Andrés es usted incorregible. Hace un rato le mandaba este correo a una amiga:
Ayer te mencionaba la película-reportaje "El sol del membrillo". En ella el pintor Antonio López se pelea con la luz del sol para trasladar la fruta al lienzo sin lograrlo, pues es imposible -aunque él parece no saberlo- plasmar con técnica hiperrealista algo que esté vivo y sea perecedero.
Hoy el escritor Andrés Trapiello se permite una maldad en su blog a propósito de Antonio López, mostrando tres fotos aparentemente inocentes sin dar ninguna explicación. Estos días tenemos en el museo Thyssen de Madrid una exposición de pintura y escultura, ¿adivinas de quién? de Antonio López. En ella, entre otras cosas podemos encontrar cuatrocientas cabezas como cuatrocientos melones. Cuando se estrenó el documental de Victor Erice, Trapiello se enervaba con razón al ver un pintor cuadriculando la realidad con flema obstinada, llenando los membrillos de cagadas de pintura para tomar su referencia y copiarlos. Pintar no es ordenar, ni tapar, ni cubrir. Es quitar y desnudar hasta que aparezca el alma (Ramón Gaya). "La verdad no se fotocopia melón" parecía estar gritando el escritor. A mí "El sol del membrillo" me encanta porque deja al descubierto sin saberlo, al pintor y al hiperrealismo. Como también me encantan estas cabezas dormidas de melones. Tan dignas, tan serias, tan importantes.
Gracias por hacerme partícipe de su ironía. Un abrazo.
Los del rastro, qué poco ordenados son
RépondreSupprimerSí, pero desordenados y todo son mejores que las cabecitas de Antonio López, que es un don nadie al que todos le ríen la gracia. Vamos anda.
RépondreSupprimerAndrés es usted incorregible.
RépondreSupprimerHace un rato le mandaba este correo a una amiga:
Ayer te mencionaba la película-reportaje "El sol del membrillo". En ella el pintor Antonio López se pelea con la luz del sol para trasladar la fruta al lienzo sin lograrlo, pues es imposible -aunque él parece no saberlo- plasmar con técnica hiperrealista algo que esté vivo y sea perecedero.
Hoy el escritor Andrés Trapiello se permite una maldad en su blog a propósito de Antonio López, mostrando tres fotos aparentemente inocentes sin dar ninguna explicación.
Estos días tenemos en el museo Thyssen de Madrid una exposición de pintura y escultura, ¿adivinas de quién? de Antonio López. En ella, entre otras cosas podemos encontrar cuatrocientas cabezas como cuatrocientos melones.
Cuando se estrenó el documental de Victor Erice, Trapiello se enervaba con razón al ver un pintor cuadriculando la realidad con flema obstinada, llenando los membrillos de cagadas de pintura para tomar su referencia y copiarlos.
Pintar no es ordenar, ni tapar, ni cubrir. Es quitar y desnudar hasta que aparezca el alma (Ramón Gaya). "La verdad no se fotocopia melón" parecía estar gritando el escritor.
A mí "El sol del membrillo" me encanta porque deja al descubierto sin saberlo, al pintor y al hiperrealismo.
Como también me encantan estas cabezas dormidas de melones. Tan dignas, tan serias, tan importantes.
Gracias por hacerme partícipe de su ironía.
Un abrazo.
¡Qué mala uva!(o melón).El tiempo dará la razón a los seguidores de A.López que somos muchos.
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