DEL mismo modo que cada niño que nace llega a este mundo, como suele decirse, con un pan debajo del brazo, no hay cosa ni acto ni ser que tenga lugar sobre lo descubierto de la tierra que no traiga consigo su Ilíada, su Oda a un ruiseñor, su Guerra y Paz, su Quijote, su Cántico Espiritual propios..., iguales y distintos a cada instante. Todos esperan la mano que descubra aquello que duerme en lo más hondo de ellos en tanto que cosa, acto o ser, como duerme en el bloque de mármol su genuino, singular y último sueño antes de ser escultura definitiva.
Foto: Rafael Trapiello. Barcelona, octubre de 2014 |
De cada bloque de mármol liberando el ruiseñor como buen juanramoniano.
RépondreSupprimerSimone Weil lo ha dicho más corto: "Una persona es una botella que esconde un genio".
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