De la primera, decir que la hoja seca estaba allí y que sólo la vio uno en casa, cuando miró con atención. Por tanto, la cámara, el pincel, las palabras ven más que uno, como no había ni que demostrar. De la segunda, reparar en que están los dos zapatos. Lo normal es que cuando se dejan en la calle unos zapatos, o estos abandonan nuestros pies por la razón que sea, lo normal, decía, es que cada uno tire por su lado, y sólo encontremos uno de los dos, como vemos tras las bullas de la Semana Santa sevillana o en esas fotos de accidentes de coche y atentados terroristas.
(Rastro, 9 de octubre 2011) |
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