Si no lo he comprendido mal, esta es la historia: El Sur ha sido pródigo, ha llevado una vida de disipación y desenfreno y se ha dejado tentar de todas las maneras. Se ha endeudado y se ha dado a vivir por encima de sus posibilidades. Sólo cuando su bolsa no fue más que un cuero lacio, comprendió que o volvía a la casa del padre o moriría de hambre. El padre, naturalmente, es Alemania, que tiene colmados sus graneros y sus ganados se multiplican.
En la parábola clásica, el padre, contento de la vuelta del hijo pródigo, mata unos cuantos corderos para banquetearle, con la indignación del hijo mayor, al que ese dispendio le parece un escarnio, entre otras razones porque tales corderos los crió él con trabajo y esfuerzo mientras su hermano se dedicaba a hacer zapatetas como don Quijote en Sierra Morena. En la parábola clásica las cosas sucedían de este modo. Pero las parábolas, como las óperas, están para que se las remoce de vez en cuando. De modo que el padre, en cuanto vio venir al golfo Sur, le echó el guante, se lo llevó a la majada y le ordenó que la dejara como los chorros del oro. Después debería llevar el estiércol a los campos y a la vuelta, y sólo cuando se pusiera el sol, podría recogerse en la gañanía, pues, a partir de ese momento viviría, hasta nueva orden, con los jornaleros y no en la Casa Grande. Ni que decir que el hijo mayor (el Parlamento alemán) aplaudió con entusiasmo la extrema severidad del padre, y aprovechando que éste no le veía, propinó a su hermano unas cuantas collejas arteras y le pidió, de paso, la dirección de los burdeles por donde había estado.
Es comprensible el enfado que hay en la Casa Grande, pero conviene preguntar al hijo pródigo. Y esto es lo que dice: “No sé lo que hayan hecho otros. Tengo cuarenta y dos años, estoy casado, y tenemos dos hijos. Tenía un buen empleo, honrado y remunerado lo justo para intentar comprar, hace cinco, una vivienda que seguiría pagándola hasta quince años después de mi jubilación. Mi mujer también trabaja, a tiempo parcial, cuando le sale algo, de limpiadora. Llegábamos a fin de mes con lo puesto, nada de restaurantes ni viajes llamativos, la ropa en las rebajas, y las vacaciones en el pueblo con los abuelos. ¿Es a esto a lo que llamamos vivir por encima de nuestras posibilidades? Le voy a decir quién vive por encima de sus posibilidades: todos aquellos que gastan lo que no necesitan: desde el Ministerio de Defensa al que compra y tira una manzaza porque ha dejado de apetecerle, pasando, claro, por todos los especuladores y millonarios. Salen a diario en revistas y periódicos. La vida es corta. ¿Hemos hecho mal en querer vivirla de una manera digna? Cierto que “para el hombre lo mejor es vivir tranquilo con poco, pues de lo poco, bien se sabe, nunca falta”. Son palabras de Lucrecio, tomadas a su vez de Epicuro. Pero es que nosotros ya vivíamos con poco. Se me olvidó decirle: mi empresa cerró, y estoy sin trabajo. La casa quiere quedársela el banco a la mitad del precio en que la tasó, y aún así debería seguir pagándosela, porque mi banco tiene sus compromisos con bancos alemanes. ¿Indignado? ¿Usted qué cree? De momento leo unos días a Epicuro y otros a Job. Eso nos va valiendo”.
[Se publicó en el Magazine de La Vanguardia el 4 de septiembre de 2011]
Necesario entonces el diálogo Norte-Sur, oh tiempos.
RépondreSupprimerQuizás por eso Hessel, gurú de la indignación, declárase ahora "admirador" de Zapatero, esa paloma de la paz y de Alberti
Se ha denominado en un intento de exculpación general "problema estructural" y no psicológico a la alegre bonanza de los años de la burbuja inmobiliaria, y era tal antes de estallar, como hacen todas las burbujas; por eso la sensación de culpabilidad debería moderarse con la de responsabilidad de los dirigentes de entonces y ahora, por poner tantas sales al baño que de maría pasa a caldero caníbal; debió reestructurarse la economía del país hacia una producción distinta al pelotazo inmobiliario, fiscalizar las entidades financieras y desenmascarar como en ciertas administraciones el falseamiento de su bancarrota, poniendo coto ... porque fue pródiga la casa no el hijo.
