26 novembre 2014

Hechos de sociedad

CUANDO Cervantes metió en la segunda parte del Quijote un ejemplar real, recién editado, de la primera, dio entrada, como es sabido, a un juego infinito de espejos: el espejo que refleja otro espejo. Desde entonces las palabras ficción y realidad empezaron a bailar en la literatura como la bolita de papel en la mesa de los trileros. Nunca está bajo el naipe o el cubilete que creemos. Pero lo que en Cervantes era naturalidad, corre el riesgo en nuestras manos, fatigadas y mucho más torpes, de acabar siendo un aburrido y formalista manierismo. 
Porque con tantas idas y venidas, podemos pasarnos de rosca. La ficción puede constituirse en hecho, pero los hechos no son una ficción. Entre los hechos y la ficción hay una tenue, sutil línea ética que se puede saltar (qué no se puede saltar), pero no es un acto inane. Don Quijote, un personaje de ficción es, ontológicamente, más firme que Cervantes, pero no por ello Cervantes ha dejado de ser real, con los mismos derechos que cualquier persona mortal. 
Ayer mismo leíamos la noticia de quienes dicen haber descubierto la base real de don Quijote. Incluso aunque fuese exacto lo que esos investigadores aseguran, el camino que tienen que recorrer unos hechos hasta poder recibir el noble nombre de novela no es menos corto que el que tiene una novela de convertirse en un hecho significativo, como el Quijote, con capacidad de transformar la realidad y nuestra visión del mundo. Lo habitual es que las obras que se quedan demasiado pegadas a la realidad hagan honor al nombre que en francés reciben la películas o crónicas testimoniales: faits de societé, "hechos de sociedad", una manera generosa, la mayor parte de las veces, de decir "ecos de sociedad".


Puertollano (desde el tren), 13 de noviembre de 2014

6 commentaires:

  1. "El final de Sancho Panza está trufado de aparentes refranes y proverbios, que no sólo salen de la boca de Sancho. Pero ocurre que, al cabo, es difícil saber qué refranes son reales (o sea, del refranero popular) y cuáles se los ha inventado Sancho o Sansón o Cervantes o Cide Hamete o Avellaneda o Trapiello (qué lío). Sea o no refrán, me parece muy sabio esto (pág 174): "...que el mozo perezoso, por no dar un paso, da ocho".

    RépondreSupprimer
    Réponses
    1. está bien eso de "refranes reales o inventados". Yo creo que "a quien madruga Dios le ayuda" es inventado, pues me he cansado de madrugar, y nada. Y "más vale pájaro en mano que ciento volando" debe ser también inventado, con lo bonitos que son ciento volando.

      Supprimer
    2. Para rebajar el excesivo sentido común, darle la vuelta al refrán a ver qué pasa. Lo hacía José Bergamín. Puede quedar fino, poético. Surrealista y hippy en este caso: "Más vale pájaro volando que ciento en la mano". (Esta noche nos cantará el jilguero).

      Supprimer
  2. Y entre hecho y eco, echo. Desde siempre, el inglés metido por medio entre franceses y españoles, aunque no haya botín.

    RépondreSupprimer
  3. No es que corramos el riesgo, es que vivimos un manierismo completo (me duele la boca de decirlo)...lo cual no es nada malo sino del todo necesario, pero sí confuso, también algo normal para nuestras humanas y contemporáneas entendederas.

    RépondreSupprimer
  4. Se me ha pasado por alto "El abrazo del sol" y pienso como J. M. Jurado que es precioso...

    RépondreSupprimer