que, para no mostrar dicho desconocimiento, hay que olvidarse de su existencia (y de la de tantos otros que, por no comulgar con las ideas o ideologías dominantes, se ven ninguneados, caluminados -ellos sí-, etcétera, etcétera). Y conozco casos con nombres y apellidos, y que nada tienen que ver con la "caverna" a la que tanto les gusta achacar todo lo que no coincide con sus planteamientos.

    Y, respecto a lo que me dice al final, es curioso (pero característico) que, dado que en su opinión no hay "posibilidad de acuerdo", sean esos un tanto misteriosos "ustedes" quienes tienen que aceptar todo lo que toque; porque la otra parte, la que usted representa en este debate, no tiene obligación ninguna, sólo faltaría.

    Por lo que a mí respecta, no tengo ninguna duda de la existencia no sólo de "ustedes", sino de la del independentismo y la de la propia Cataluña. Pero esos derechos que usted sólo le reconoce a su propia parte (la otra no tiene ninguno, al parecer) se articulan, en un Estado (precisamente) de Derecho, a través de unas normas; no se ejercen por las bravas, sin más. Por mucho deseo que usted tenga de, digamos, saltarse un semáforo en rojo, eso no le da derecho a hacerlo, y la ley le perseguirá si lo hace.

    Y daré sólo una muestra: gustan "ustedes" muchísimo de poner el ejemplo (entre otros) de Canadá, donde desde el año 2000 está vigente la llamada "Ley de Claridad" que entre otras cosas supone que es el Parlamento CENTRAL (no el quebequés) quien determina la pregunta a efectuar en un posible referéndum de independencia, y cuál es la mayoría REFORZADA necesaria para considerar que esa posición lo ganase (a título de ejemplo, le recuerdo que el actual Estatut prevé su propia modificación sólo con el acuerdo del 75% de los parlamentarios; y no creo yo que el tema de la independencia sea menos importante). ¿De veras estarían "ustedes" dispuestos a aceptar una ley así? ¿O es que Canadá, como tanto les gusta repetir de España, no es una verdadera democracia? Será esto segundo; sin duda, la única "verdadera democracia" son precisamente "ustedes", de cuya organización para la famosa "consulta" decía hace bien poco Joaquim Brugué (otro "desconocedor" de la situación catalana, sin duda) que era comparable a la de Guinea. Democracia, "ustedes"; que ni Canadá ni Brugué ni yo mismo tenemos ni idea, oiga. No es ningún esfuerzo aceptar la "diferencia", aunque en mi opinión no sea mayor la que existe entre un payés de la Cataluña interior y un barcelonés de toda la vida que la que pueda encontrar entre cualquiera de ellos y un habitante de otro lugar de España. Pero es que ustedes, a la sombra de tal (supuesta) "diferencia" pretenden colar de matute la falta de respeto a cualquier ley que no sea su santísima -y excluyente- voluntad, la falta de respeto a las personas (y a sus derechos) que tengan la incalificable osadía de no secundarla, y tantas otras barbaridades, inaceptables en una democracia. Y eso ya es otro cantar, amigo Josep.

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