RépondreSupprimer¿se presentará Merkel en nuestras elecciones?
RépondreSupprimerEstaría bonito un jefe de gobierno alemán y un monarca español.
Con sede en Mallorca.
Ya tenemos en España un cementerio alemán,por si hiciera falta...
RépondreSupprimer¿No te parece que has simplificado un poco y que has pasado de puntillas por el pantanoso terreno de las responsabilidades? ¿De verdad crees que el que pide un crédito que acabará de pagar cuando resucite carece de responsabilidad al cerrar su parte del trato; sobre todo sabiendo con quien se juega los cuartos, nada menos que esa alimaña marcada con todos los signos de la depravación: la banca?
RépondreSupprimerY nuestros gobiernos. ¿Pueden quedar al pairo, bajo esa bonita generalización que has dado en llamar Sur?
Yo creo que para ser parábola queda un poquito forzada, o como bien dices remozada. Quizá en el terreno de la fábula hubieras encontrado material más adecuado para escenificar el despropósito que aquí ha habido.
Y, por cierto, cuando el hijo pródigo regresa, después de la fiesta de rigor, y si no quieres que arruine la casa,tendras que sentarte con él y decirle: "deja ya de hacer gilipolleces"; y si, como es el caso, el hijo es un adicto de sus buenas causas, un drogata de sus megalomanías, no te quedará más remedio que decirle: "ni un céntimo más para tus chorradas".
No sé cuántos días estarías dispuesto tu a estar matando corderos. De mi sé decirte que dejaría algun cordero para la recría, mal que les pesase a mis hijos.
Para nuestra desgracia, el hijo pródigo va dejando pufos por donde pasa, y ese componente iluso que todos tenemos nos hace pensar que las deudas las pagará otro. Hasta que nos percatamos de que los rondes los estaban poniendo en nuestra cuenta.
¿Indignados? Desde luego.
Sobre todo cuando vemos que les hemos estado riendo las gracias, y animándoles en sus farras, a unos tipos que se han gastado en fiestas lo que necesitábamos para comer.
Entonces es cuando nuestra indignación habría servido para algo. Ahora tendremos que encargarnos del ganado. Tampoco pasa nada. La pobreza da esplendor,o ayuda a destruir menos, como tú bien sabes.
Cayó el Muro de Berlín y todos aceptaron que con él cayó el modelo del llamado "comunismo real" y determinaron que había que redifinir los modelos políticos. Cayó Lehman Brothers Holdings Inc y todos dijeron que el modelo del llamado "capistalismo liberal" había caído con él (y con todos los bancos y agencias financieras que le acompañaron en la caída) y que había que redefinir las relaciones del capital. El primer aserto devino en verdadero, el segundo en la gran mentira construida por los políticos, los del gobierno y los de la oposición, de todos y cada uno de los viejos países. Los politicos, gobierno y oposición, salvaron a quienes habían urdido la gran farsa y ahora permiten que estrangulen a los ciudadanos de sus países con el mismo modelo de capitalismo liberal acrecentado. Yo me hubiese conformado con que se hubiesen adoptado las sencillas medidas propuestas por Nouriel Roubini en su libro "Cómo salimos de esta", pues ni una. Al contrario, a los políticos del PP reconvertidos en banqueros parvenus se les ha permitido que en estos días se asignen unos sueldos inaceptables ética y económicamente. ¡Nadie les señala con el dedo, como se hace con los sinvergüenzas! Y nadie denuncia e impide la operación de Sacyr, Del Rivero, sobre Repsol, ejemplo claro del modelo económico especulativo: compran parte de una empresa con deuda para después descapitalizarla apropiándose de los dividendos. No hay ni un céntimo de inversión productiva. ¡Y no pasa nada!
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