TANTO como las propias imágenes, es fundamental cómo se nos presentan estas. Lo sabían bien los surrealistas y la lección la aprendió magistralmente en sus libros el fotógrafo Cartier-Bresson. La misma instantánea colocada al lado de esta o aquella otra, la modifica y se modifica así misma, creando una realidad nueva.
Proceden estas dos de un encuentro reciente con los restos del archivo de la Embajada de los EEUU en Madrid, 1971, según se hace constar en el sello del dorso: Usis Photo Lab. Aparecieron en la misma carpeta. El azar había hecho su trabajo. La primera corresponde al "Obelisco roto", obra del artista minimalista Barnett Newman, para la capilla de Houston, (Tejas), que contiene 14 grandes pinturas de Mark Rothko y que fue diseñada para todos los cultos. La de al lado no es nada, una escena cotidiana, el segundo que dura un desequilibro fijado para la eternidad.
Muy ingenioso . El surrealismo está más vivo que nunca y con las crisis todo el arte mejora de forma natural y se retoma la excelencia pasada .
RépondreSupprimerAlgo parecido a las dos fotos juntas es el trabajo hecho por el surrealista pop John Brophy que partiendo de la imaginería religiosa flamenca del siglo XV ha creado iconos del siglo XXI ( como la Madonna con tábano ) .
No es nada y lo es todo. La historia está plagada de tropezones que no han sido documentados. Saludos
RépondreSupprimerpor contiguidad entonces poner a Robert Redford, sus Memorias de África, lavándole el pelo a la Reina Sofía, como si la Nada pudiera desagraviar en algo a toda un Reina de España, demostrar así que no es ella tampoco un robot.
RépondreSupprimersaludos
-Osea que eternidad era esto y yo, cazando elefantes.
RépondreSupprimer-No se preocupe majestá que usté también resbaló, por la trompa (PeñaInfiel)
Cuanto mejor que el cine la fotografía que capta el instante y los gestos fugitivos pero que en ella se hacen permanentes y, por decirlo con Azorín, eviternos.
RépondreSupprimerAtentos saludos
Y qué lindo traserito el de la resbalatriz...
RépondreSupprimer