ESTUVO sobre la pared doce horas, inmóvil, desplegada, la mariposa de jade. ¿De dónde vino? ¿Adónde se fue luego? Nadie le pregunte a una mariposa, de caminar errático. En ella no cuenta ni el futuro ni el pasado, sólo el presente. Igual que la alegría. Esto nos trajo ayer el día, ese su afán: poder mirarla.
Las Viñas, junio de 2012 |
Uno de los recuerdos más gratos de mi infancia es cuando tuve gusanos de seda. Las mariposas (por cierto bastante feas), tras salir del capullo vivían apenas dos o tres días. Se limitaban a poner huevos y a continuación morían. En mi ignorancia les ponía hojas de morera (como cuando eran gusanos) pero ni las probaban. O sea, que no comen nada. Estoy hablando, claro, de las mariposas de los gusanos de seda, no sé si con los demás lepidópteros pasará lo mismo.
RépondreSupprimerEMILIA ALARCÓN
es verdad, tienen las mariposas mucho de gheisas con ornamentadas alas, de concubinas orientales en volando... ¿o es al revés?
RépondreSupprimersaludos
Precioso mini relato
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RépondreSupprimerOrugas y tortugas. Estrellas y matrículas. Maracas y cunas... A Dios se le fue de las manos la Creación.
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