SE remoza el Magazine de La Vanguardia y, como cada año, cambia el título de la sección que fue en 2013 Entre nosotrxs y será en 2014 Del clan de los mendigos. El de hoy, primero de la serie, se acompaña de uno de los hermosos Caprichos de Alenza que la casualidad quiso poner a nuestro alcance hace unos días.
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Del domingo pasado a este ni el mundo es mejor ni yo soy distinto. Y mi capa de ahora, aunque parezca nueva, es vieja: “Del clan de los mendigos”. ¿Recuerdan? La semana pasada, después de estar mendigando por las esquinas del mundo, me las vi y me las deseé para juntar la calderilla de un artículo, y esta... Esta no, pero se arriesga uno a que no quieran cambiarle en ninguna parte un billete tan grande. Porque grande es el poema de John Keats que viene a llamar a esta puerta. ¿Y cómo es que le hemos dejado pasar? ¿No decía Platón que había que expulsar de la República a los poetas? Desde luego, y cuánta razón llevaba: la Historia, en manos de los poetas, es un peligro: se inventan el pasado y lo pueblan de mitos, mientras ponen a un fauno a soplar el caramillo. Así lo requieren sus artes suasorias: liras, caramillos, chirumbelas. El fauno, no obstante, musica de tal forma, que la tribu acaba creyendo cuanto le cuentan de su pasado y de su identidad, hecha de pastaflora, frente a la identidad cerril de sus vecinos, charanga y pandereta. La Historia es, sí, el opio de los pueblos modernos. Pero, ¿y Keats? ¿Qué tiene que ver Keats con esto?
Pobre Keats, murió a la edad de 25 años en Roma, tuberculoso y solo. Viajó al Sur desde Londres buscando un cielo azul. Parece que pensara en lo que le dijo Diego de Saldaña, un indiano pobre, a su mujer Águeda Martínez, una pobre mujer. Sucedió en 1590. 1714 menos 1590, 124, más 300, hace 424 años. Le animaba Diego a dejar su aldea, Villanueva de Alcardete, y reunirse con él en Cartagena de Indias, pero a Águeda le entristecía dejar su terruño: “Ni se os ponga delante [ni os lo impida] vuestra patria, pues lo que se debe tener por tal es donde se halla el remedio”. Y buscando el remedio, dejó Keats la “dulce Inglaterra”. Porque si los poetas de Platón, los malos poetas, se inventan patrias, los buenos, como Keats, no tienen patria, pues tal como la toman la dejan. La patria es de prestado, como la vida. Lo decía Unamuno: “El mundo entero es un Bilbao más grande”, oh Villanueva del Alcardete.
¿Y nosotros? ¿Qué y quiénes somos nosotros? No lo sé, pero deberíamos parecernos al Poeta, tal y como lo describe Keats: “Aquel hombre que, en presencia de otro, se sentirá su igual, sea éste el rey o el más pobre del clan de los mendigos, o cualquier otra cosa sorprendente que entre un mono y Platón el hombre pueda ser”. ¿Podrá alguien cambiarnos este billete? Con mucho menos tendríamos para vivir hoy. ¿Y mañana?... No sabemos cómo, pero el mañana suele acabar siempre en manos de los malos poetas.
[Publicado en el Magazine de La Vanguardia el 5 de enero de 2014]
Alenza, aguafuerte de la serie Caprichos |
¡ÁTICA imagen! ¡Bella actitud, marmórea estirpe
RépondreSupprimerde hombres y de doncellas cincelada,
con ramas de floresta y pisoteadas hierbas!
¡Tú, silenciosa forma, tu enigma nuestro pensar excede /
como la Eternidad! ¡Oh fría pastoral!
Cuando a nuestra generación destruya el tiempo
tú permanecerás, entre penas distintas
de las nuestras, amiga de los hombres, diciendo:
“La belleza es verdad y la verdad belleza”... Nada más /
se sabe en esta tierra, y no más hace falta.
J. KEATS, "Oda a una urna griega, V estr.", (Traducción de J. Cortázar).
"Pobre Keats, murió a la edad de 26 años en Roma..." Ni siquiera: tenía 25 años y casi 4 meses (31 octobre 1795-24 février 1821).
RépondreSupprimerY, a los 23, en dos versos lo dijo todo:
"Beauty is truth, truht beauty, – that is all
Ye know on earth, and all ye need to know."
(La belleza es la verdad, la verdad es la belleza, – eso es todo
lo que sabemos sobre la tierra, y todo lo que necesitamos saber).
(Keats. Ode on a grecian urn. Mayo de 1819).
Corrijo. Gracias.
Supprimer" (...) ¡Perderme lejos, lejos! Pues volaré contigo,
RépondreSupprimerno en el carro de Baco y con sus leopardos,
sino en las invisibles alas de la Poesía,
aunque la mente obtusa vacile y se detenga.
¡Contigo ya! Tierna es la noche
y tal vez en su trono esté la Luna Reina
y, en torno, aquel enjambre de estrellas, de sus Hadas;
pero aquí no hay más luces
que las que exhala el cielo con sus brisas, por ramas
sombrías y senderos serpenteantes, musgosos."
( Keats, Oda a un ruiseñor ).
―¡La noche es joven!
Supprimer―Tender is the night, responde el ruiseñor.
"Los malos poetas, se inventan patrias, los buenos, como Keats, no tienen patria". Excelente conclusión. No tienen patrias ni matrias, como diría JRJ. Ojalá los políticos leyeran más buenos poetas o al menos dejaran de ponerles límites y fronteras. No me resisto a copiar uno de sus poemas:
RépondreSupprimerPATRIA
¿De dónde es una hoja
trasparente de sol?
—¿De dónde es una frente
que piensa, un corazón que ansía?—
¿De dónde es un raudal
que canta?
La poesía y la patria tienen escasa compatibilidad, aunque se escriban muchas loas a la patria, eso casi siempre es mala poesía. La poesía tiende siempre a traspasar los límites que se establecen y por supuesto no entiende de fronteras.
RépondreSupprimerRecomiendo sobre Keats la película ‘Bright Star’ de Jane Campion, en torno a la relación que tuvo el poeta con Fanny Brawne, con la que se casó antes de viajar a Roma para curarse su tuberculosis.
RépondreSupprimerExcelente film, en efecto.
Supprimerhttp://www.youtube.com/watch?v=JZ7r1cCmPWo
Poemas grandes también los hay sobre la Patria. La temática no hace al poema. Sin consultar me vienen poemas de Góngora, Quevedo, los de Blas de Otero, y Alberti en su exilio ("Hoy las nubes me trajeron,/volando, el mapa de España./¡Qué pequeño sobre el río,/y qué grande sobre el pasto/la sombra que proyectaba! ).
RépondreSupprimerEs un gran artículo el de nuestro admirado Trapiello. Comparto el fondo, las patrias suelen ser nido de buitres y tumba de borregos, pero de ahí a menospreciar un poema por lo que trata...No creo que AT quisiera decir esto. El Criticón Lector.
Disculpe soy Alcardeteño, es decir natural de Villanueva de Alcardete. Me podría decir que tiene que ver todo esto con mi pueblo?
RépondreSupprimerHola, Yo también soy alcardeteña (bueno, nieta de). Me ha encantado su artículo, aunque no he tenido oportunidad de leerlo hasta hoy, y me alegra saber de antepasados viajeros y soñadores cuya patria es su corazón,
RépondreSupprimerMi pregunta es, ¿dónde ha encontrado usted un dato tan antiguo y curioso sobre el pueblo de mis abuelos? Muchas gracias. Un saludo