ES posible que si
hubieran escrito de esos asuntos, lo encontráramos interesante, pero lo cierto
es que en lo que escribieron nadie echa en falta que Cervantes no
lo hiciese de sexo, ni San Juan de la Cruz de mitología griega, ni Baroja de gastromonía, ni JRJ de vinos ni Antonio
Machado o Azorín de fútbol, ni Unamuno de música. Ni siquiera echamos de menos
que ninguno de ellos escribiera más de sí mismo. La intimidad de todos ellos
hay que buscarla en lo que pusieron a la vista, a menudo insondable e inagotable. Y dar gracias por ello.
* * *
LE sucede a
la novela lo que a los actores y actrices; cuanto mejor finge, más real parece,
y siendo más real, más verdadera, y cuanto más verdadera, más triste sin dejar de ser alegre, y alegre sin dejar de ser triste.
Las Salesas y Santa Bárbala, 26 de noviembre de 2014 |
Precioso día -luminoso y con visillos meteorológicos- hoy en Madrid, don Andrés.
RépondreSupprimerLuminoso, también, y hasta resplandeciente, este juego de palabras que uno intenta desentrañar como si hubiera una intriga que no existe. Ocurre, simplemente, que cuando se termina de leer se vuelve a empezar porque la cosa tiene su imán y los imanes imanes son.
SupprimerComentario surgido de este magma:
RépondreSupprimer“7 de marzo de 2009, 20:24
Merche Pallarés dijo...
Soy ¡la segunda en comentar! Cuánto me alegro que postées tus comentarios tan temprano. Mira, creo que Don Quijo fue una obra MUY erótica para su época con tantas celosías… pero melenas al viento, pies blancos bañándose en un arroyo, Lotario y Anselmo... La llegada de Zoraida María y todos y todas acariciándola... La nena Clara mostrándose en todo su esplendor dieciseis-añero a su trovador... La experimentada Dorotea... La ventera y Maritornes con su sexualidad primaria y salvaje... y DON QUIJO con su onanismo mental y, supongo, que físico. En fin, una obra SUPER-PORNOGRAFICA. Besotes, M.”