SE ha publicado Segunda oscuridad. Si es verdad que la madurez de un escritor nace de la naturalidad con la que habla de sí mismo, aún le debe faltar a uno mucho para llegar a ella. ¿Qué más puedo decir de este libro? Mi gratitud a los editores, a Ramón Gaya, que dibujó y nos regaló en 2002 esta y otras viñetas aún inéditas para cuando las necesitáramos, a los amigos que se ya han tomado la molestia de leerlo y aun de compararlo, y a ti, a quien este libro de poemas, como todos los anteriores, está dedicado.
Con ocasión del aniversario de este almanaque se trajo aquí el que abre el libro; con la noticia de su publicación, va el último, que lo cierra.
NIÑOS EN LA CALLEJA
Los oímos llegar por la calleja,
pequeños, tres o cuatro,
igual que los corderos rezagados
cuando entra la noche, entre dos luces.
La charla que traían, las esquilas,
eran del mismo cobre. Simulaban
acaso ser adultos por lo serios
que venían tratando sus ingenuos negocios.
Se creían a salvo estando solos,
se creían mejores caminando,
se creían felices en lo desconocido.
Al llegar al laurel que angosta y ensombrece
con sus verdes más negros los portillos
se percibió su duda. El más audaz,
de no más de diez años, sacó pecho
y fingiendo valor mandó seguir.
Podíamos oír su aliento incluso
desde el viejo jardín, y sin ser vistos
contuvimos nuestra respiración
como hubiéramos hecho ante lo esquivo
de un silvestre animal o tal revelación
oída por azar tras de una puerta.
Reemprendieron la marcha, y el más chico,
el recental, fingiendo indiferencia
como su capitán fingió valor, le dijo:
«¿Verdad que este camino no da miedo?».
Oímos que su charla se alejaba
todavía más íntima. El silencio volvió
a este oscuro rincón de Extremadura
y leyendo seguimos cada cual nuestro libro
o fingiendo nosotros que leíamos,
exhaustas ya las luces del crepúsculo.
A la primera estrella fugaz que vea esta noche
le pediré eso mismo: alguien que al lado,
cuando llegue el momento de partir,
me asegure fingiendo que el camino
no puede darme miedo, y yo lo crea.
Este libro, que tanto he disfrutado, será noticia muchos años.
RépondreSupprimerFelicidades.
Bellísima y delicada cubierta. Si el contenido revela tan buen gusto como el continente, sin duda será un gran libro.
RépondreSupprimerSólo por esos últimos 5 versos hablando de la muerte, creo que debe merecer la pena el libro entero....
RépondreSupprimer¿Verdad que esta poesía no da pereza? ¿Verdad que da belleza? Enhorabuena
RépondreSupprimersaludos
Muy bueno y muy bien rematado
RépondreSupprimerSaludos
Me ha gustado mucho ( el del jilguero también ), voy a comprarlo
RépondreSupprimerchao
Había tenido conocimiento del libro por la reseña de JLGM en su blog y me decía :habrá que sacar tiempo también para la lectura de su poesía ; después de la lectura del poema con más motivo.
RépondreSupprimerJavier
Excelente poema, otro libro a la lista de lecturas futuras.
RépondreSupprimersaludos
txema
"contuvimos nuestra respiración" no lleva acento en la sexta. Sería una gran innovación viniendo de ti que apostaras de cuando en cuando por el imparisílabo polirrítmico o alguna otra variante. ¿Por qué sólo te permites ese endecasílabo galaico como intrepidez formal con el talento que tienes? ¡No; no contestes! ¡Tú di que sí! Hay que llevar al lector niño-burgués a dormir a los jardines, junto a la esperanza -tan corta- de las flores, a que ponga cara de pasmo mirando a las golondrinas. Sí, es mejor seguir haciendo, viejo amigo, que se crea adulto contigo -tan firme, tan serio, tan rígido- hablando de los inocentes.
RépondreSupprimer¿Se verán estrellas fugaces esta noche?
Enhorabuena por este libro que, sin duda, leeré. Saludos,
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