NUESTRO amigo había llegado ya al país de Us y estaba en casa de Job. Se encontraban allí Elifaz de Temán, Bildaj de Súaj y Sofar de Naamat. Nuestro amigo nos envío recado para que bajáramos. No quería que le dejáramos solo con aquellos tres mentirosos, y allá nos fuimos a reunirnos con él y con el hombre santo. Este nos recibió apesarado: “¿No está mi apoyo en una nada?” (Jb 6, 13). Pero nosotros, que conocíamos el final de su historia, le consolamos con las palabras de otra, con las que Sancho (libro por Libro, podríamos decir) trataba de animar a don Quijote, tras la aventura de Clavileño: “Ea, buen señor, buen ánimo; buen ánimo, que todo es nada” (II, 40).
Y si lo cierto es que la vuelta al mundo y al demonio (la carne, por suerte, no se ha separado aún de nosotros), si la vuelta, decía, al diablo mundo nos recuerda que tenemos nuestro apoyo en una nada, sabemos con Cervantes que no hay que apurarse. En palabras de M.B., reviviscencia de Sancho, "no sirve querer", y por lo mismo... buen ánimo para el regreso.
Hacía muchas semanas que no me pasaba por tu blog, volvemos del retiro estival con buen ánimo, aunque no son muy buenos tiempos para la lírica (ni para la pintura...)Buen ánimo también para tu regreso, Andrés. Saludos afectuosos.
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