DEJEMOS a un lado la fantasía de vender algo al Estado, probablemente por mucho más de su valor, cobrarlo en dinero público y pretender que el público, los ciudadanos, no puedan hacer uso de eso que se les ha vendido, tal y como ha sucedido con los archivos de la agente literaria Carmen Balcells. Sería una forma de seguir en la farsa y licencia de la España castiza de la que se hablaba aquí el otro día.
Lo chocante no es tampoco que a través de tales archivos, durante los cinco minutos que permanecieron abiertos, nos enteráramos de que Camilo José Cela pidiese doscientos cincuenta millones de pesetas por escribir una novela sobre Marbella a alguien tan incalificable como Gil y Gil, alcalde de aquel pueblo, porque al fin y al cabo, tal para cual. Sino que a Carmen Balcells, presentada tantas veces como la dama de la literatura en español, no le avergüence que se conozca su tercería, como tampoco le abrumaba la suya a la madame de aquella novela de su amigo García Márquez, Memoria de mis putas tristes, tristes no porque estas fuesen menores de edad, sino porque el protagonista era impotente.
Pésimas fotos sacadas de internet. A la izquierda Gil y Gil y a la derecha un monumento a C.J.C, a falta de la foto suya con la palangana famosa, que existe. |
También Leonor, la mujer de Antonio Machado, era menor de edad. 15 y 34 años, respectivamente.
RépondreSupprimerLo de la 'menoría' de edad en las mujeres no deja de ser una convención, un límite legal para movernos en sociedad. Pero lo cierto es que hay chicas de 15 ó 16 años que son mujeres desde hace mucho.
saludos
250 millones de pesetas por escribir un libro sobre ese pueblo, pagados con dinero público. Lo sorprendente es que la cosa no fructificara, sabiendo cómo se han gestionado los dineros públicos en este país en general, y en ese pueblo en particular. Todo ello refrendado por nosotros, alegres ciudadanos, elección tras elección (¿verdad, señor Fabra?). Y de eso no tienen la culpa "los mercados".
RépondreSupprimerMe recuerda a aquello que ya nos decía Bécquer irónicamente en su Rima XXVI: "pienso, cual tú, que una oda es sólo buena/ de un billete del Banco al dorso escrita./ No faltará algún necio que al oírlo/se haga cruces y diga:/“Mujer, al fin del siglo diecinueve,/material y prosaica...”
RépondreSupprimerLo que no sé es qué diablos tiene que ver el archivo de esta señora con la literatura. Son papeles importantes de gente importante como aquel libro de Pemán que creo que era Mis almuerzos con gente importante.
RépondreSupprimerPara quien pueda, sepa o quiera leer, un escritor se conoce, para empezar, por lo que escribe. Y a esto, los primeros que no le prestan atención son los entendidos, estudiosos, críticos y catedráticos de literatura y a partir de ahí todo lo demás.
El caso de Cela: que este autor haya ido colocando con letras de molde sus engendros en la historia de la literatura española es lo de verdad penoso. Por lo que voy viendo le quedan tres telediarios para caerse del pedestal,al pobre, pero el daño hecho ya ha sido muy grande.
Por lo que se desprende del comentario del señor Laporte la ley solo se ocupa de la "menoría" de de las niñas, pero no de los niños. Me parece raro...
RépondreSupprimerSi no fuese así habría que entender que el señor Laporte considera que la ley acierta al marcar la "menoría" de los niños (varones) pero no en el caso de las niñas. nieves
Los pormenores de una labor literaria pueden estar impregnados de miserias. Mejor guardarlos bajo llave. Saludos.
RépondreSupprimerCorolario: Gil y Tal tenía la fama, merecida, por supuesto, pero políticos de la Junta, Cela, Balcells, García Márquez cardaban la lana, más el bucle estético que a todos une: el liqui-liqui de esos frikis
RépondreSupprimerCela era muy dado a esos encargos "por dinero" la historia de su novela "La cátira" está muy bien documentada y recibió del gobierno venezonalo la increible suma, para aquellos años, de tres millones de dólares. Supongo que lo de Marbella sería era una comanda por el estilo.
RépondreSupprimerEn fin, el género favorito de Cela era la escatología y por lo que vemos no solo la literaria, también la moral.
RépondreSupprimerSí, fue una pena que esos papeles no durasen unos minutos más al sol. Yo estaba esperando a ver si se le veía algún roto a uno de estos amigos lumbreras que aún siguen en activo.
RépondreSupprimerPorque para mí Cela ya es como Malón de Chaide, que ¿quién era, por cierto?
¿Cela, quién es Cela? Es verdad que algún momento del siglo XX le otorgaron el premio Nobel, pero ¿habrá alguien que lo lea, a estas alturas? Bueno, no sé si La colmena sigue siendo lectura obligatoria para escolares. Tan ajado como Cela como la mayor parte de su obra: prescindible. Tengo a la vista Del Miño al BIdasoa, quizá esta tarde le dé una oportunidad [envenenada].
RépondreSupprimerCon el debido respeto al comentario anónimo de las 9:52, calificar de engendros las obras de Cela, ¿no es un tanto excesivo, además de generalizador? A juicio de uno, La familia de Pascual Duarte, La Colmena y sus libros de viaje son de una incuestionable calidad literaria.
RépondreSupprimer" una barriga agradecida " " Moby Dick , la barriga " " la barriga del capitán Tal " . Supongo que la obra seria un canto a la gula. No sé si Carmen Balcells era una señora con peso pero si parece que el elenco estaba falto de ejercicio. Saludos , Manuel Eugenio
RépondreSupprimerDisculpas al señor Cañedo, pero la "incuestionable calidad literaria" de Cela hace tiempo que ha venido siendo cuestionada por gente más importante que yo. Como no tengo espacio para argumentar mis consideraciones le remito por ejemplo a un artículo publicado por José Mª Ridao el 22 de Junio de 2003 en El País y con el que sustancialmente coincido.
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