7 novembre 2011

En serio: ríase un poco

EL humor ha tenido mala prensa entre los intelectuales. Hablamos de los intelectuales españoles. No entre los ingleses a los que el humor ha parecido tradicionalmente una cortesía de la inteligencia, y como tal lo cultivan. En España no; en España el humor suele estar bajo sospecha, y eso pese a que el mejor libro de su literatura, el Quijote, es un libro de humor. Claro que esa fue probablemente la causa de que tardara tanto en ser considerado aquí un libro serio.

No obstante ha habido entre nosotros un buen número de escritores que trataban de arrancar en sus lectores una sonrisa, a riesgo de parecer frívolos a los intelectuales, que siempre van a encontrar motivos para cubrir de ceniza sus cabellos y rasgarse las vestiduras. Aún hoy, cuando leemos a esos escritores, cien años después, siguen haciéndonos mucha gracia. Que algo gracioso siga siéndolo un siglo después es un milagro, porque el humor es lo primero que se marchita. Cuánto nos hemos sonreído, incluso reído, con Baroja, cuando este finge ponerse serio barbarizando. Y desde luego con Gómez de la Serna, cuya prosa cosquillea en la  nariz como el agua de sifón. Y con los gallegos. Los gallegos han sabido reírse mucho siempre de todo, empezando por sus esencias, al menos los antiguos. Fueron maestros del humor Valle Inclán, cuyas  repentizaciones hilarantes se hicieron célebres; y Fernández Flórez, y el gran Camba, y Castelao, y Dieste y Cunqueiro, finísimo siempre... En realidad los gallegos llevan dentro un sutil humorista. Aunque, sin ánimo de  molestar a nadie, no todos serán desternillantes, y gallegos habrá que sean tristes y solemnes, como en todas partes. ¿Y quién no ha disfrutado con Pla de su humor honesto y vago? Incluso los poetas nos han hecho sonreír a menudo: lo hace Machado con su Juan de Mairena y Juan Ramón en sus aforismos. Y claro, la que se llamó la generación de los humoristas: Tono, Mihura, Jardiel, Neville, desopilantes a menudo.

Estos eran todos de derechas, y acaso por ello se creyó que el humor era franquista por naturaleza (aunque hubiera grandes humoristas en el exilio, como Antoniorrobles). Fue necesario esperar a la generación de los Chumy Chúmez, El Perich o El Roto para empezar a reírnos sin temor a ser considerados reaccionarios.  ¿Y qué sucede ahora? ¿Ha perdido uno la capacidad de reírse? ¿Es que ya no le hace gracia casi nada o es, sencillamente, que los escritores no están de humor? ¿Ha cambiado quizá este, la forma de hacerse, de entenderse? ¿Cuántas novelas o ensayos nos arrancan hoy la sonrisa y aun la carcajada, como el Quijote? Comprende uno que las cosas están para poca broma, pero precisamente por ello necesitaríamos de nuevo ese humor, como lo fue el de La Cordorniz en los años tétricos de la dictadura, “más audaz para el lector más inteligente”, que sólo algunos pocos siguen cultivando. Es probable que las palabras de Muñoz Seca antes de ser asesinado en 1936 no fuesen del todo ciertas. “Podéis quitármelo todo, incluso la vida, pero no el miedo”, dicen que dijo. Sí, las cosas se han puesto serias en el mundo, y acaso por ello se necesita hoy más que nunca del humor, lo único acreditado para quitar el miedo, sobre todo cuando se practica con la poética seriedad de Chaplin o de Buster Keaton. 
   [Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 6 de noviembre de 2011]



 Pedro Muñoz Seca. Fotodin. Secuencia inédita, años treinta.

5 commentaires:

  1. humor,sí, que ha de venir de humilde humo, ese botafumeiro volador que le da algo de gracia al salmón del río de la vida, que como se sabe, es una tom-tom-tómbola, de luz y de colooor.

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  2. Manuel Cañedo Gago7 novembre 2011 à 15:24

    Podría decirse que hubo una larga etapa de la literatura española (principalmente en el Siglo de Oro), que vino marcada por el humor, con célebres cultivadores del retruécano y de ingeniosos juegos de palabras capaces de crear golpes de efecto muy sorprendentes en el lector; y que los acontecimientos históricos acaecidos en España influyeron notablemente en nuestros autores, contagiándose éstos de pesimismo, hasta la llegada de los sainetes, y, posteriormente, de las astracanadas del malogrado Muñoz Seca.

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  3. Y tanto que en Galicia hay también tontos tristes y solemnes; como en cualquier lado, o más. Algunos incluso son intelectuales.
    y gracias por acordarse de esos escritores gallegos que supieron escuchar el humor peculiar de su tierra para hacerlo patrimonio de todos.

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  4. Últimamente se han vuelto las tornas con respecto a los tiempos pre-Chumy: en los ámbitos del cine o la televisión más teñidos políticamente, he encontrado repetidamente la afirmación de que en la derecha no hay humoristas (creo que con más ánimo de afirmar una categoría universal que de constatar un dato de actualidad)

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  5. Geniales las fotos y esa última frase (real o no) ante el pelotón de fusilamiento: "Podéis quitármelo todo, menos el miedo". Genio y figura... Eso es actitud humorística.


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