Para Sergio Campos
IMAGINABA de joven en la palabra tilo todo el romanticismo alemán, y a la sombra del romanticismo, como a la sombra de un tilo, se imaginaba él. Se veía sentado sobre la hierba, con la espalda apoyada en el tronco, abrazado a sus rodillas, con su cabeza apoyada en ellas, entregado a la hora del crepúsculo a ensoñaciones y pensamientos que daban también a su vez una sombra azul, hecha de lejanías.
Pero nunca imaginó, hasta que no llegó a esta ciudad, que la palabra romanticismo y su sombra de idealismo, la más negra de las sombras, acabaría durante la última guerra con todos los tilos que hubo en ella. En la ciudad quedaron para siempre heridas milenarias de todos los crímenes que se cometieron allí, pero los tilos crecieron de nuevo y han vuelto a ser los viejos tilos de portentosas copas. Cada año el otoño pone en ellas el bálsamo dorado, y de las hojas muertas se eleva una canción. Habla esa canción de un joven que va buscando un tilo para descansar de una larga jornada. Su vida es en efecto heroica, pues sabe que ningún hombre es libre si no es al mismo tiempo un hombre errante.
Schloss Charlottenburg, 3 de noviembre de 2011 |
Hace más de 20 años, cuando tenía 17, planté un tilo plateado (tilia tomentosa)como árbol de sombra de mi casa, y cada otoño por estas fechas se engalana durante dos o tres semanas con hojas de oro para nuestro particular deleite. El tilo es sin duda uno de los árboles más hermosos.
RépondreSupprimerCuando muere la tarde, los centenarios tilos cobijan aves de las más variadas especies entre la frescura de sus frondosas copas. Es llegada la hora de la gratitud y del respeto hacia estos árboles que con su generosa sombra regalan descanso al caminante.
RépondreSupprimerHace tiempo que dejé de errar. Ya me liberan, únicamente, los recuerdos del sedentario. Saludos
RépondreSupprimerAnda, ahora me explico lo del altarcito en la biblioteca.
RépondreSupprimerQué dos semanas de otoño llevamos, está Berlín precioso.
Unter den linden! Un viaje a Berlin, con lo que eso significa!
RépondreSupprimerUna entrada evocadora, que casi se escucha.
curiosa la doble acepción de errar: trashumancia y desacierto. Errado, no, herrado, claro. Errante, como si hierro se llevara en el penoso andar. Entonces, lo de Beethoven: amo más a un árbol que a un hombre.
RépondreSupprimerLos que hemos caminado bajo los tilos otoñales de Berlín, conocemos esa sensación que tu describes. Bellísima tu reflexión.
RépondreSupprimerAcabo de escuchar "Der Lindenbaum", una canción de Schubert de su "Viaje de invierno", sobre un caminante a quien el tilo le invita a quedarse entre sus ramas, pero el hombre prosigue su camino. Con tu texto y esta canción empiezo bien el día. Saludos,
RépondreSupprimerQue cierto lo que cuentas, y que hermosa estampa de Berlín en otoño.
RépondreSupprimerLes envidio.
Estoy muy agradecido a los escritores que cuentan de su camino con la palabra limpia y calmada del paso errante. He recordado unas palabras de Pla, escritas en el volumen que dedica a Portugal, y en las que habla de su paso por Soria: "Mi vida no ha sido nada más que esto: marchar, marchar siempre..."
RépondreSupprimer***
La exposición de libros tenía que ver con esto.
El "altarcito" tenía que ver con esto.
Hace un año ya que me perdía por las calles de un Berlín otoñal que jamás se borrará de mi memoria. Después de un año todavía guardo el recuerdo de un 5 de noviembre en Berlín, y sonrío…con nostalgia, con añoranza. Fue entonces cuando Berlín me abrazó y lloró conmigo, fue entonces cuando se quedó inmóvil, mirándome subir entre las nubes. Una entrada preciosa…
RépondreSupprimerSeguramente sean lo más hermoso de Berlín, sus tilos.
RépondreSupprimerY la emoción que produce esa canción en los trágicos párrafos finales de La Montaña Mágica. El joven Castorp sale de la trinchera tarareándola, quizá buscando efectivamente una paz que hallará solo en la muerte. Y el lector de hoy, que sabe lo que pasó apenas quince años después, no puede evitar vislumbrar en esa escena el presagio de una Europa abocada de nuevo a la destrucción y al horror.
RépondreSupprimerUn saludo y gracias por el blog.